Image: Bush en Babilonia. La recolonización de Iraq

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Letras

Bush en Babilonia. La recolonización de Iraq

Tariq Ali

15 abril, 2004 02:00

Tariq Ali, por Gusi Bejer

Traducción de María Cornero. Alianza editorial. Madrid, 2004. 286 páginas, 17’50 euros

Británico de origen pakistaní, "musulmán no musulmán", como él mismo se define, y antiguo leninista, Tariq Alí es un genuino "intelectual mediático" de proyección internacional. Su último libro ofrece a la vez una breve historia de Iraq en el siglo XX, un análisis de los motivos de la intervención militar anglo-americana contra Saddam Hussein y una diatriba general contra la maldad de Occidente.

La narración histórica no es muy sugerente en sus interpretaciones ni muy clara exposición, pero le será útil a quien quiera introducirse en el tema. El análisis de los motivos de la guerra ofrece argumentos interesantes, pero no está suficientemente desarrollado. En cuanto a la diatriba antioccidental, resulta muy simplista, pero me temo que hará las delicias de quienes creen que el verdadero eje del mal es el que encabezan Bush, Blair y Sharon.

La historia de Iraq en el siglo XX presenta una sucesión de conflictos internos, punteados por la muerte violenta de sus gobernantes. El rey Ghazi murió en un sospechoso accidente de automóvil en 1933. El rey Faisal II y sus familiares fueron asesinados durante la insurrección militar de 1958. El general entonces triunfante, Qasim, fue eje-
cutado a su vez en 1963, tras un golpe organizado por el partido Baas. Y los vencedores de 1963 se enfrentaron en sucesivos conflictos, hasta que en 1979 Saddam Hussein logró el poder absoluto, que empleó para llevar a su país a las desastrosas guerras contra Irán y Kuwait.

Las raíces de tales conflictos apenas son abordadas por Tariq Alí, quien se limita a afirmar que la incapacidad de nacionalistas y comunistas para superar sus diferencias fue una tragedia para Iraq. Los militantes del Partido Comunista Iraquí son de hecho los héroes de su historia, pero sólo hasta julio de 2003, porque cuando en esa fecha se incorporaron al Consejo de Gobierno instalado por los ocupantes, se convirtieron, según Tariq Alí, en el "Partido de los Colaboracionistas de Iraq".

Respecto al motivo que condujo a Bush y Blair a la guerra, Tariq Alí afirma que "no era exclusivamente el petróleo, y mucho menos los derechos humanos, sino que se trataba de un método de reafirmar la hegemonía imperial". Con bastante sensatez añade que "si el petróleo hubiera sido el único motivo para entrar en guerra, nada habría impedido un acercamiento a Saddam Hussein, que no habría puesto mayores obstáculos para negociar con las compañías norteamericanas de los que había puesto para llegar a un acuerdo con las francesas y rusas". En cuanto a la cuestión de la democracia, Tariq Alí afirma que no podía ser el objetivo de George Bush y Tony Blair. En realidad, no parece que imponer la democracia mediante la fuerza resulte una receta recomendable y así lo explicó el propio Colin Powell en el año 1992, dando lugar a una de las más sabrosas citas que recoge el libro. Un sólido motivo que se esgrimió antes de la guerra y que, hemos de confesarlo, nos convenció a muchos, fue el de la amenaza que suponían las armas de destrucción masiva iraquíes.
Posteriormente se ha comprobado que Saddam Hussein, quien en el pasado había empleado armas químicas contra iraníes y kurdos sin suscitar apenas protestas internacionales, no disponía ya ni de armas de destrucción masiva ni de capacidad de producirlas en un corto plazo. Una tesis interesante que sostiene Tariq Alí es que si la administración Bush recurrió a ese argumento fue "con el objeto de lograr la aprobación de la ONU y así facilitar a Blair la tarea de convencer al Parlamento británico de que votara a favor de la guerra".
Descartados el petróleo, la democracia y las armas de destrucción masiva, la búsqueda de los motivos de la guerra ha de centrarse en los objetivos geopolíticos, lo que Tariq Alí llama "la hegemonía imperial". Lo malo es que en este punto nuestro autor sustituye el análisis por la diatriba antioccidental. Y para ello recurre tanto a ejemplos reales de atrocidades perpetradas por las potencias coloniales como a afirmaciones cuya relación con la verdad histórica resulta, por decirlo suavemente, problemática.

