Image: Los ojos de Rembrandt

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Letras

Los ojos de Rembrandt

Simon Schama

27 febrero, 2002 01:00

Autorretrato sin sombrero y con cuello (1629)

Traducción de Ricardo García. Plaza & Janés. Barcelona, 2002. 848 páginas, 36 euros

Schama ha escrito una obra única que desafía las categorías, donde se mezclan la biografía, la historia social, política, y el análisis de las obras de arte. Donde se violan las fronteras entre la historia y la ficción. Por eso su libro, que ha sido un tremendo éxito de ventas en varios países, ha despertado las iras de los especialistas

Hacia la mitad del libro, comentando el cuadro El noble eslavo [Man in Oriental Dress] que se encuentra en el Metropolitan de Nueva York, Simon Schama señala el desconcierto de los historiadores de arte ante esta obra que no saben si clasificar como un retrato, como una escena histórica o como un retrato historiado. Porque Rembrandt aspira siempre a desmantelar las fronteras entre los distintos géneros (págs. 372-373). Estas palabras se pueden aplicar al propio empeño de Schama: también él ha escrito una obra única que desafía las categorías, donde se mezclan la biografía, la historia social, política, religiosa, y el análisis de las obras de arte. Donde se violan incluso las fronteras convencionales entre la historia y la ficción. Por eso su libro, que ha sido un tremendo éxito de ventas en varios países, ha despertado las iras o el desprecio de los especialistas.

Schama ha luchado desde hace tiempo por sacar a la historiografía de sus carriles académicos. La historiografía, desde Heródoto hasta el romanticismo, fue ante todo una empresa narrativa, hasta que el positivismo desterró de ella el relato. Schama pretende salvar el abismo entre la historiografía académica y el público, aplicando técnicas narrativas para actualizar el pasado y permitirnos participar en él. Sus críticos le acusan de imaginar demasiado, de "enriquecer" los hechos comprobados con demasiados "acaso" y "quizá" y "pudo ser", desdibujando la distinción entre hechos y ficción. Desde la misma escena de la batalla que abre el libro hasta su epílogo. No se trata de una novela, porque está sometida al control de las pruebas documentales, pero utiliza todo los recursos de la épica.

La renovación metodológica que Schama propone viene acompañada por un retorno a la celebración del genio, excluido de la teoría del arte en las últimas décadas. Schama refuta la concepción (defendida, por ejemplo, en la clásica biografía de Rembrandt de Gary Schwartz) del arte de Rembrandt como mero reflejo de los gustos de sus patronos y de las modas culturales y sociales de su tiempo. El libro comienza con dos esquemas consagrados en la tradición de la biografía del artista desde Vasari: el relato del descubrimiento del genio por un gran conocedor y la rivalidad del genio con un gran precursor. El conocedor, en este caso, es el estadista y poeta C. Huygens, una figura importante de la cultura holandesa. Huygens se entusiasma por el joven Rembrandt, por su realismo, por la emoción que su obra destila por la sutileza con que capta la vida interior de sus personajes. Huygens quería que Rembrandt fuera a Italia y que se convirtiera en un segundo Rubens.

Y Rubens precisamente sería el gran precursor cuya sombra, según Schama, perseguiría a Rembrandt durante muchos años. Schama dedica unas 160 páginas (una cuarta parte del libro) a inscribir aquí la biografía a Rubens. El contraste entre las figuras de Rubens y Rembrandt fue un tópico de la literatura artística en el XIX, en los textos de Delacroix, de Thoré o de Fromentin, entre otros. Rubens y Rembrandt eran el día y la noche: el católico y el protestante, el cortesano y el burgués, el idealista italianizante y el realista nórdico, el pintor de los cuerpos triunfantes y el pintor de los cuerpos envejecidos, patéticos, intensamente humanos.

Pero Schama va mucho más allá de este tópico. Inspirándose tal vez en la idea de Harold Bloom según la cual la "angustia de las influencias"sería una pulsión decisiva en la creación poética, Schama presenta a Rubens como el "paragón" de Rembrandt: esto es, a la vez como un modelo perfecto y como el rival por antonomasia. Según Schama, Rembrandt forjó su estilo en confrontación con Rubens y sólo al cabo de muchos esfuerzos consiguió descubrir su propia voz. Los críticos de Schama (entre ellos la especialista Svetlana Alpers) aducen que Rembrandt nunca conoció personalmente a Rubens, que jamás lo mencionó, que no hay ninguna prueba de que Rembrandt soñara pintar y vivir como Rubens. Pero Schama acumula los detalles: que Rembrandt conocía la obra de Rubens, que poseía grabados suyos, que se autorretrataba emulando la actitud del precursor, que compró su casa en Amsterdam porque el vendedor era de la misma familia que había vendido una propiedad a Rubens.

