En el invierno de 1518, un fuerte terremoto derrumbó la ciudad medieval e hispano-musulmana de Bayra, ubicada en la cima del cerro del Espíritu Santo, en Vera, Almería. El temblor y la destrucción fueron tales que el asentamiento quedó abandonado, cayendo en el olvido de la historia. Ahora, una investigación arqueológica desarrollada por el Grupo de Investigación "Producción, Intercambio y Materialidad" (PRINMA, HUM-1035) de la Universidad de Granada ha permitido sacar a la luz parte de las estructuras que antaño se levantaban en el lugar.
El equipo de investigación ha descubierto los vestigios la alcazaba de la ciudad (en concreto, la entrada de la misma), diferentes complejos estructurales de ámbito doméstico y materiales arqueológicos de distinta índole que están siendo estudiados por parte de un grupo multidisciplinar, según ha informado la Universidad de Granada en una nota de prensa. La dimensión de los hallazgos es significativa, superando algunos tramos de muro de las viviendas excavadas los dos metros de altura. El estudio continúa en proceso, desarrollando trabajos de laboratorio y gabinete, a la espera de poder difundir los resultados obtenidos.
La ciudad había sido fundada por los árabes en torno al siglo IX como centro administrativo de la comarca y conquistada por las tropas de los Reyes Católicos en 1488. El 9 de noviembre de 1518, hacia última hora del día, se registró el terremoto, que según algunos estudios se cobró 150 muertes, en torno a un 10% de la población del lugar a principios del siglo XVI. El alcalde Íñigo de Gevara relataba así el suceso: "Todas las casas della por el suelo asoladas y destruydas y muchas dellas hasta en los çimientos, que no ay otra memoria de casas syno la piedra, tierra e madera que de las dichas casas cayó, e todas hundidas que no se puede fundar sobre ellas cosa ninguna". Tan solo un aljibe reconvertido en capilla se mantuvo en pie tras el seísmo.
La excavación ha consistido en cinco sondeos arqueológicos en diferentes puntos del cerro. La intervención se ha ejecutado bajo la dirección del profesor del Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas Alberto García Porras y el arqueólogo y doctorando de la UGR Moisés Alonso Valladares, con el apoyo técnico del arqueólogo Nicolás Losilla Martínez y la arqueóloga Carmen Sánchez Castillo. A ello hay que sumar el trabajo de numerosos voluntarios, tanto nacionales como internacionales, así como la presencia de estudiantes del Grado en Arqueología de la UGR, quienes han podido desarrollar allí el prácticum de final de carrera.
Las prospecciones han sacado a la luz materiales cerámicos tanto de tradición nazarí como cristiana y la investigación busca analizar los cambios poblacionales que se produjeron en la ciudad tras la conquista castellana. El yacimiento, de gran potencial arqueológico y que contaba con murallas para su defensa -se han identificado evidencias de varias torres rectangulares-, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2006. La zona tiene una larga ocupación que se remota hasta la época de la Edad del Bronce.