Hay obras que tienen vida propia. Crecen y se transforman a lo largo del tiempo desafiando incluso la voluntad de su autor. Es el caso de Homebody/Kabul, de Tony Kushner, un texto conocido en nuestro país por la versión que Mario Gas y Vicky Peña estrenaron en 2007 en el Español con Elena Anaya y Roberto Álvarez en el reparto. Kushner, autor de provocadores títulos como Angels in America y A Bright Room Called Day, empezó su escritura en 1998 y ha compatibilizado su actividad teatral con guiños cinematográficos en Lincoln y Múnich (ambas con Spielberg).
Muestra de la vitalidad de esta historia es que en 2014 Gas y Peña la llevaron al Lliure en un formato más reducido. El complejo monólogo que protagoniza la actriz (por el que consiguió un Max en 2008) podrá volver a verse el próximo jueves, 26, en el escenario de los Teatros del Canal con traducción propia y con ligeras modificaciones en su puesta en escena. “Afganistán es uno de los países más pobres del mundo. Con una de las infraestructuras más diezmadas. Sin turismo. ¿Quién iba a querer viajar hasta allí?”, se pregunta el personaje de Vicky Peña, uno de los roles, reconoce, que más la ha conmovido por su gran determinación personal. “Me excita mucho, actoralmente hablando –explica a El Cultural–. Tiene una actualidad absoluta. El sentimiento de fracaso personal en sus relaciones familiares y sociales es muy reconocible. Eso, combinado con la sensación de desequilibrio debido al abuso por parte de los países del ‘primer mundo’ a los del ‘tercer mundo’, la convierte en una lúcida lectora de la historia”.
“en casa tiene una gran actualidad. la protagonista se convierte en una lúcida lectora de la historia”. vicky peña
La gira de la obra ha encontrado un público, reconoce la actriz, sorprendido, curioso y emocionado: “No sé si es un texto necesario pero sí es el que yo necesito hacer en estos momentos. Retomarlo junto a Mario ha sido una experiencia entrañable pero también un desafío”. Peña, que en breve empieza los ensayos de Justicia, obra de Guillem Clúa con dirección de Josep María Mestres, califica su interpretación de endiablada. “Tiene un lenguaje nada fácil de memorizar. Es un personaje que se desliza por un tobogán emocional. Nos descubre su alma. Creo que Kushner introduce muchos temas en sus obras”.
La acción arranca en la cocina de una casa de Londres. La protagonista se encuentra sumergida en una guía sobre Kabul. De su lectura surgen reflexiones sobre las corrientes y derivas históricas que nos han marcado durante los últimos años. Se comprende mejor si pensamos que Homebody/Kabul se estrenó en Nueva York en diciembre de 2001, pocos meses después de los atentados terroristas contra las Torres Gemelas. La obra, escrita años antes, critica las atrocidades de Bin Laden y de los talibanes pero también algunas acciones de las potencias internacionales. Las sensibilidades estaban a flor de piel y no había mucho margen para los matices.
“Es una obra que versa sobre Afganistán y sobre su relación con Occidente. También es una obra sobre los viajes, el conocimiento y el aprendizaje mediante la búsqueda de lo desconocido; sobre el intento de escapar a la infelicidad de la vida mediante el encuentro con el Otro. Mientras trabajaba en ella no podía imaginarme que para cuando la produjéramos Estados Unidos estaría en guerra con Afganistán. No he modificado nada para dotarla de mayor o menor relevancia a la vista de los acontecimientos”, escribía Kushner en 2002. “Tenemos que reflexionar sobre nosotros, sobre nuestra sociedad e incluso sobre nuestros propios enemigos”.