La carrera del joven Rembrandt fue un rotundo éxito. Logró fama y dinero. Se casó con la bella Saskia, de una rica familia burguesa, que le dio un hijo, Titus. Pero la felicidad no duró mucho. Saskia murió de tuberculosis con sólo treinta años. Los negocios de Rembrandt se hundieron en la bancarrota. La nodriza de Titus demandó a Rembrandt por una promesa de matrimonio incumplida; el pintor tuvo que indemnizarla y ella fue confinada en un asilo. Luego vino Henrickje Stoffels, que le ayudaría a sobrevivir ante el embargo. Pero Hendrickje y Titus murieron antes que el pintor. Rembrandt terminó sus días en la miseria, como cumpliendo un destino presentido, porque él había sido desde el principio el artista, dice Schama, fascinado por la ruina, por la caída.

No poseemos muchos documentos sobre la vida de Rembrandt: no hay diarios ni memorias, sólo unas cuantas cartas. Pero tenemos sus autorretratos. Schama nos muestra que la verdadera biografía de Rembrandt está en sus cuadros. Rubens pintó sólo cuatro autorretratos; Rembrandt, veinte veces más. Porque Rubens sabía quién era, mientras que Rembrandt andaba en busca de sí mismo. Sus innumerables autorretratos no serían, según Schama, una afirmación montóna y obsesiva de su ego, sino una especie de disolución experimental del yo en innumerables personae: soldado y burgués, príncipe y mendigo. Ningún artista ha amado tanto las máscaras. Era un ser proteico, camaleónico, sin identidad propia, tal como concebía Keats la figura del Poeta.

Lo mejor del libro de Schama son las descripciones de las pinturas, que renuevan la vieja tradición retórica de la écfrasis. No se detiene en los problemas que suelen preocupar a los especialistas, como la atribución de ciertos cuadros. Describe y describe los cuadros minuciosamente. El lema que encabeza el libro es una frase de Valéry: "Deberíamos pedir disculpas por atrevernos a hablar de pintura." Pero este temor no parece intimidar a Schama. Como él mismo ha explicado, su aspiración suma en este libro era forjar un nuevo lenguaje para describir las obras de arte: un lenguaje no académico, sino vivo. Se ha pasado horas ante cada uno de los cuadros de Rembrandt haciendo listas de palabras, buscando términos inéditos para abrirnos los ojos. Esa frescura se aprecia en los magistrales análisis de cuadros como la Ronda de Noche o la Danae.

La misma exuberancia de las descripciones de los cuadros se extiende a la vida que los rodea. En el capítulo dedicado a la "anatomía de Amsterdam" se nos comunica una imagen total de la ciudad a través de las sensaciones de los cinco sentidos. El arma suprema de Schama es un cierto exceso de detalles. La enorme extensión de sus libros no es casual. Porque no aspira a resolver un problema intelectual, sino a recobrar el pasado en su integridad. Schama utiliza su erudición enciclopédica para envolver al lector, para convercerlo por inmersión. El pasado no está definitivamente muerto: la historia, como decía Michelet, es una resurrección.


Simon Schama (Londres, 1945) estudió historia en la Universidad de Cambridge, donde se licenció y doctoró en 1966 y 1969. Desde 1966 ha enseñado Historia e Historia del Arte en Cambridge, Oxford y Harvard y actualmente en la Columbia University de Nueva York. Sus primeras publicaciones fueron Patriots and Liberators: Revolution in the Netherlands, 1780-1813 (1977) y Two Rothschilds and the Land of Israel (1978). El libro que estableció su reputación como historiador social y cultural fue The Embarrassment of Riches. (1991). También es autor de una History of Britain, sobre la base de la cual ha dirigido una serie de televisión para la BBC.


Otros libros sobre Rembrandt
Alpers, Svetlana: El taller de Rembrandt. La libertad, la pintura y el dinero, Mondadori, Madrid, 1992.
Bailey, Anthony: Rembrandt’s House, Houghton Mifflin Company, Boston y Londres, 1978.
Bal, Mieke: Reading Rembrandt: Beyond the Word-Image Opposition, Cambridge University Press, 1991.
Clark, Kenneth McKenzie: Rembrandt and the Italian Renaissance, N. Y. University Press, Nueva York, 1966.
Gerson, H.: Rembrandt Paintings, Crown Publishing Group, Amsterdam, 1968.
Haak, Bob: Rembrandt: His Life, His Work, His Time, Barrons Educational Series, Nueva York, 1969.
Held, Julius S.: Rembrandt Studies, Princeton University Press, 1991.
Schwartz, Gary D. : Rembrandt: His Life, His Paintings, Penguin, Nueva York y Londres, 1985, 1991.
Slive, Seymour: Rembrandt and His Critics, 1630-1730, Hacker Art Books, La Haya, 1953.
White, Christopher: Rembrandt, Destino, Barcelona, 1992.