Angélica Liddell, en 'Vudú (3318) Blixen'. Foto: Luca del Pia

Angélica Liddell, en 'Vudú (3318) Blixen'. Foto: Luca del Pia

Teatro

Angélica Liddell hace un pacto con el diablo para convertir el dolor en poesía

La dramaturga y actriz detona en Temporada Alta 'Vudú (3318) Blixen', un artefacto escénico con homenajes a Isak Dinesen, a la Nobel Annie Ernaux y a Ingmar Bergman.

18 noviembre, 2023 01:19

Se sabe que todo reencuentro con Angélica Liddell (Figueres, 1966) siempre es diferente. Cuando el espectador cree que lo ha visto todo, siempre está, para rebatirlo, su cruda visión de la escena y de la vida. Se sabe también que Liddell no perdona, que es implacable con sus razonamientos escénicos y que sube al escenario como quien empuña un cuchillo. Por eso no se corta.

Lo ha podido comprobar el público madrileño en Liebestod durante el Festival de Otoño y lo harán los asistentes a Temporada Alta el 18 y 19 de noviembre con Vudú (3318) Blixen, un montaje, un pacto con el diablo, que surge de la necesidad de sobrevivir a un dolor insuperable. “No podía seguir viviendo así”, reconoce Liddell a El Cultural. “No me merecía ese daño. Así que robé los sentimientos a la realidad para trasladarlos al mito, al reino de los muertos para purificarlos”.

En ese trance, desvela la directora, autora y actriz, apareció la baronesa Karen Blixen (que firmó como escritora con el pseudónimo de Isak Dinesen) como mediadora entre ella y el maligno para ejercer de notaria de un contrato en el que se transforma el sufrimiento en obra de arte.

“El trato con el diablo es peligroso. A Pasolini lo llevaron a juicio 33 veces”. Angélica Liddell

“Sin embargo –matiza Liddell–, los dioses intervinieron y se produjo la hamartia, un término surgido de la Poética de Aristóteles que se traduce como error trágico, fatalidad o incluso pecado. Toda esa venganza no podía terminar más que con mis funerales. Esto es Vudú en esencia. La historia de una venganza y las consecuencias de pactar con el diablo”.

Liddell estará acompañada en las cinco partes que componen Vudú... por Nicolás Chevallier, Ian Gualdani, Borja María López y Gumersindo Puche, entre otros. Además, en esta coproducción de Temporada Alta, Condeduque (donde recalará en febrero de 2024) y el Festival Citemor de Portugal tiene protagonismo el asteroide 3318 Blixen, llamado así en honor de la autora de Memorias de África.

“Esta diferencia de escalas entre la vida y el infinito me produce una angustia tremenda. Me gusta ver las miserias humanas desde esa perspectiva, la perspectiva invertida de Pável Florenski, que en cierto modo es la perspectiva de Dios. Me gusta ver a las personas como a pobres vermes que se arrastran por la tierra”, explica la autora de títulos como Greta quiere suicidarse (1988) y El olor a sangre no se me quita de los ojos. Juan Belmonte (2021).

Liddell, creadora de la compañía Atra Bilis en 1993, con la que ha revolucionado el teatro europeo, considera que comparte con Blixen “el arsénico en la sangre, esa sífilis que nos empuja a vengarnos del mundo”. Y es que su pacto fáustico tiene como destino la poesía. ¿Hay algo más poderoso que la poesía? Los favores del diablo también son poderosos. El trato es peligroso, en cualquier caso. A Pasolini lo llevaron a juicio 33 veces”.

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La conversación con Liddell se mueve entre lo real y lo simbólico, entre la poesía y sus metáforas pero hay algo sólido en su relato: su pasión es un camino hacia el arte y la sabiduría. La infelicidad y la decepción que causan nuestras vidas termina, según la creadora de Vudú (3318) Blixen, en literatura: “¿Qué más queremos? Pienso con Blixen que la crueldad puede ser necesaria para una causa justa pero jamás alcanzaré su belleza. En su vejez, me parece el cuerpo más bello del mundo”.

También está presente en el tejido creativo de Vudú... la escritora y Premio Nobel de Literatura de 2022 Annie Ernaux e Ingmar Bergman: “Citándola, diré que este montaje es un abuso del poder de la poesía, que es del único poder del que se puede abusar. Al igual que Bergman, vivo rodeada de demonios y espectros que pongo a trabajar tirando del carro de combate. Como señaló: solo hay un rostro en el centro y es nuestro rostro”.