Nos enteramos por Tariq Alí de que el imperio otomano gobernaba con más tolerancia que los colonialistas ingleses y franceses que le sucedieron, algo que sin duda interesará a los armenios, víctimas del genocidio en tiempos otomanos. Aprendemos que la ONU, de la que Tariq Alí tiene una opinión pésima, autorizó en 1950 la invasión norteamericana de Corea, cuando hasta ahora creíamos que la inter- vención autorizada por la ONU fue en defensa de Corea del Sur, invadida por las tropas comunistas del Norte. ¿Perdonarán los coreanos a la ONU por haberles condenado a la prosperidad capitalista, en lugar de disfrutar de la tiranía de Kim Il Sung y Kim Il Yong?

Nuestro autor nos informa también de que "la democracia capitalista" ha hecho estragos en buena parte de América Latina y en toda áfrica, un continente este último entre cuyos males no sabíamos que se encontrara precisamente la democracia. Finalmente Tariq Alí ilumina nuestra ignorancia al informarnos de que las dictaduras más sanguinarias del último medio siglo han sido protectorados de hecho de los Estados Unidos. Debemos pues deducir que Mao, Pol Pot y los genocidas ruandeses gobernaban a sueldo de Washington. ¿Quién lo habría dicho?


"Estoy con el terrorismo"
En la introducción de su libro, Tariq Alí reproduce extensos fragmentos de un poema que el sirio Nizar Qabbani (en la imagen), recientemente fallecido, dedicó en 1997 a la juventud palestina y árabe en general. Su título es "Estoy con el terrorismo" y estas palabras se repiten una y otra vez en versos como los siguientes: "Estoy con el terrorismo/ si puede salvarnos/ de los inmigrantes de Rusia,/ Rumanía, Hungría y Polonia."

Tales inmigrantes son por supuesto los israelíes y con esta defensa de los métodos terroristas Tariq Alí pretende defender la causa palestina. El terrorismo sería el único recurso de un pueblo oprimido que carece de otras armas. Pero el argumento es falaz. Hay motivos para dudar de que, ni la espiral terrorista, ni el sueño de aniquilar a Israel vayan a conducir alguna vez a una Palestina independiente y próspera.

El buen camino es otro, es el camino de la negociación y de la paz que palestinos e israelíes emprendieron hace demasiado tiempo en Oslo. La vía de la negociación es sin embargo rechazada por todos los Nizar Qabbani y los Tariq Alí.
El primero lo dijo en verso: "Se nos acusa de terroristas/si nos negamos a negociar con los lobos/y a estrechar la mano de las rameras."


¿Quién es Tariq Alí?
Periodista, escritor y director de cine, Tariq Ali (Lahore, Pakistán, 1943) estudió en Oxford, a donde marchó como consecuencia de su oposición a la dictadura militar paquistaní de los 60 y donde se implicó en diversos movimientos estudiantiles contra la guerra de Vietnam. Dueño de su propia productora independiente de televisión, Bandung, que realizó programas para el canal 4 de Gran Bretaña en los años 80, en la actualidad vive en Londres y colabora habitualmente con la BBC, con periódicos como "The Guardian" y revistas como el "London Review of Books" y "New Left Review", de la que es también editor (en el sentido anglosajón del término, es decir, responsable de sus contenidos).

Autor de una docena de libros sobre la crisis política de Oriente Medio, entre sus obras destacan El choque de los fundamentalismos (2002, Alianza), un bestseller en todo el mundo, cinco novelas, biografías y guiones para la pantalla y la televisión. Su novela A la sombra del granado fue galardonada en 1994 con el premio Arzobispo San Clemente a la mejor obra de ficción en lengua extranjera en España, y, como El libro de Saladino, ha sido traducida a varios idiomas.

Aún no han visto la luz en España The Stalinist Legacy: Its Impact on 20th-Century World Politics, The Nehrus and the Gandhis, Can Pakistan Survive?, Streetfighting Years o Who’s Afraid of Margaret Thatcher?: In Praise of Socialism; Revolution from Above: Where is the Soviet Union Going?; Trotsky for Beginners; Masters of the Universe: NATO’s Balkan Crusade o The Stone Woman.

Hace unos meses fue detenido en el aeropuerto de Munich por llevar un libro de título sospechoso: Sobre el suicidio, de Karl Marx. El oficial que le arrestó, cuenta, "me brindó una sonrisa triunfante y me dijo: Después del 11 de setiembre no puede usted viajar con libros como éste".