El gaucho insufrible
Roberto Bolaño
30 octubre, 2003 01:00Roberto Bolaño. Foto: Oriol Tarridas
Sin duda no será éste el libro que nos ofrezca la auténtica dimensión del escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003), recientemente fallecido en Barcelona, ciudad donde residía.Se dijo que andaba a vueltas desde hace años con una extensa novela. Pero a Roberto Bolaño le llegó, por el contrario, la muerte que anunciaba ya en algunas páginas de El gaucho insufrible. "Literatura+enfermedad=enfermedad" es una conferencia en la que un relato nimio, una excusa, le permite reflexionar sobre la enfermedad y la muerte. Bolaño falleció de una afección hepática. Aquí confiesa: "Abusé de la lectura pero nunca quise ser un autor de éxito. Incluso la pérdida de dientes para mí era una especie de homenaje a Gary Snyder, cuya vida de vagabundo zen lo había hecho descuidar su dentadura. Pero todo llega. Los hijos llegan. Los libros llegan. La enfermedad llega. El fin del viaje llega". Otra conferencia cierra el volumen: "Los mitos de Chtulhu", donde el autor lanza una furiosa diatriba contra algunos escritores españoles e hispanoamericanos que entiende excesivamente preocupados por las ventas de sus libros. Puede parecer excesivo, aunque responda a una declaración de principios: "Que cualquiera pueda decir lo que quiera decir y escribir lo que quiera escribir. Estoy en contra de la censura y de la autocensura. Con una sola condición, como dijo Alceo de Mitilene: que si vas a decir lo que quieres, también vas a oír lo que no quieres".
El resto de textos son relatos. El primero se titula "Jim" y sus primeras líneas dan idea de por dónde pretendía discurrir la creación de Bolaño: "Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim y desde entonces nunca he vuelto a ver un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes, como Jim, ninguno". La concisión del estilo e incluso algunos recursos narrativos poseen ecos de Borges y hasta de Hemingway. La explosiva mezcla se convierte en hallazgo. Sin embargo, "El policía de las ratas" no deja de ser un ejemplo de asimilación kafkiana. En sus primeras páginas el lector cree hallarse ante un cuento policíaco, cuando el protagonista es una rata que intenta descubrir a una asesina, porque en el mundo rateril resulta excepcional que se produzcan hechos criminales. El narrador logra resolver el enigma con un especial olfato y practica la correspondencia con lo humano de forma simbólica. El relato de mayor amplitud, "El gaucho insufrible", se sitúa en una Pampa empobrecida y desértica, poblada de agresivos conejos, alimento casi exclusivo de los escasos habitantes de las haciendas. El protagonista es un abogado que vive en Buenos Aires, pero que se traslada a esta zona pampeana donde más tarde le visitará su hijo. Allí adquiere un caballo al que llamará, con un guiño literario, José Bianco, y contrata unos inútiles gauchos. La situación degradada, pese a los esfuerzos de restauración de la hacienda, apenas si se altera con la integración de una mujer y sus hijos que vivían en otra hacienda lejana. Cuando se ve obligado a regresar a Buenos Aires lo hará por poco tiempo. Elige "esos pobres gauchos que me aceptan y me sufren sin protestar". Bolaño no sólo sitúa a los personajes en un paisaje humano y material que desmitifica, se adentra en los recovecos del ser argentino y hasta en el uso de abundantes argentinismos. "El viaje de álvaro Rousselot", más borgeano, también se ambienta en la Argentina. Allí un escritor argentino cuyas primeras novelas cree que fueron utilizadas e incluso mejoradas por un director de cine francés pretende conocerlo. "La vocación" y "El azar" constituyen las dos partes de un retrato construido con treinta fragmentos cada una. El lector puede seguir el relato en dos tiempos distintos a través de un personaje secundario, un antihéroe, comisario de policía visto desde dos perspectivas temporales. El libro permite advertir los vericuetos por los que se adentra un escritor capaz de forjar mundos ajenos con una clara ambición de renovación formal. Se encontraba en un buen camino y el resultado, pese a su diversidad, constituye un libro ambicioso y provocativo que agradeceremos.