Asomados al Brexit: vértigo e insomnio en la escena británica
Look Out, de Andy Field es una de las propuestas del ciclo No Sleep 'till Brexit.
El Conde Duque, apoyado por el British Council, organiza el festival No Sleep 'till Brexit, que reúne a algunos de los creadores teatrales británicos más representativos del panorama actual
Son muchos los miedos que despierta el paradigma 'after Brexit'. "Me preocupa particularmente la limitación de posibilidades que voy a tener a partir de ahora para trabajar dentro de la Unión Europea, porque muchos de nuestros colaboradores son de allí. Nuestra relación con ellos se va a complicar inevitablemente", expresa a El Cultural Gemma Paintin, de Action Hero, que presentará en Madrid RadioOh Europa, un espectáculo nacido de su infatigable viaje por todo el viejo continente preguntado (y grabando) las canciones de amor predilectas de los europeos. El resultado es un collage sonoro y emocional que reivindica la afectividad en estos tiempos enconados. "La mejores cosas -añade- siempre han salido cuando trabajamos conjuntamente. Es importante saberse parte de una red más amplia y me da miedo perder esa enriquecedora sensación".
La preocupaciones de Andy Field, que viene con Look Out, una curiosa iniciativa para potenciar la comunicación de niños con adultos, son numerosas. "Podría hablar de una constelación de ellas. Temo que la gente más pobre sea la que pague la factura más alta. Temo por quienes trabajan para empresas que pueden dejar el Reino Unido o se vean obligadas a echar el cierre. Temo por los inmigrantes que ya están aquí o quieran venir para mejorar su vida. Temo que el resto de los países de la UE nos den la espalda. Temo que el Reino Unido sobrevalore su capacidad para para sobrevivir como una nación soberana. Y temo por la propia Europa en esta época de desconfianza separatista y polarización política". En lo que atañe estrictamente a su oficio, Field señala, con cierta ironía distópica, una desazón concreta: "Quizá no tenga mucho margen para el arte mientras tengo que rebuscar en estanterías vacías de supermercados abandonados".
Action HeroCock and Bull
Nic Green, que estrena en el Conde Duque Cock and Bull, un incisivo retrato de la fraseología vacua, ambigua y artera de los políticos contemporáneos, señala que no hay de qué sorprendernos por la deriva de su país. "Muchas de las actitudes que precedieron al referéndum nacieron de desajustes sistémicos introducidos por nuestro gobierno mediante sus políticas de austeridad. Estas han llevado al crecimiento del desempleo (o, como mucho, a empleo precario), un incremento del coste de vida, recortes en el estado del bienestar... A causa de esta falta de oportunidades y esperanzas, muchos han sentido la necesidad de un cambio. Lo veían como una posible solución".El enfado y la frustración de Green podrían calificarse de monumentales. Siente que sus compatriotas han sido víctimas de un engaño masivo fundamentado en la palabrería y en los intereses personales de algunos dirigentes políticos. "Las mentiras potenciaron la creencia de que de las dificultades que padecíamos las tenían la culpa los inmigrantes. Su campaña se basó en culpar al 'otro'. Pero a medida que pasa el tiempo están quedando en evidencia. Las culpas, la rabia y el malestar que han proyectado ahora pueden volverse contra ellos. Supongo que temo que esto no pase y que todo vaya a peor".
Green, al igual que Paintin, también sospecha que el flujo colaborativo más allá de las fronteras del Reino Unido se va cortocircuitar. Echar mano de compañeros de equipo no británicos y recibir ayudas europeas será extremadamente complejo. Son dos características que hasta la fecha siempre definían su trabajo y que ahora entran en vía muerta. La ambición artística, en ese contexto, se ve obligada a replegarse. Pero Green pretende revelarse contra todas esta coyuntura, peleando por estrechar lazos con el exterior. "Es una época en que resulta crucial aprender a disentir, asumir la diferencia y reflexionar sobre nuestra percepción de las fronteras y las naciones", sentencia.
Green, junto a Laura Bradshaw y Rosana Cade, concibieron Cock and Bull la víspera de las elecciones generales de 2015 en Reino Unido. Las tres celebran en escena una convención de un partido político. Repiten machaconamente las frases habituales de la retórica conservadora de su país. Proponen así una especie de catarsis y exorcismo. Que dura nada menos que siete horas y 41 minutos, la duración media de una sesión de la Cámara de los Comunes, durante las que el público puede salir y entrar libremente. Curiosamente, admite Green, todo ese lenguaje falaz, pleno de triquiñuelas y doble sentidos, ha disminuido en las intervenciones de los representantes públicos allí conforme se han ido conociendo los detalles del Brexit. "Creo que se debe a que de repente nos hemos dado cuenta del grado de complejidad del escenario al que nos enfrentamos. Esta no puede ser reducida con hábil eslogan, tampoco son eficaces ni la retórica ni las ocurrencias. La gente, tras tanta decepción, ha bajado su nivel de tolerancia a los simplismos".
. Foto: Paul Blakemore
Por Madrid también pasarán otros espectáculos enmarcados en No sleep 'till Brexit. Como This Is How We Die, de Christopher Brett Bailey, una narración en clave de spoken word que mezcla el humor negro dentro de una atmósfera de pesadilla, con toques de Lenny Bruce, William Burroughs, la generación beat y las películas de serie B estadounidenses. O como The Filibuster, de Deborah Pearson, un performance en la que 12 mujeres hablan de manera espontánea desde un podio para reivindicar la libertad de expresión. O The Love Story Destination Desk, de Clara García Fraile, que analiza las entrevistas que los servicios sociales somenten a los integrantes de matrimonios sospechosos de haberse consumado con el fin de sortear la leyes migratorias. Los funcionarios deben esclarecer si se trata de una alianza convenida y ajena a los sentimientos.
El matrimonio que parece que estar punto de romperse es el del Reino Unido con sus socios europeos. El Brexit es un divorcio en términos de pareja. Aunque la separación está resultando extremadamente dificultosa. Sus términos no terminan de acordarse. Lo que está dando alas a los partidarios de la permanencia y algunos brexiters que siente estafados por las mentiras vertidas durante la campaña previa al referéndum. Ambos colectivos, juntos, dieron una imagen de fuerza en la capital británica el pasado fin de semana. Inundaron sus calles para pedir una segunda votación visto lo visto. "Sería una alternativa razonable", señala Andy Field. "Pero ningún político tiene el coraje de proponerla. De todas formas, la ruptura tendría todas las papeletas para volver a ganar. Brexit no es sólo un error histórico sino también un error de la historia. Hemos pasado demasiado tiempo absorbiendo historias fantásticas de la grandeza británica como para desilusionarnos ahora dándonos cuenta de que no eran ciertas".
Nick Green la apoya sin matices: "Estoy a favor de una nueva votación porque ahora sabemos todos los bulos que fundamentaron la primera". Más dubitativo se muestra Paintin: "Quiero continuar en la UE y apoyaría cualquier iniciativa que lo haga posible. Pero no sé si otra votación sería buena idea o no. A veces pienso que sí porque ahora conocemos realmente las consecuencias del Brexit pero entiendo que la gente que lo apoyó la considere innecesaria". Paintin finaliza su argumento con un diagnóstico preocupante: "La situación política es un lío. Yo no he vivido nunca nada así. Ahora mismo, no veo cómo podemos avanzar".
@albertoojeda77