Image: Sin piedad, sin esperanza

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Letras

Sin piedad, sin esperanza

David Solar

13 febrero, 2003 01:00

David Solar, por Gusi Bejer

Almed. Granada, 2003. 674 páginas, 18’27 euros

El autor de esta obra, periodista e historiador, no sólo ha actualizado cronológicamente el conflicto árabe-israelí (documentado desde el principio hasta el final), sino que además el denso ensayo posee unos anexos indispensables

Se atribuye al padre de la física nuclear, Albert Einstein, la puntualización de que "el hecho de que uno no pueda influir realmente en el curso de los acontecimientos no le exime de responsabilidad moral". Esta puntualización data del año 1952, cuando Einstein -científicamente instalado en la universidad de Princeton- hubo de rechazar la presidencia del joven estado de Israel a la muerte de Chaim Weizmann. Fueron aquellos años de compás de espera en el conflicto local más enconado que ha registrado el siglo XX.

Nos enfrentamos ahora con un denso ensayo que gira en torno a la denominada "segunda cuestión de Oriente (Próximo)": o sea, la que nace a la historia solapándose prácticamente con el final del imperio turco-otomano (1918-1923) de resultas de la redistribución de competencias administrativas sobre las provincias del Creciente Fértil. Gran Bretaña y Francia fueron designados en la postguerra inmediata -bajo el paraguas del Tratado de Versalles- mandatarios en la zona, en defecto de la arruinada administración turco-otomana en la zona de marras.

David Solar, autor de una obra-primicia sobre el tema (El Laberinto de Palestina, título con resonancias de Gerald Brenan), ha vuelto de nuevo a abordarlo luego de cinco años angustiosos para israelíes y palestinos de Israel (y de la diáspora): justo los que median entre la primera (8, septiembre, 1987) y la segunda Intifada que se desencadenó el 28 de septiembre de 2000. Puede afirmarse sin pecar de hiperbólico que David Solar ha conseguido escribir una versión sensiblemente enriquecida de la primera de sus obras en torno al Conflicto armado (y moral) que viene arreciando sobre la vieja Palestina desde 1948-49. Al llevar la descripción del Conflicto hasta finales de 2002, Solar actualiza la involución del contencioso a partir del 28 de septiembre de 2000, cuando el hoy primer ministro isreelí Ariel Sharon visitó la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, volviendo a abrir, con un gesto provocador a todas luces, la Caja de Pandora, si acaso estuvo cerrada del todo.

No se trata, sin embargo, de que el autor de esta obra, periodista e historiador de oficio, haya actualizado cronológicamente el tema, sino que el volumen que ha editado Almed posee los anexos indispensables al profano en la materia: cronología selectiva, relación de protagonistas y bibliografía. Bibliografía, dicho sea de paso, en la que es cierto que, por omisión involuntaria, falta la obra de Rafael Dezcallar, algún título de Amos Oz y referencia al "incontournable" Bernard Lewis de las "identidades múltiples" del Oriente Próximo y Medio. La obra lleva intercalados una serie de mapas y tabulaciones bien colocados por lo general, algo que por banal que resulte no siempre logran hacer bien otros autores. Todo ello hace de Sin piedad, sin esperanza una obra de referencia en la materia que aborda.

Si bien es evidente que el relato del Conflicto está documentado desde el principio hasta el final en aspectos tales como las negociaciones políticas, las guerras árabe-israelíes, la cuestión demográfica -con el consiguiente pavor de Tel-Aviv a la "Ley del Retorno" de, siquiera, la mitad de la población palestina establecida en el cinturón árabe que rodea al Estado de Israel-, y el vital problema del agua, la lectura del último tramo del libro pone de relieve que se comprime en demasía la trama de la historia que narra el autor.

Y narra a partir de la consciencia de una desposesión territorial paulatina, anterior a la fundación de Israel (1887-1947), defendida con uñas y dientes en el campo de batalla por las tropas y la aviación israelíes y, desde la distancia, por el lobby judío-americano. La administración de George Bush Jr. no ha venido sino a hacer un despliegue de cinismo moral, burlador de las varias resoluciones de la ONU que apelan a la devolución del statu quo en la zona anterior a la Guerra de los Seis Días (1967), amén del trato desigual que la Casa Blanca dispensa actualmente a las partes encontradas que se baten "sin piedad, sin esperanza" en tierra tres veces santa. Si este esfuerzo de síntesis que ha llevado a buen fin David Solar se viera culminado en una próxima edición con un resumen final "de la tragedia que no cesa", la obra añadiría, a no dudar, un par de quilates más a su considerable peso específico.