Image: La obsesión antiamericana

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Letras

La obsesión antiamericana

Jean-François Revel

19 junio, 2003 02:00

Jean-François Revel

Traducción de Carlos Manzano. Urano. Madrid, 2003. 256 páginas, 16 euros

Profundo y polémico como todos sus libros anteriores, La obsesión antiamericana destila las ideas esenciales de toda su obra: no hay progreso sin libertad. Revel cree que el antiamericanismo creciente es el precio inevitable de un éxito

Jean-François Revel, metido ya en los 78 años, nunca ha rehuido los retos más difíciles: la descolonización y la carrera de armamentos en los 50, la rebelión de los jóvenes en los 60, la crisis del Estado del bienestar en los 70, el desplome soviético en los 80, el triunfo del modelo liberal en los 90, el terrorismo, la democracia y la libertad siempre.

Desde Pourquoi des philosophes? (1957), nos ha entregado sus diagnósticos en 31 libros (uno cada año y medio) y unos cien artículos anuales, los mejores publicados semanalmente en "L’Express" del 66 al 81 y en "Le Point" desde el 82.

Profundo y polémico como todos los anteriores, La obsesión antiamericana, destila en 235 páginas (descontados el índice y las presentaciones) las ideas esenciales de toda su obra: no hay progreso sin libertad; como Atenas, Roma, la Italia del Renacimiento, Inglaterra y Francia en el XVIII fueron sociedades-laboratorio donde se inventaron y probaron soluciones de civilización y de libertad, desde el siglo pasado le ha tocado el turno a los EE.UU.; el antiamericanismo creciente es el precio inevitable de un éxito.

Desde su domicilio frente a la imponente catedral de Notre-Dame, el gran defensor de la derecha liberal europea y de los Estados Unidos en Francia sigue viéndose como el hombre de izquierdas que fue en su juventud, antes de anclar como profesor de filosofía en el Instituto Francés de México, pero todo en su obra rezuma conservadurismo. Hay que ser bastante cínico para proclamarse de izquierdas alguien que lleva media vida colaborando con el reverendo Sun Myung Moon, la universidad del exilio cubano de Novak y el Instituto de Historia Social.

Ilustrado, bien documentado, brillante y provocador, editorialista de raza, en su último libro actualiza el debate sobre los EE. UU. iniciado hace 30 años con Ni Marx ni Jesús y responde a tres preguntas: cuáles son las causas y las consecuencias del antiamericanismo, cuáles son las verdaderas razones del 11-S y dónde estamos, catorce años después de la caída del muro de Berlín.

El antiamericanismo, escribe, se confunde con la antimundialización y se alimenta de la desinformación o, peor aún, de la voluntad de ser desinformado. Hasta aquí, pocas novedades. Ya nos lo había contado en El conocimiento inútil. La novedad estriba en la continuidad que ve entre el antiamericanismo visceral, nutrido más de pasiones que de razones, de la Guerra Fría y el de nuestros días.

Su principal error está en la generalización; su principal acierto, en los detalles, en las flagrantes contradicciones del antiamericanismo y en los ejemplos con los que ilustra cada afirmación. Confundir el movimiento antimundialización con la izquierda y a sus partidarios con "soldados licenciados del ejército comunista vencido" es, aparte de exagerado, un insulto para muchos.

"La función principal del antiamericanismo era (en 1970) -y lo es aún hoy- la de difamar al liberalismo en su encarnación suprema", añade. Vuelve a exagerar cuando afirma que "el objetivo de la izquierda es la mundialización pero sin mercado" y que "la única mundialización con balance positivo ha sido la capitalista". Llamar, en fin, "fantasmas resurgidos de un pasado de ruinas y de sangre" y "vejestorios ideológicos" a todos los antimundialistas es caer en los mismos defectos -parcialidad, manipulación, obsesión y mentiras- que denuncia. El unilateralismo de los EE.UU. no es sólo, como Revel asegura, "consecuencia mecánica del fracaso de las otras potencias" ni el 11-S se puede reducir al "resentimiento contra los EE.UU."