'Mefisto for ever', un demonio nazi toma la escena
Llega este jueves al Teatro Fernán Gómez la versión teatral de la novela más popular de Klaus Mann, sobre una compañía enfrentada al dilema de qué hacer ante el ascenso de Hitler
2 marzo, 2023 02:281936. Una ciudad del este de Alemania, que luego pasará a ser parte de la RDA. Los nazis tienen ahora el poder. El director del teatro público ha decidido marcharse para no ponerse al servicio del régimen totalitario. Otro con más ‘cintura’ toma el relevo. Se llama Kurt Köpler y cree que puede nadar y guardar la ropa. Esto es, decirle sí, bwana, a los camisas pardas y al mismo tiempo programar obras que, en el fondo y encriptadas, contengan cargas de profundidad contra sus ideales sectarios. Un ejercicio de posibilismo complejo que, por su amor al arte y –a qué negarlo– su ambición arribista, está dispuesto a practicar.
Es el planteamiento de la versión teatral –Mefisto for ever– que el escritor belga Tom Lanoye hizo de Mefisto, la novela más conocida de Klaus Mann, uno de los grandes autores germanos del exilio, cuyas obras han dado pie a películas como Paisà de Roberto Rossellini y Luis II de Baviera de Luchino Visconti. Álvaro Lavín, de Meridional Producciones, que celebra estos días su 30º aniversario, releyó la novela por insistencia de una amiga que le advertía de su potencial para la escena. Después siguió investigando y dio con la pieza teatral gracias a una reseña muy laudatoria del crítico Marcos Ordóñez sobre el montaje que a partir de la libre adaptación de Lanoye hizo Guy Cassiers en el Lliure en 2008.
“La obra, que no estaba traducida al español, es más sugerente todavía que la novela, que ya de por sí lo es. En esta el protagonista es un tipo de una pieza que no comulga con ruedas de molino mientras que Lanoye presenta a un personaje moralmente escurridizo, muy difícil de juzgar; cosa que, por otra parte, nosotros no hacemos. Eso lo dejamos a cada espectador”, explica a El Cultural Lavín. “Lanoye me deja todavía con más preguntas que Mann”, añade, convencido de que este Mefisto puede interpelar muy directamente al público contemporáneo, sumergido en un contexto social y político tendente a la polarización y el extremismo.
“La versión de Lanoye presenta a un protagonista moralmente más escurridizo que el de Mann. Me deja más preguntas”. Álvaro Lavín
La pregunta que dispara el escenario es qué harías tú si un partido de extrema derecha tomase el control del gobierno. ¿Hasta qué punto estarías abierto a presentar batalla frente a una deriva tiránica jugándote el bienestar de tu familia? Una cuestión incómoda pero candente que Lavín, apoyado en Lanoye, intenta no presentar en términos maniqueos. De hecho, el escritor belga, que tenía, lógicamente, más perspectiva que Mann, remata la dramaturgia con una escena que reproduce casi simétricamente la inicial, pero ya con los comunistas erigidos en los capos de la RDA.
De ahí el añadido de for ever en el título de la versión, que remite a otras historias de compañías enfrentadas al mismo dilema, como la de Ser o no ser de Ernst Lubitsch (llevada a las tablas recientemente por Juan Echanove) y El último metro de François Truffaut. “También sumaría El amor en su lugar de Rodrigo García”, apunta Lavín, que cuenta con un amplio reparto encabezado por una Sonia Almarcha metida en la piel de Köppler.
Juntos recrean el día a día de los ensayos (risas, mosqueos, disyuntivas...) en un espacio escénico que no pretende ser historicista sino más bien simbólico, y que juega a semejar una representación atrapada en el tiempo con ademanes y fulguraciones expresionistas.