Los mejores cómics de 2024: del maestro del terror japonés a una adaptación de 'La carretera' de McCarthy
- Un recorrido por nueve cómics esenciales de este año, con nombres destacados como Junji Ito, María Hesse y Max Baitinger.
- Más información: Joe Sacco dibuja una G de "genocida" en la frente de Joe Biden en su cómic 'La guerra de Gaza'
Consultando olvidadas ciencias arcanas para entender la diferencia entre el significado y el valor de los números, existe un dígito vinculado con el amor a la humanidad, que ensalza la abnegación y la vocación de ayudar a los demás. Visto así, ese número me resulta muy navideño. Aquí van mis nueve cómics de 2024, en este listado un tanto arrogante con la sana pretensión de resumir la aportación del cómic al año que ahora termina.
1. Uzumaki integral, de Junji Ito
Planeta Comic
Historias enigmáticas sobre espirales surgidas de la nada invaden la vida cotidiana en un Japón instalado en el imaginario colectivo. Edición magnífica para confirmar el talento del maestro del terror japonés Junji Ito como un creador capaz de invocar tradiciones milenarias a través de una colección de relatos de lógica inexplicable y desenlaces angustiosos. Surrealismo, magia y folclore ocupan este volumen integral de gráfica preciosista y trama adictiva para amantes del inframundo y el horror corporal.
2. Lo que les espera, de Liam Cobb
Libros Walden
El polifacético Liam Cobb aprovecha su versatilidad como narrador visual para reclamar su lugar como uno de los artistas más importantes de la escena independiente británica con esta propuesta de cuentos cortos inundados de sofisticado cromatismo y un realismo poliédrico.
Las páginas recorren múltiples estilos visuales confirmando la capacidad de Cobb para extraer emociones de cada planteamiento narrativo, ya sea en el lejano oeste o en una isla exótica. Una lectura vibrante sazonada con desolación, lujo y distopía, pensada para gourmets del cómic que disfruten con el vértigo de lo inquietante.
3. El miedo, de María Hesse
Lumen
María Hesse posee la capacidad de crear un universo visual con sus trazos. Es como una firma: cualquier relato suyo se reconoce al instante. En este cómic disecciona sus temores, sus inseguridades, sus dudas existenciales utilizando la ilustración como mecanismo de introspección. Un relato dominado por su condición de mujer. Y lo comparte con nosotros.
Alegorías visuales, ilustraciones con efecto sanador, finura y elegancia para enfrentarse a los miedos, a los ritos de paso que aguardan durante la existencia: primer amor, envejecer, maternidad. Algo visceral y muy femenino empapa todo el cómic para convertir su lectura en una experiencia transformadora e inolvidable mientras nos recostamos en la ilustraciones mágicas y perturbadoras de María Hesse.
4. Goiter, de Josh Pettinger
La Cúpula
La línea clara de Chris Ware y Daniel Clowes adquiere una dimensión cósmica bajo la mirada underground de Josh Pettinger. El mundo como lugar hostil revisitado con un punto canalla saludable para cuestionar el vacío de la existencia actual o la impotencia ante el destino.
Incoherencia kafkiana, sentido del humor absurdo y realismo incómodo se apoderan de esta brillante colección de relatos de temática variopinta poblada de seres fronterizos (bomberos, cómicos, asesinos, cabezas parlantes…). Ilustración con regusto vintage amplifica la experiencia y sumerge al lector en un microcosmos que nos hace cómplice. A veces para disfrutar, basta con dejarse llevar.
5. Lo que más me gusta son los monstruos 2, de Emil Ferris
Reservoir Gráfica
La palabra imprescindible no consigue transmitir lo que aporta Emil Ferris al cómic. Esta segunda entrega del clásico Lo que más me gusta son los monstruos (Reservoir Gráfica, 2018) confirma lo ya sabido: estamos ante una de las grandes autoras de este siglo.
Lo que más me gusta son los monstruos 2 emerge como un festival gráfico capaz de recorrer todo el virtuosismo nacido de los recursos creativos de esta ilustradora inigualable. Montajes gráficos de regusto a serie B sitúan el relato a final de los turbulentos años 60. Un collage prodigioso de acabados exquisitos y rotulación de orfebre acompaña a la evolución de la joven Karen, en una trama abierta que exige al lector tomar posiciones a medida que avanza la investigación sobre la muerte de Anka. Secretos y epifanías dan relevancia a un elenco de secundarios de lujo que arropan a la protagonista. Inolvidable.
