La Joven Compañía relee a Stevenson
La Joven Compañía durante un ensayo de La Isla del Tesoro. Foto: Samuel García
Fuenteovejuna, Punk Rock, Hey Boy Hey Girl y Proyecto Homero han sido algunos de los hitos escénicos recientes de la Joven Compañía, que vuelve al escenario del Conde Duque a partir del 24 con La isla del tesoro, la libre adaptación teatral de Bryony Lavery (la creadora de Frozen) de la novela de Robert L. Stevenson. Además de su conocido espíritu aventurero, la obra busca mostrar también la fragilidad de la infancia, la pérdida de la inocencia y el encuentro radical con la realidad adulta a través de la mirada de Jim, una niña aquí gracias a la libre mirada de la escritora. "La idea de convertir a Jim Hawkins en una niña es de Bryony Lavery -explica a El Cultural José Luis Collado, autor de la versión española-. Y no es el único personaje femenino que se incorpora. Hay mujeres en los malvados piratas y en el bando de los buenos. Y no es gratuito. Tiene que ver con su apuesta por dar protagonismo a las mujeres en su obra. Lavery hace una revisión del texto sin pervertirlo. Humaniza a los protagonistsas y actualiza una historia escrita en el siglo XIX".José Luis Arellano, director del montaje, destaca la poética del texto y su sentido del humor en una peripecia cargada de valentía y transgresión: "He tratado de orquestar una aventura humana jugando con elementos teatrales que impliquen símbolos de una sociedad perdida pero que ahora resultan tremendamente actuales". Trece actores dan vida así a infinidad de personajes que componen una sociedad compleja capaz de imaginar en cada acto mundos y territorios cada vez más grandes y oscuros. "Tendrán que aprender juntos a proyectar luz sobre la oscuridad exterior", dice Arellano.
Simplificar el tópico del pirata y trasladar la historia a un imaginario personal han sido los desafíos del director en la puesta en escena para alejarse de los arquetipos infantiles: "De esta forma, hemos podido pulsar una narración que, sin perder el juego, reflexiona de una forma adulta sobre temas clásicos como la amistad, el amor, la familia, el hogar, la lealtad, la deslealtad y el asesinato. La autora aúna la tradición de la literatura juvenil inglesa con elementos de tragedia shakesperiana en sus personajes, como el hecho de jugar en toda la historia con la culpa a través de los muertos como catalizador de miedos y pasiones".
Otro desafío de la obra ha sido la composición de John Silver. Según Arellano, Lavery le dota de un encanto especial: "Explora de manera activa su papel de padre obligado a enseñar territorios complejos y oscuros a los que Jim también tendrá que recurrir si quiere continuar en el juego de la vida". Como lo ha tenido que hacer la Joven Compañía, que ha iniciado una colaboración artística con el Lyric Hammersmith de Londres, teatro pionero en la formación de nuevos públicos y en programar historia contadas por jóvenes. "Salir fuera nos convertirá, como a Jim, en otras personas", concluye el director.
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