Image: Juan Antonio Cebrián

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Letras

Juan Antonio Cebrián: "Los historiadores escriben para epatar a los enemigos"

15 mayo, 2002 02:00

Juan Antonio Cebrián, por Gusi Bejer

Pregunta: ¿Tan duro fue el trauma de los godos que escribió su historia? Respuesta: Sí, aprender la interminable lista de sus reyes fue tan traumático que comencé a pensar en los hombres que se escondían tras las fechas y leyendas. P: En serio, ¿cómo surgió la idea de escribir el libro? R: La verdad es que estaba leyendo bastante sobre la romanización de España y sobre la invasión árabe, y me di cuenta de que había un paréntesis de 300 años que eran los godos, así que me propuse reivindicar ese período clave de nuestra historia y que nos reconciliáramos con él. P: Si los godos hubieran sido norteamericanos (salvando las distancias) ¿conoceríamos sus aventuras a la perfección? R: Sin duda. Los niños se disfrazarían de Alarico y disfrutarían muchísimo. Los godos son nuestro ciclo artúrico, incluso tuvieron su propia Mesa Redonda, la Mesa de Salomón. P: ¿No es una temeridad escribir sobre los orígenes de España cuando tantos se empeñan en negarla? R: En absoluto. En España siempre nos negamos a nosotros mismos, pero estoy muy orgulloso de mi libro porque si olvidamos nuestro pasado nos condenamos al aldeanismo. P: ¿Y qué recomendaría a quien manipula el pasado? R: Que viaje, que lea y descubra distintas versiones de los hechos, porque la suya puede estar tergiversada. Es un ejercicio sano, sobre todo para los chavales que ahora están diri- gidos por sectores políticos que los manipulan. P: ¿Cuándo y cómo nace su pasión por la historia? R: Con ocho años enfermé de hepatitis y mi padre me regaló una Biblioteca Universal en la que, además de los inevitables libros de Enid Blyton, había una colección de biografías que me apasionaron. P: ¿Cuál era su favorita? R: La de Cervantes. Me entusiasmó su vida, fue una aventura increíble. P: ¿Y luego? R: Descubrí a Verne, a Salgari... Con 13 años me compré a escondidas y a plazos una enciclopedia de la II Guerra mundial. P: ¿ése es su secreto para enredar a sus oyentes y lectores con la historia? R: Creo que sí, que esa vocación, esa pasión he logrado transmitirla en mi programa y en los mis libros. La historia me divierte mucho. P: ¿No teme a los puristas, con tanta diversión? R: En absoluto, los historiadores profesionales son eruditos con muchas virtudes y un pequeño defecto: escriben para un círculo reducido textos generalmente encriptados, para sorprender a los amigos y epatar a los enemigos. P: ¿Y usted? R: Yo no rindo cuentas a nadie, soy libre. P: Volviendo a los godos, hay un personaje fascinante, Gala Placidia. R: Me tiene enamoradísimo. Fue una gran mujer, hija, hermana y madre de emperadores romanos, raptada por los godos, enamorada de uno de ellos, convertida en esclava, liberada... P: ¿Y quién es su rey godo favorito? R: Alarico, un gran héroe, un guerrero que unificó todas las tribus visigodas con sólo 25 años. P: ¿Y el más malvado? R: Sigerico. P: Pero si sólo reinó siete días... R: Afortunadamente. Era malo malísimo. Persiguió a los baltangos (la tribu de Alarico), dio una muerte terrible a Ataulfo, torturó a su mujer, mató a sus 6 hijos... P: ¿La muerte natural fue la menos natural de las muertes de sus personajes? R: Sí. Más de la mitad murió en acto de servicio, en la guerra, asesinados, envene-nados incluso. Morir en la cama era una novedad. P: ¿Cree que hoy alguien con el poder de Luiva I lo repartiera “por el bien común”? R: No, es muy difícil tanto altruismo. P: ¿Y se imagina a nuestros políticos utilizando pócimas como la que destronó a Wamba? R: Je, je, no, pero utilizan otro veneno, la palabra, mucho más peligroso. P: ¿Qué le debe su libro a la Alabanza de España de San Isidoro de Sevilla? R: Mucho, esa carta laudatoria es esencial para comprender la historia de los godos, cómo un pueblo supuestamente bárbaro llegó a España en un número no superior de 200.000 y quedó fascinado. P: ¿Qué le diría a quién considera que su libro es demasiado fácil? R: Nada, me encanta que lo sea. Verá, podía haber hecho un libro erudito, de más de mil páginas, que interesase a los críticos y a pocos más. Yo me quedo con los lectores. ¿Sabe que recibo muchas cartas de jóvenes que me aseguran que los míos son los primeros libros que han leído? P: ¿Hacia dónde le dirige la rosa de los vientos? R: No sé, tiene treinta y dos rumbos y cualquiera puede ser saludable. No me faltan proyectos. P: ¿Sí? ¿Qué está preparando? R: Ahora me gustaría escribir sobre los 800 años de nuestra Reconquista, contarla de otra manera. También otra entrega de los Pasajes de la Historia, y otro con mis personajes favoritos del siglo XX.