Tras Amor, amor, catástrofe (estrenada en el Teatro Español en 2021 con el poeta Pedro Salinas como protagonista) vuelven a unir sus fuerzas escénicas Ainhoa Amestoy y Julieta Soria. Directora y dramaturga llevan al Teatro Fernán Gómez (desde este 27 de abril), nuevamente con producción de Alejandro de Juanes y Estival, Que de noche lo mataron, una muy personal adaptación de El caballero de Olmedo protagonizada por el ronlalero Juan Cañas que recoge la peripecia de Don Alonso a través de dos historias paralelas desarrolladas en el siglo XVII y XXI simultáneamente.
“Encontramos al hombre, solo, perdido, ante todos sus fantasmas. Se trata de una invitación a profundizar en el alma del ser humano, para que el público comparta la catarsis que experimenta el personaje”, explica Ainhoa Amestoy, para quien “el texto de Lope nos pone en bandeja la animadversión ante la otredad, los demonios personales, el individualismo ante la vida, los trastornos mentales, el paso inexorable del tiempo, la impotencia frente al destino y la importancia del amor y de la familia en la trayectoria vital”.
Julieta Soria se enfrentó a la versión actual del “caballero”, encarnado por un motorista, tomando como referencia La noche boca arriba, un texto de Julio Cortázar en el que la narración muestra dos caras alternativas: “Comentando esta idea con el equipo pensamos que podía funcionar presentar un personaje doble, clásico y contemporáneo, que nos permitiera jugar a nuestro antojo y respetar a la vez el texto de Lope.
"El texto de Lope nos pone en bandeja la animadversión ante la otredad, los demonios personales, el individualismo ante la vida, los trastornos mentales..." Ainhoa Amestoy
El paralelismo funcionaría con el motivo del viaje de regreso, en el que los dos protagonistas desgranan en voz alta sus respectivas historias con numerosos elementos comunes, como una conjura contra el miedo que los persigue”.
En una de las historias Don Alonso emprende a caballo, en su última noche, el camino de Medina del Campo a Olmedo. En la otra, un joven motero hace, a la misma hora, idéntico camino. En ambos aflora el amor, los celos, la envidia, el éxito social, las sombras, el presentimiento de un destino común hacia lo fatal...
“Queríamos que el texto de Lope se escuchase, que se entendiese y que se degustase como merece –añade la directora, que mantiene aún en gira Lope y sus Doroteas, montaje cuya autoría comparte con su padre Ignacio Amestoy–. También nos han acompañado otros referentes áureos como Segismundo, otro ser marcado por las predestinaciones fatídicas que penetra en un espacio onírico”.
Soria afirma que “ha sido un reto complejo construir el monólogo del motorista desde la premisa del viaje, el flujo de conciencia y la ambigüedad de su historia y procurar que, pese a estos condicionantes, todo avanzara, que el personaje consiguiera tener interés. En nuestra versión aparecen todos los elementos que hacen de Lope el máximo esplendor del teatro del Siglo de Oro”.
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Finalmente, Amestoy destaca el trabajo realizado por Juan Cañas, un "clásico" de la compañía Ron Lalá: "He intentado aprovechar al máximo todo su potencial, lo que ha contribuido a una exigente puesta en escena en la que el actor lo da todo. Es apasionante ver el juego unipersonal en el que se embarca el intérprete en esta escenificación: los saltos constantes entre personajes (el mecánico, el amante, el criado, la vieja celestinesca...), la alternancia tragicómica, los espacios y tiempos interiores y exterores (como la aceleración propia de un medio de transporte motorizado), los momentos cantados o recitados o el empleo del juego físico hasta la extenuación".