El origen del asentamiento de Huerta Varona, ubicado en las afueras de la localidad palentina de Aguilar de Campoo, está relacionado con las guerras cántabras (29-16 a.C.). Los investigadores que llevan casi una década estudiando el sitio, de unas tres hectáreas, y desvelando una trama urbanística de entidad, consideran que fue creado después de la conquista del cercano oppidum de Monte Bernorio por las legiones del princeps Augusto. Las excavaciones han sacado a la luz edificios con cimentación de piedra y paredes de adobe, abundantes restos cerámicos y de conchas de ostras y algunos objetos metálicos como fíbulas, tachuelas de las sandalias de los soldados y fragmentos de armas, lo que sugiere que ahí se establecieron militares romanos.
La última campaña arqueológica realizada en el marco del Proyecto Internacional de Investigación Arqueológica de la Huerta Varona: la colonización romana en el cantábrico central, desarrollado por los investigadores del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (IMBEAC) y de diversas universidades nacionales y europeas, ha sacado a la luz nuevos secretos del yacimiento. Lo más destacado ha sido el hallazgo de unas termas datadas a mediados del siglo I d.C., lo que las convierte, según los arqueólogos liderados por Jesús F. Torres Martínez, en las más antiguas y mejor conservadas del norte de la Península Ibérica de las que se tiene noticia.
La zona de baños ha sido descubierta en la denominada Área 1 del sitio, donde también ha aparecido una habitación con un mosaico fechado mediante pruebas de radiocarbono en esos primeros compases de la nueva era —construido en un estilo altoimperial, presenta motivos geométricos, piezas de cuadrados divididos en triángulos blancos y negros formando distintos campos y líneas, que todavía conservaban sus tonos y belleza—. Las thermae se han localizado en las estancias aledañas.
Las excavaciones de este año, financiadas por el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo y con la colaboración de la Diputación de Palencia, han permitido recuperar gran parte del hypocaustum —el sistema de distribución de calor de la zona de sauna y baños en "piscina de agua caliente", que se encontraba bajo el pavimento— y del horno donde se generaba el calor que servía para calefactar los baños. También se ha identificado el fondo de una de las piscinas, que conservaba su forma original con el suelo completo y su desagüe. Además, los arqueólogos han documentado en un gran estado de conservación el sistema de evacuación de agua de las estancias, hecho en hormigón hidrófugo (opus signinum).
El conjunto termal fue construido a mediados del siglo I d.C., en ese momento histórico en que Huerta Varona, tras la conquista romana de toda la zona, se convirtió en el epicentro de un área rural con sus servicios públicos. Los trabajos arqueológicos han identificado materiales latericios (ladrillos de distintos formatos y formas) como los later columnaris, que son característicos de los baños de época altoimperial. La relación arquitectónica y espacial entre las estancias y su disposición estratigráfica también apuntan en el mismo sentido cronológico.
Tuvieron las termas un largo periodo de uso, en torno a tres siglos, como revelan las reparaciones efectuadas en algunos de sus elementos. El hipocausto, por ejemplo, acusó un desgaste y un deterioro producido por la constante circulación del calor y la elevada humedad. Los baños fueron amortizados hacia el siglo IV d.C. Se desmontaron, se cubrieron al completo y fueron reconvertidos en un espacio para un uso completamente distinto.
"Los últimos descubrimientos realizados han convertido estas termas en las más antiguas y mejor conservadas del norte de nuestro país de las que se tiene noticia", destaca Kechu Torres. "Dado su estado de conservación se trata de un yacimiento arqueológico excepcional en el que es posible comprender cómo estaban construidas las termas rurales de época altoimperial romana. Del mismo modo, su sistema de suministro de agua y de evacuación de aguas residuales (ingeniería hidráulica) se conserva excepcionalmente bien. Es un volumen de información enorme y con una calidad que hasta ahora no existía. Se trata de un avance realmente espectacular en el conocimiento de este tipo de arquitectura y de este momento temprano del Imperio romano en su vertiente menos conocida: en una población rural del norte de nuestro país".
Los trabajos de investigación, que se desarrollan desde 2014, pretenden documentar la trama urbana y la estructura del asentamiento para comprender la historia de su ocupación y sus habitantes. "Esto nos permite avanzar el conocimiento sobre el inicio del desarrollo de los núcleos rurales hispanorromanos en las zonas de montaña del norte de Hispania", resume el director del IMBEAC. "La vida de Aguilar de Campoo no se inició en la Edad Media en torno a su castillo. Hubo un Aguilar romano durante cuatro siglos y ahora también será posible descubrir su historia durante los siglos oscuros de los que aún no sabemos nada".