Image: Fabre íntimo en el Kamikaze

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Teatro

Fabre íntimo en el Kamikaze

10 mayo, 2019 02:00

Matteo Sedda, protagonista de The generosity of Dorcas. Foto: Teatro Kamikaze

Jan Fabre es un creador escénico de marcados contrastes. Tenemos todavía fresco en la memoria su Monte Olimpo, donde daba cuenta, a lo largo de 24 horas, de 33 tragedias griegas. Una megalomanía brutal que hizo escala en el Teatro Central de Sevilla y en el Canal de Madrid. A esta ciudad vuelve ahora con un trabajo muy diferente en su planteamiento formal. The Generosity of Dorcas es un solo de danza de tan solo 55 minutos que veremos en el Kamikaze desde el próximo jueves, 16. Lo protagoniza uno de sus ‘guerreros de la belleza', el italiano Matteo Sedda, que también intervino en su maratonia rave de Monte Olimpo.

The Generosity of Dorcas

No es inusual este tipo de propuestas en la carrera del controvertido artista belga, envuelto en los últimos meses en un escándalo de abusos en el seno de su compañía Troubleyn. Ha firmado diversos solos de baile y monólogos teatrales como Angel of Death y Another Sleepy Dusty Delta Day (con Ivana Jozic), Preparatio Mortis (con Annabelle Chambon), Quando l'uomo principale è una donna (con Lisbeth Gruwez), Attends, attends, attends... (pour mon père) (con Cédric Charron) y Drugs Kept Me Alive (con Antony Rizzi). Un amplio número de títulos que certifica su interés por trabajos más íntimos y recogidos. Ahora la figura inspiradora es Dorcas, que Fabre toma del Nuevo Testamento, donde se perfila como una mujer dadivosa que teje prendas para el abrigo de los más pobres, en particular a las viudas. A su muerte, el apóstol Pedro la resucitó.

Una acción que conecta muy bien con el espíritu sanador de la obra de Fabre. A pesar de la diferencia de medios con Monte Olimpo, The Generosity of Dorcas persigue un fin común: la catarsis iluminadora. El director belga, no en vano, se ve a sí mismo como un hechicero del escenario. Aquí se apoya de nuevo en la música de Dag Taeldeman, repetitiva y de ritmo progresivamente acelerado que conduce a un estado de trance al bailarín en el finale. Todo acontece en un espacio escénico negro del que cuelgan lanas y agujas que remiten a Dorcas, la generosa tejedora judía. Éxtasis y revelación con sello de autor.

@albertoojeda77