Image: Shakespeare. La invención de lo humano

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Letras

Shakespeare. La invención de lo humano

Harold Boom

13 febrero, 2002 01:00

Harold Bloom, por Gusi Bejer

Anagrama, 2002. Traducción de Tomás Segovia. 862 páginas, 28’50 euros

Pocos libros de crítica hay hoy tan gratos de leer, tan apasionados, subjetivos y rigurosos. Bloom ha conseguido una difícil síntesis entre las exigencias de su sabiduría y el humor de su voluntad. Este Shakespeare es la mejor guía para introducirse en su lenguaje, su poesía y su teatro

Aunque en el mercado editorial hay recientes y acertadas visiones de conjunto de la obra de Shakespeare, el de Bloom se diferencia de casi todos los anteriores en esto: en que no es una introducción, ni un catálogo, sino una enciclopedia, una historia y una crítica y complectiva vía, que abarca a Shakespeare en su totalidad. Articulado en nueve partes que se interrelacionan en sus continuas, jugosas y recíprocas referencias, el perfil del libro es un edificio constituido por la historia del texto shakesperiano en sí. Acorde con ello, fija una cronología razonada y aclara al lector el punto de vista del que parte: que en Shakespeare "los personajes se desarrollan más que se despliegan", y se desarrollan cuando, escuchando y escuchándose hablar, conciben tanto a los otros como a sí mismos. Para Bloom la operación teatral que Shakespeare realiza es un proceso de y "hacia la individuación" en la medida en que los personajes dominantes suponen y traen "nuevos modos de conciencia". Como el doctor Johnson, como Hazlitt, como Pater, como Bradley y como Goddard -a los que sigue, y frente a Carlyle- Bloom se sitúa frente al carácter infinito de la obra de Shakespeare en los mismos términos en que Eliot lo precisó, admitiendo que lo más que podemos esperar hacer es "equivocarnos sobre Shakespeare de una manera nueva". Para no equivocarse del todo o para equivocarse menos Bloom se apoya en la ajustada opinión de Shelley, que supo ver en Shakespeare la capacidad de crear "formas más reales que los hombres vivos" y en esa otra capacidad negativa que en Hamlet descubrió Keats. De ahí que los personajes principales no sean "imágenes de voces" sino caracteres en el sentido gráfico y lingöístico que Bloom, con tanta precisión como talento, específica aquí. El drama shakesperiano es definido como "teatro de la mente". Y eso convierte a un escritor en un maestro: tener un intelecto alto y el lenguaje que lo pueda expresar.

El libro de Bloom está basado en una honda sabiduría literaria que le hace ver el texto como una abierta relación con sus predecesores, sus sucesores y sus contemporáneos, en un haz de sincronías que incluyen la diacronía a su vez. La comedia de los errores se ve como una reelaboración de dos obras de Plauto; La doma de la fiera, como una comedia romántica, y Los dos hidalgos de Verona, como una farsa paródica. Enrique VI contiene ecos de Marlowe y tal vez delata la mano de R. Greene y de G. Peele. Y del monólogo de Faulconbridge en El Rey Juan salen Swift, Sterne, Dickens y Browning. Ricardo III, que es un melodrama, funciona sobre la confidencia. En Tito Andrónico Bloom descubre "una ópera de horror", hecha a partir de retales de Ovidio y del Thyestes de Séneca, que preludia y profetiza a Artaud. Romeo y Julieta es una metáfora de "las catástrofes de la sexualidad", y su amor, "la pasión más saludable y normativa" de la literatura de Occidente. Al comentar la lengua de argot que usa esta tragedia, Bloom subraya el sentido erótico de los términos nothing y medlar y el chiste que genera la homonimia y el calambur de la secuencia fónica open-arse y poperin, que se confunde con pop-her-in. La albada que en ella aparece es una de las fuentes de la de Gil de Biedma, que la rehace, como unos versos de Falstaff en la segunda parte de Enrique IV son la fuente del "Yo nací..." de Alberti y del posterior verso de Jaime Gil. Penas de amor perdidas es "un festival de lenguaje" sobre el que hizo pertinentes observaciones el Adrian Leverköhn del Doktor Faustus. Henry Levin clarificó el sentido de su más difícil verso, el 77: Light seeking light doth light of light beguile ("La luz buscando luz le finge a la luz luz"). Influyó en Finnegangs Wake de Joyce y contiene la que, para Johnson, era "La palabra más larga conocida": honorificabilitudinitatibus. En el Sueño de una noche de verano destaca lo que Chesterton llamó el mérito de su "diseño". En Como gustéis subraya el juego de palabras entre hour y where . En Noche de Reyes encuentra el origen de la "cadencia moribunda" que recogerán Keats y Tennyson, y el punto de partida de dos poemas de Blake. Ricardo II le parece "un poema metafísico extenso"; y considera Troilo y Crésida "la más difícil de todas sus obras", lo que explica el interés de Cernuda.

Resulta por completo imposible dar cuenta pormenorizada y cabal de una obra tan amplia e interesante como ésta, en la que el texto y la exégesis shakesperiana son vistos y analizados a la par. Pocos libros de crítica hay hoy tan gratos de leer, tan apasionados, tan subjetivos y tan rigurosos. Bloom ha conseguido una difícil síntesis entre las exigencias de su sabiduría y el humor de su voluntad. El resultado es este discutible y completísimo Shakespeare que es un monumento de la crítica y que habrá de leerse como a companion, pues eso es: la mejor guía para introducirse en su lenguaje, su poesía y su teatro; el mejor modo de acercarse a su contexto histórico preciso y a lo que su autor innova dentro de la tradición.