6. Sybilla, de Max Baitinger
Fulgencio Pimentel
La vida de la poetisa barroca Sibylla Schwarz en cómic no es una biografía histórica. No puede serlo si el autor es Max Baitinger. El estilo visual y narrativo del creador alemán transforma todo lo que toca para insuflarle un lirismo literario y una identidad visual colorida y dinámica que traslada la experiencia a un territorio distinto, más sofisticado, más resonante.
Los poemas de Sybilla se incorporan al cómic mediante bellas ilustraciones y mientras buscamos el sentido a palabras que vuelan y dibujos sobre penurias y conflictos, recorremos junto a la escritora los múltiples lances de su corta vida. Sybilla falleció de disentería el día de la boda de su hermana mientras escribía su último poema. Tenía 17 años.
Un cómic cargado de sensibilidad y humor vital que pone en valor el compromiso con lo que ya significaba ser mujer hace más de cuatrocientos años abriendo una ventana a un mundo desconocido. Un cómic conmovedor y hermoso.
7. Ciudades e infraestructuras, de Shintaro Kago.
Ponent Mon
El ero guro es un estilo de manga que hace referencia al erotismo y se explaya en lo grotesco. Y tiene un maestro: Shintaro Kago. En 35 cuentos cortos, Ciudades e infraestructuras se zambulle en lo absurdo y lo bizarro, cruzando las líneas rojas que proponen ciertos tabúes, para mostrar sin complejos las rarezas, parafilias y desbarres de la sociedad actual. Nada le gusta más a este reconocido autor japonés que remover conciencias, utilizando un humor muy negro, para llamar la atención sobre las incoherencias del estilo de vida occidental. Terror cotidiano, y por eso monstruoso, en un cómic audaz para personas de espíritu curioso y estómagos aguerridos.
8. El color de las cosas, de Martin Panchaud.
Reservoir Books
Gracias a El color de las cosas, Martin Panchaud se ha convertido en una referencia a citar. La historia atrapa desde la primera página: una suerte de road movie donde el protagonista Simon, un niño de 14 años tímido y con sobrepeso, sometido a episodios de acoso, consigue ganar una fortuna apostando a los caballos. El verdadero relato empieza cuando toca cobrar ese premio. Giros argumentales y dramas familiares acompañan al adolescente en su aventura.
Pero en el cómic siempre hay espacio para sorprender, y el autor suizo lo ha hecho cambiando la forma de narrar dentro de las viñetas: aquí los personajes son círculos. Planos cenitales y grafismo vectorial imprimen a esta obra un carácter visual único. Infografías y pictogramas podrían alejar al lector, sin embargo, crean un lenguaje nuevo, bidimensional, un código que conecta con el lector de un modo diferente con mecánicas típicas de videojuegos. Minimalismo y plasticidad demuestran la existencia de territorios inexplorados dentro del cómic que merecen el crédito de la lectura.
9. La carretera, de Manu Larcenet
Norma Editorial
Este listado de 2024 incluye una recopilación, una obra original, una segunda entrega, una biografía, manga en dos estilos, una creación experimental… ¿dónde está la adaptación literaria? Cormac McCarthy es uno de los escritores norteamericanos más reconocidos de los últimos treinta años, en particular por ser ganador del Premio Pulitzer de ficción por La carretera (2007). Llevada al cine en 2009 nos da una idea de que estamos ante un texto de una enjundia poco común. Pocos como el consagrado artista francés Manu Larcenet pueden acometer un reto del calibre de adaptar al cómic un clásico moderno y salir exitoso.
En un mundo postapocalíptico, donde la única lucha posible es la supervivencia, un padre y un hijo se enfrentan al desafío de cruzar paisajes destruidos para sobrevivir en el entorno más hostil imaginable. Devastación y emociones encontradas a flor de piel. Una travesía lúgubre y desasosegante, un viaje iniciático plagado de ilustraciones sombrías, una historia de pérdida de la inocencia que es a la vez una reflexión sobre la especie humana. Si lee el cómic, se emocionará. Y habrá quien haga el viaje de vuelta hacia el libro.