La isla de Ons, un paraje natural integrado en el Parque Nacional das Illas Atlánticas y hoy famoso por sus playas, fue hace dos milenios un importante complejo industrial romano de salazones de pescado y elaboración de púrpura gracias a las excepcionales condiciones de su entorno. Los trabajos del Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio (GEAAT) de la Universidad de Vigo han sacado a la luz nuevos espacios destinados a la fábrica de los productos de importanción y estructuras residenciales completas, así como utensilios de uso diario. El yacimiento estuvo habitado desde el siglo I a.C.
La actuación arqueológica, impulsada por la Xunta de Galicia, ha consistido en dos intervenciones. La primera se realizó en la zona de la playa de Canexol, donde dos décadas atrás ya se había documentado una fábrica de salazones. Los sondeos han proporcionado resultados "excepcionales", según los investigadores, encabezados por Adolfo Fernández. Este último ha explicado que se han descubierto dos fábricas más y otras estructuras asociadas al complejo industrial romano, como una rampa de acceso desde el arenal para transportar el pescado hacia los espacios donde iba a ser tratado.
Las prospecciones y labores de limpieza en esta área han permitido recuperar una gran cantidad de materiales orgánicos, como huesos, restos de peces y moluscos. "Una de las grandes novedades ha sido la identificación de un vertedero con conchas de múrices (Stramonita haemastoma), un molusco utilizado para producir tinte de color púrpura", ha destacado Fernández. Este descubrimiento "es de gran importancia ya que se trata del primer taller de este producto documentado en la Península Ibérica". Las fábricas se construyeron ya en el siglo I d.C. y estuvieron en uso al menos hasta el siglo IV.
La segunda intervención en la isla buscaba responder a una pregunta lógica: dónde vivían los trabajadores de esta pujante industria. Los arqueólogos decidieron entonces excavar en el castro do Castelo dos Mouros, situado a unos metros de la playa. Aunque su fisionomía apuntaba a un poblado prerromano, con defensas imponentes y hasta tres parapetos y varios fosos defensivos, el sitio no había sido intervenido con anterioridad.
"La prospección geofísica dejó entrever la presencia de importantes estructuras enterradas en el recinto del castro. La excavación se centró en la ladera este del recinto principal, un lugar desde donde se divisan perfectamente los restos de Canexol y se controla la ría de Pontevedra y la navegación de cabotaje desde la ría de Vigo", han explicado desde el GEAAT. Los trabajos han sacado a la luz una gran habitación de una casa, de planta cuadrada que estuvo en uso hasta finales del siglo IV d.C. La datación se ha podido precisar gracias al hallazgo de un tesorillo de 31 monedas de bronce.
Las investigaciones también han desvelado que los pobladores del sitio mantuvieron relaciones económico-comerciales con otros territorios lejanos. Queda todavía por descifrar cuál fue el motivo del abandono del castro y de las fábricas, como sucedió en otros puntos de la costa gallega.
Antes de que empiece el verano, los arqueólogos de la Universidad de Vigo tienen programado una nueva excavación en el yacimiento para tratar de descifrar con mayor grado de detalle su historia. "Gracias a la arqueología, el pasado antiguo de Ons sale de su ostracismo y aspira a convertirse en un reclamo más de la isla", ha resumido Adolfo Fernández.