Aladro pone en marcha su "revolución amorosa" en La Abadía
El nuevo director artístico del teatro expone las líneas primordiales de su proyecto, que se prolongará durante los próximos cinco años
27 marzo, 2019 01:00Carlos Aladro.
El Teatro de la Abadía se adentra en "un cambio de paradigma" de la mano de su nuevo director artístico, Carlos Aladro. La expresión la ha explicitado esta mañana en la sala José Luis Alonso del teatro madrileño, donde ha enunciado de manera general las claves de su proyecto. Que estamos avecinándonos a una mutación lo prueba su deseo, también destapado, de que deje de ser la "casa de la palabra" para que se convierta en "la casa de la acción". Es un salto que denota la intención de Aladro de hacer su propio camino durante los próximos cinco años, que es el periodo por el que se le ha contratado.Hay que tener en cuenta la obsesión que tiene su predecesor con la palabra, concretamente por su expresión escénica. Es imposible, de hecho, hablar con José Luis Gómez un rato de teatro sin que salga a relucir esta cuestión, en la que él detectaba serias carencias en la escena española, debido, según su teoría, a la ruptura que supuso la Guerra Civil con la tradición oral que transmitían justo antes de la contienda figuras represaliadas como Rivas Cheriff. Aladro ha puesto sobre la mesa una fórmula sintética sobre la que pivotará su gestión: "la palabra en acción". Y para que su discurso no sonara en exceso rupturista ha invocado a Vicente Fuentes, bajo el que se formó como actor y que fue cómplice de Gómez en su esfuerzo por mejorar la locución escénica de los intérpretes formados en la Abadía, con representantes de la talla de Blanca Portillo, Carmen Machi, Israel Elejalde... Él pretende seguir cultivando ese legado actoral pero las figuras centrales de su quinquenio serán los creadores (otro salto cualitativo).
Aladro, que ha dejado el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid (ahora en manos de Carlota Ferrer) para asumir el reto de dirigir la Abadía, una institución muy vinculada a la personalidad de su director-fundador, José Luis Gómez, que la ha gobernado durante 25 años, ha reivindicado el derecho al fracaso del gremio teatral. Él se lo ha otorgado públicamente. Pero no lo hace con actitud derrotista, ni mucho menos, sino para sortear una deriva que, a su juicio, atenaza la creatividad. "El tejido madrileño adolece de falta de margen para el fracaso por la excesiva necesidad de empatizar rápidamente con el público, y así hay pocas opciones para el aprendizaje real".
Él propone "una revolución amorosa" desde las tablas que rebaje el exceso de violencia que, en su opinión, prepondera en nuestra sociedad. Cree que el teatro debe ser uno de los impulsores para revertir esa situación: los especialistas en conflictos deben ser paradójicamente quienes los desactiven, los diluyan o los atenúen. Esa es su vocación y citó como ejemplo de esta línea de trabajo el Proyecto 43-2 de María San Miguel, conmovedor y documentado retrato de la violencia en el País Vasco recientemente escenificado en La Abadía.
Ensalza, además, la vertiente social del rito teatral frente a la "individualidad de las personas bajo el capitalismo, ensimismados sobre sus pantallitas". Y predica un liderazgo fértil frente a los de carácter castrante, para dar lugar así al surgimiento de nuevos liderazgos que renueven el panorama escénico, dejando entrever un punto de contrariedad con el anquilosamiento de ciertos directores al frente de algunas instituciones teatrales. Él, de alguna manera, es un abanderado en el 'descabalgamiento' de 'tótems' aparentemente inmortales. Recordemos que en Clásicos Alcalá sustituyó a Pablo Nogales y, en el Festival de Otoño, a Ariel Goldenberg. Los dos manejaron la batuta de ambas citas durante prolongados periodos.
Ahora hace lo mismo con La Abadía, espacio de cuya 'pequeñez' quiere hacer virtud, reforzando su filosofía de teatro de cámara. "Ya sé que es un concepto obsoleto pero es precioso, me encanta, porque su fortaleza es la cercanía con la gente". Quiere asimismo que la fundación privada que rige el centro, con financiación pública (poco más de dos millones de euros), avance en términos de buen gobierno y transparencia. No destapó ningún nombre de los artistas que convocará para la temporada próxima, que saldrá ya sustancialmente de su cosecha y tendrá un componente cronológico especial: será la 25ª desde la fundación del teatro. Habrá de correr un poco para armarla. En junio la conoceremos.
@albertoojeda77