Poemas inéditos de un libro futuro
El HUMO aciago de las víctimas.
Todo se deshacía en el aire.
La historia como el viento dorado del otoño
arrrastraba a su paso los gemidos, las hojas, las cenizas,
para que el llanto no tuviera fundamento.
Disolución falaz de la memoria.
Parecía
como si todo hubiera sido para siempre borrado.
Para jamás, me digo.
Para nunca.
(Sonderaktion, 1943) 1992
Si hay un momento en el mundo
donde el pico de un pájaro
dijérase parece suspender el caos,
un súbito momento de tenue paz, ahora,
en el parque de una ciudad extraña donde me encuentro por azar.
Si existe repentino este silencio
en el leve descenso de la tarde,
si hay aves que se funden y hacen
uno el canto y la quietud
y una mujer joven que cruza con su hijo pequeño de la mano
me mira intensamente,
si este eterno es verdad,
merecería
la pena haber venido,
estar presente, dios, en esta cita tuya no anunciada.
(Parque de Figueras) 1993
ALGUIEN me dice
que un hombre joven viene
de tiempo en tiempo a visitar tu tumba,
desbroza los hierbajos.
Un hombre joven, dicen, bello
con un sombrero campesino.
Interrogado, dijo
ser un amigo de tus familiares.
¿Quién es esa figura que así acude?
Tal vez eres tú mismo que regresas
para ver dónde estás y depositar
al pie de tus cenizas,
de lluvia o de tristeza
húmedo, un ramo.
(El visitante) 1996