Image: Una historia del flamenco

Image: Una historia del flamenco

Letras

Una historia del flamenco

José Manuel Gamboa

26 mayo, 2005 02:00

Camarón de la Isla, por Gusi Bejer

Espasa. Madrid, 2005. 536 páginas, 26 euros

El flamenco es un arte vivo, que tenemos muy cerca, y sus protagonistas son personajes accesibles con quienes el aficionado puede tener un trato directo, compartir hasta cierto punto su forma de vida y saber de primera mano qué piensan, cómo ven su propia cultura.

Casi ningún periodista que escribe de rock ha tenido la oportunidad de entrevistar a Mick Jagger, por ejemplo. Sin embargo, cualquier crítico flamenco ha compartido más de una reunión con Chano Lobato, Menese, Rancapino, Carmen Linares y otras figura del universo del cante, el toque o el baile. Los que saben de flamenco son los flamencos. Ellos lo crean y lo viven. Hay que aprovechar la posibilidad de recoger de primera mano sus testimonios y dejarlos escritos y ordenados. Eso es lo que ha hecho José Manuel Gamboa en su libro Una Historia del Flamenco, una obra singular, que se sale del carril y aporta muchos e interesantes datos, algunos de ellos bastante novedosos.

Como el propio autor señala: "los hechos verificados han demostrado que bastante de lo que se ha escrito hasta ahora está obsoleto. Y musicalmente, ahora se sabe mucho más del asunto. Se puede explicar cuál es la estructura de cada palo".

La bibliografía flamenca se encuentra muy dispersa y no son demasiadas las obras que, de verdad, merezcan la pena y hayan resistido el paso del tiempo y una visión más seria y rigurosa del arte jondo. La mayor parte de las innumerables publicaciones que han pretendido relatar su historia llegan, sin el menor respaldo científico, a conclusiones peregrinas y encuentran antepasados de los cantaores casi en la Prehistoria. Siempre comienzan hablando del mismo personaje: Tío Luis el de la Juliana, un supuesto aguador de Jerez, que, mientras iba y venía con su carro, desgranaba los cantes más primitivos y se supone que fue el primer intérprete flamenco de cuya existencia ha quedado constancia. A continuación, se suele añadir una retahíla de lugares comunes, refritangas y anécdotas ya escritas hasta la saciedad. Como en los libros de historia que estudiábamos durante el bachillerato franquista, se da mayor importancia a los mitos que a la realidad constatable, que es más peliaguda.

Gamboa hace todo lo contrario: comienza su libro en 1975, año que Paco de Lucía llega a la lista de los discos más vendidos con su rumba "Entre dos aguas". Se acaba una época, política y socialmente, y comienza una nueva etapa. El flamenco también sale de sus reductos naturales y se democratiza. Para bien y para mal, claro. Llega a nuevos públicos y la figura del artista se dignifica y goza de mayor prestigio social, pero, en el camino, también comienza a perder algo. El autor, no obstante tiene una visión muy positiva del proceso y siempre mira hacia el presente y el futuro. Recalca que el flamenco es un género de fusión desde sus orígenes y señala que siempre ha habido profetas apocalípticos que consideraban esta manifestación cultural a punto de extinguirse. Gamboa piensa que hoy se afina y se canta a compás mejor que nunca, y asegura que continúan apareciendo artistas de enorme calidad. Según él, hay flamenco para rato. Esperemos que el futuro le dé la razón.

Aficionado desde niño, coleccionista, tocaor y productor discográfico, José Manuel Gamboa (Madrid, 1959) maneja un apabullante volumen de información actualizada. Fruto de su estrecha relación con los flamencos durante toda la vida y de una permanente labor archivera y hemerográfica iniciada hace muchos años. Su trabajo en la SGAE le aporta, además, otra privilegiada perspectiva del fenómeno flamenco.

Además, el musicólogo Faustino Núñez, con quien Gamboa ha colaborado en trabajos anteriores, le ha cedido algunas de sus interesantes hallazgos. Núñez lleva años investigando concienzudamente el material archivado en la hemeroteca de Cádiz.

El libro no pretende ser un tratado ni una historia cronológica. En su relato, lleno de digresiones, al autor va dando saltos atrás y adelante, relacionando a unos artistas con otros y enmarcando los hechos flamencos en su contexto social. "Si quieres explicar cómo evoluciona el flamenco, tienes que vincularlo a la historia de la sociedad en la que ha surgido", señala Gamboa. "He pretendido que el libro pueda resultar interesante para cualquiera a quien le guste la historia de España".

El texto está jalonado de recuadros que aportan explicaciones sobre el origen y desarrollo de los distintos palos, con chispeantes comentarios sobre los intérpretes que mejor han abordado cada uno de ellos. Una historia del flamenco está escrita en tono ameno y desenfadado, sin corsés ni vocación de encontrar un aire de solemne trascendencia. Como es habitual en este autor, la ironía y el sentido del humor gozan de relevante protagonismo en el tono narrativo del libro.

Es una jugosa obra de consulta que admite muchas formas de lectura. No resulta necesario abordarla de principio a fin. Tiene valor tanto para aficionados de toda la vida como para lectores que están en la periferia del flamenco. No va sólo dirigida al especialista, está escrita con carácter divulgador. Tampoco alberga ninguna pretensión doctrinaria, es simplemente una visión amplia y acreditada, pero muy personal, de la historia social y musical del flamenco.


Camarón, de cine
Estos días Jaime Chávarri está rodando, con guión de álvaro del Amo, una película sobre uno de los grandes protagonistas del libro, Camarón de la Isla, a quien Gamboa retrata como "un ser frágil y sólido a la vez, carismático, nos trajo una nueva forma de cantar. Su quejío fue como el de un niño desvalido, absolutamente distinto a todo lo conocido. Su técnica interpretativa, límite; el compás y la afinación elevados al máximo exponente. Entregado pasionalmente al cante, cada vez que subió a un escenario lo dio todo. Y el público acabó sucumbiendo al encanto. Con Camarón llegará al flamenco la sangre joven, audiencias de todo pelaje y educado oído".