Doble tributo a Pandur en Madrid
Impactante escena del Fausto de Tomaž Pandur. Aljosa Rebolj
"Soy el espíritu que siempre niega, y con razón, pues todo cuanto tiene principio merece ser aniquilado". Las palabras de Mefistófeles en el Fausto de Goethe se cumplieron con la muerte súbita, hará un año en abril, del director esloveno, residente en España, Tomaž Pandur, una de las figuras escénicas más sobresalientes del teatro europeo. Tenía 53 años y ensayaba el Rey Lear en el Teatro Nacional de Skopje (Macedonia).A los programadores del Teatro Español no se les ha escapado el aniversario y subirán a su escenario (2 de febrero) el impactante Fausto que realizó bajo el auspicio del Teatro Nacional de Eslovenia y el Festival Ljubljana, e Inmaculata, otro montaje con ecos religiosos que llegará a Madrid el día 10. Ambos cuentan con la adaptación de Livija Pandur, hermana del autor fallecido y cofundadora en 2002 de PandurTheater.
En el Fausto que abre este homenaje madrileño pueden reconocerse los trazos escénicos del que estrenó en 2015 en el Teatro Valle-Inclán con un elenco encabezado por Víctor Clavijo, Roberto Enríquez, Ana Wagener, Emilio Gavira y Marina Salas. Entonces, como la versión que llega al Español con actores eslovenos, mostró el universal poema dramático del escritor alemán a través de un proceso alquímico en el que todo lo que entra en el espacio escénico se transforma. Pandur nos muestra el eterno deseo por alcanzar lo que no tenemos (amor, juventud, belleza...) a través de un discurso alucinógeno y visceral. El pacto de Fausto con Mefistófeles -"eres siempre un mentiroso, un sofista", llega a espetarle en uno de sus primeros encuentros- revive así a través de un espectáculo en el que disecciona la psicología, los temores, la soledad y la pasión del protagonista, cuyas debilidades existenciales son aprovechadas por el "espíritu que niega".
Al entrar en el campo de lo mágico, el personaje de Fausto experimenta con la realización total gracias también a la energía que Pandur inocula en la puesta en escena, pero el contrato con Mefistófeles lo llevará de nuevo a la soledad, a lo efímero de la vida y a cierto sentimiento de eternidad. "La huella de mis días terrenos no puede borrarse en el transcurso de las edades. En el presentimiento de tan alta felicidad, gozo ahora del momento supremo", dice Fausto en sus palabras finales para encontrarse con la cruel réplica de su antagonista: "Aquel que tan tenaz resistencia me opuso, queda dominado por el tiempo".
El segundo montaje que servirá de tributo a Tomaž Pandur será Inmaculata, la adaptación que Livija Pandur y el propio director realizaron de El testamento de María, la celebrada novela del irlandés Colm Tóibín donde nos encontramos a la madre de Cristo en la soledad de su retiro totalmente atormentada por la muerte de su hijo. Con Pandur, viajaremos al sensible imaginario de Tóibín pero también al abismo de la pérdida, del sufrimiento y de las heridas que nunca se cierran.
Hace dos años, el cineasta Agustí Villaronga y Blanca Portillo estrenaron en el Grec su propia versión de este monólogo que ahora viene protagonizado por Natasa Matjasec Rosker. Entre las grietas de su mensaje, entre los intersticios de la intimidad de María, descubriremos nostalgias y enigmas que han sobrevivido a lo largo del tiempo y que gracias a la fuerza de Pandur se nos muestran en carne viva.
Precisamente con Blanca Portillo el recordado director realizó en 2009 un Hamlet en el que resumió buena parte de su concepción de la escena. Apostó fuerte por una actriz para el papel del príncipe de Dinamarca -iniciativa que le abrió las puertas a personajes como Segismundo- y desbordó con Shakespeare sus preocupaciones en torno al tiempo, la soledad, la melancolía y la ruptura de las normas establecidas. Todo, como dijo, "sólo para poder volver a ver lágrimas en la lluvia. El resto es, como ya sabemos, silencio".
@ecolote