Imagen de Pericles, de Pilar Valenciano
"Pericles nos habla de la virtud frente a la corrupción. De honradez. Confronta las diferentes maneras de ejercer el gobierno de un estado y ubica la acción en Oriente Medio, cruce de culturas histórico que, hoy por hoy, es epicentro de uno de los mayores dramas de nuestro tiempo: la crisis de los refugiados en un mundo a la deriva". Así explica la directora Pilar Valenciano las premisas argumentales de Pericles, obra de Shakespeare coescrita en 1608 posiblemente junto a George Wilkins, que puede verse este viernes, 7, en el Corral de Comedias de Clásicos en Alcalá. Fidelidad al texto y rastreo de diferentes traducciones (Astrana Marín, Ángel Luis Pujante y Andrés Ehrenhaus...) han guiado la puesta en escena de este Pericles, que ha huido intencionadamente del lenguaje arcaico pero sin abandonar la poesía del bardo inglés: "Hemos querido que primara el juego actoral antes que el alarde filológico", añade Valenciano. "Hay, además, un ejercicio de síntesis de personajes y situaciones poco trascendentes para la trama y poder así hacer viable la producción".El protagonista de esta versión está muy alejado del político ateniense: "Prefiero compararlo con Ulises, luchando como él y sus compañeros con sucesivas tempestades. Son destinos a nivel del mar, siempre a la espera de que la fortuna les sea favorable y que a su llegada a tierra firme encuentren personas capaces de echarles una mano. Apostamos por ese mensaje y apelamos así a la virtud de políticos que sean capaces de paliar ese drama. El propio Shakespeare lanza un llamamiento sin filtros en este sentido: Ojalá que los países que hoy disfrutan del cuerno de la abundancia y lo derrochan en frívolas fiestas escuchen nuestro llanto. La miseria de Tarso podría ser mañana la suya...".
Juan Carlos Pérez de la Fuente firma el diseño de una escenografía basada en la metáfora de abrir puertas a través de un espacio lúdico y dinámico que se complementa con los vídeos de David Martínez. Además, el vestuario realizado por Liza Bassi muestra la confluencia entre Oriente y Occidente. Es, según la directora, "un ejercicio de ingenio que resuelve con eficacia la transformación de los actores en un juego constante de roles".
El espíritu de Grower presenta la obra y nos muestra al rey de Antioquía exigiendo que todo pretendiente de su hija tiene que resolver un enigma y, si no, perder la vida. Pericles consigue descifrarlo y confiesa el incesto entre Antíoco y la princesa. Para evitar la ira del rey huye a Tarso. Pero le llegan noticias de que Antíoco ha descubierto su paradero...
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