Letras

Paso de contarlo

César Martín Ortiz

9 septiembre, 2004 02:00

Editorial Alcancía. Plasencia, 2004. 61 páginas, 5 euros

Conviene dar cuenta de la publicación de este librito, no por tratarse de una cuidada edición minoritaria de 500 ejemplares numerados, sino porque los nueve relatos breves que contiene confirman la presencia de un excelente escritor -patente ya en su obra anterior, Nuestro pequeño mundo (2000)-, que, por alguna razón, prefiere mantenerse en el arcén de la industria editorial y dentro de los estrictos límites del cuento corto, aunque es evidente que posee capacidad suficiente para abordar obras de mayor envergadura. Unos cuantos relatos de este volumen son, por la aparente simplicidad de su planteamiento, por su poder sugeridor y, en algún caso, por su portentosa elevación a categorías simbólicas, dignos de figurar en la más exigente antología del género. En "Flamenco", por ejemplo, cuatro páginas de narración aparentemente objetiva y convencional ofrecen un súbito giro en las líneas finales que deja en el aire esbozada una personalidad insospechada durante todo el relato. "Paso de contarlo", que parece la versión narrativa de un conocido poema de Antonio Machado, es un alarde de maestría en el uso de la sugerencia. "Fácil", texto casi enteramente despojado de rasgos narrativos y salpicado de elementos deliberadamente triviales y familiares, es un relato sobresaliente y una de las más originales alegorías de la creación literaria que recuerdo.

Tendrían que leerlo todos aquellos que reflexionan sobre la escritura y el arte de escribir. El minucioso y medido escalonamiento de sucesos organizado en las siete páginas de "Reformas" -que también invita a una lectura en clave, como casi todos los cuentos del libro- muestra muy bien la capacidad constructiva de Martín Ortiz para mayores empeños. Las virtudes imaginativas del autor no residen tanto en la invención de historias insólitas como en su facilidad para bosquejar hechos triviales, a veces con mínima contextura narrativa, y acomodarlos con maestría para sugerir temas de indudable hondura: el fracaso, el desvanecimiento de las ilusiones, la relación entre la literatura y la vida, la educación sentimental, la creación artística. El vehículo de estas construcciones resulta ser, además, una prosa impecable y exacta, sin una mácula. La edición, con toda su modestia, es de un gusto exquisito. Lástima es que todo esto llegue a pocos.