La búsqueda del corazón de la Vía Appia, una de las calzadas más conocidas de la Antigua Roma, ha sido frustrada por la aparición de un torrente de agua subterráneo. Los arqueólogos italianos que perseguían la identificación del kilómetro cero de la carretera en las inmediaciones de las Termas de Caracalla, en la capital italiana, no han podido seguir profundizando ante la incapacidad de controlar la inundación de la zanja y han decidido abandonar un proyecto en el que llevaban meses trabajando.
La investigación, no obstante, no ha sido un completo fracaso. En el yacimiento se han hallado singulares vestigios que arrojan luz sobre la vida en la ciudad desde el siglo II d.C. hasta el XVIII, entre los que destacan un busto imperial o uno de los primeros ejemplos de monedas acuñadas por un papa, según han desvelado este martes. En los trabajos también se han encontrado fragmentos de vidrio y cerámicas, algunas de ellas decoradas, así como los restos de un ánfora, una columna con una inscripción, antiguos juegos de mesa o teselas de mosaicos.
El legendario tramo inicial de la Vía Apia estaría, según algunos registros históricos, a una profundidad de ocho metros en el entorno del Circo Máximo y frente a las imponentes Termas de Caracalla. Esta calzada, conocida como regina viarum, la reina de las carreteras, se empezó a construir a finales del siglo IV a.C. impulsada por un anciano senador ciego llamado Apio Claudio. Su origen respondía a la necesidad de transportar tropas desde Roma hasta Capua en el contexto de la segunda guerra samnita (326-304 a.C.). Su trazado se extendió hasta el puerto de Brindisi, que ofrecía un acceso marítimo directo hasta Grecia, Egipto u otros rincones del Mediterráneo.
Al llegar a una profundidad de seis metros, los arqueólogos fueron sorprendidos por la irrupción de un importante torrente de agua subterránea. Riccardo Santangeli Valenzani, profesor de la Universidad de Roma III y uno de los directores del proyecto, ha explicado que ha podido explorar el yacimiento gracias a la colocación de varias bombas que achican agua durante todo el día, pero ha reconocido que les resulta imposible seguir excavando.
"No podemos achicar lo suficientemente rápido; esta área siempre ha estado llena de agua y por eso se construyeron las termas aquí", ha subrayado el arqueólogo. El monumental complejo de baños erigido en el siglo III por orden del emperador Caracalla recoge el agua filtrada de dos de las colinas que moldean el paisaje de Roma.
[Impresionante hallazgo en Italia: 24 estatuas de bronce etruscas y romanas intactas bajo el barro]
"Aunque la complejidad del trabajo provocada por el gran flujo de agua no ha permitido alcanzar el estrato donde se encontraría la calzada de la Vía Appia, los hallazgos efectuados dan testimonio de la actividad de esta zona más allá de la época del Imperio romano", ha detallado la superintendente de Roma, Daniela Porro. Los objetos se hallaban en el interior de edificios comerciales y residenciales de varias épocas de la historia de la ciudad: el más antiguo se fecha en los años de reinado del emperador Adriano, a principios del siglo II, mientras que los más recientes pertenecen a la Edad Moderna.
Una de las piezas más singulares es un busto imperial de época romana. "Es del siglo I d.C., pero se puede ver que el cabello se talló de nuevo en el siglo IV o V para adaptarlo a los estilos de peinado del momento", ha desvelado Giorgio Rascalia, otro de los arqueólogos. También ha aparecido un anillo de bronce con un monograma del siglo IV o una extraña moneda datada en torno al año 700. "La cara representa a un emperador bizantino en la época en la que Bizancio aún gobernaba Roma, pero fue acuñada aquí por un pontífice y es una de las primeras monedas papales", ha señalado Riccardo Santangeli.
Asimismo, las excavaciones han revelado la existencia de otro camino de los siglos X y XI que "evidencia el uso del trazado de la Appia también durante la Edad Media", ha ilustrado el equipo de investigación. Un puñado de diminutas monedas de bronce acuñadas después de la tradicional fecha que fija la caída del Imperio romano ilustran la escasez de metales en la época. "Podrían llegar para un vaso de vino", ha resumido Santangeli sobre su escaso valor.
Los hallazgos se incluirán como uno de los elementos que constituirán la candidatura de la Vía Appia para ser patrimonio de la humanidad de la UNESCO, que se presentará al organismo de las Naciones Unidas en los próximos meses, según ha confirmado la superintendente Porro. Los primeros trabajos arqueológicos en el yacimiento comenzaron en 2018 con estudios cartográficos y geológicos, aunque las excavaciones no arrancaron hasta el pasado mes de julio.