Image: Museo de cera

Image: Museo de cera

Letras

Museo de cera

José María Álvarez

10 julio, 2002 02:00

José María Álvarez. Foto: Mercedes Rodríguez

Renacimiento. Sevilla, 2002. 905 págs., 36 euros

En 1978 se publicó la primera edición "definitiva" de Museo de cera, una de las obras más características de la estética novísima, uno de cuyos rasgos, el culturalismo exhibicionista y externo -sólo muy tangencialmente relacionado con la verdadera cultura-, llevaba hasta extremos casi caricaturescos.

En 1984, fecha de otra edición "definitiva", el poeta daba por cerrado el ciclo, aunque dejaba abierta la posibilidad de incorporar algún poema suelto "siempre que pertenezcan a ese ámbito". Lo que por entonces estaba escribiendo era un libro independiente, sin citas, distinto a Museo, cuyo título sería Tossigo ardento. Pero Tossigo ardento, lo mismo que los sucesivos libros que José María álvarez iría publicando, acabará pasando a engrosar Museo de cera, que ha perdido ya su significación primera para convertirse en una peculiar manera de publicar la poesía completa.

Una manera poco afortunada, puesto que destruye la unidad de cada libro y distribuye los poemas, según una vaga relación temática y sin tener en cuenta la cronología, entre las nueve artificiosas partes de Museo de cera. Así La edad de oro constituía originalmente una antología de poetas apócrifos de la época clásica que se daban como verdaderos en un juego de borgiana erudición. Esos poemas pasan a ser atribuidos al propio autor (con lo que pierden buena parte de su gracia) o cambian de presunto autor y destinatario, con lo que queda de relieve lo frágil y caprichoso de su andamiaje culturalista. Uno de los poetas de La edad de oro es Anastasio "el Bizantino", de quien se nos ofrece incluso la novelada biografía. Nacido en Cartagena, "por causa ignorada, mató a un oficial de la guardia viéndose precisado a abandonar la ciudad (el 537); refugióse en Costantinopla, donde tomó contacto con la más alta Inteligencia de la época, fue favorito del emperador Mauricio y bajo su protección prosperó". Su poema "Elogio de mi señor el emperador Mauricio" se incorpora a Museo de cera con el título de "Alabanza de Sayz Al-Dawla de Alepo por Abul-l-Tayyib Ahmad Ibn Al-Husayn de Cufa". El escudo de Aquiles y, más adelante El botín del mundo, se nos ofrecían como "un nuevo giro en la poesía de álvarez", como el paso a un culturalismo más experiencial; tal novedad deja de ser visible al entremezclarse sus poemas en el maremagnum de la obra completa. Lo mismo le ocurre al "Lapidario", la sección primera y más extensa de La lágrima de Ahab.

Pero a un poeta hay que juzgarle por sus aciertos y no por la manera más o menos afortunada como los administra o por el personaje literario que gusta de representar. Y el lector que no se asuste ante lo voluminoso de este Museo de cera, el que tenga paciencia para hojear y descartar, para aceptar con una sonrisa las boutades que quizá escandalizaban hace treinta años, encontrará a un espléndido poeta, a un insaciable coleccionista de toda la belleza del mundo, a un maestro en el arte de la admiración a los maestros. A José María álvarez acabamos perdonándole todo. Incluso que titule un poema "The odds is gone, and there is nothing left remarkable beneath the visiting moon", se lo dedique a la Universidad de Cambridge, y luego el poema coincida exactamente con su título: "The odds is gone, /And there is nothing left remarkable/Beneath the visiting moon". O que le plagie a Borges su "Otro poema de los dones". O que guste de exhibir una algo arcaica concepción de la virilidad: "De todas las palabras/Que una mujer ha dicho a un hombre/Las más hermosas siguen siendo/Déjame ser tu puta".

Catálogo de músicas, magias, libros, ciudades, adolescentes entrevistas, noches de alcohol y amistad este Museo de cera, donde alterna el rebuscado culturalismo -marca de la casa- o los ejercicios vanguardistas con un tono más autobiográfico y despojado, muy propio de cierta poesía de los ochenta: "Venía yo de comprar libros/en la Cuesta de Moyano, y/sentada junto a la verja del Botánico/la vi".

Cierra el volumen "Signifying nothing", extenso y ambicioso poe-ma que compendia su manera de ver el mundo, una síntesis autobiográfica que aspira a serlo también de la historia de la cultura (para J. M. álvarez, su propia historia).