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"Llámame Brooklyn" de Eduardo Lago, lo mejor del año

28 diciembre, 2006 01:00

Dos debutantes en la novela, Eduardo Lago y Agustín Fernández Mallo, son los grandes protagonistas de 2006 en la ficción en castellano en un año en que los grandes (Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Luis Mateo, Mendoza) volvieron a la novela con obras menores. Eduardo Lago, con Llámame Brooklyn, no sólo obtuvo el Nadal, sino que ahora su libro ha sido elegido por nuestros críticos como el mejor del año, mientras que Nocilla Dream, de Fernández Mallo, destaca por la audacia de su propuesta.

1. Llámame Brooklyn, de Eduardo Lago
Premio Nadal. Destino. Barcelona, 2006. 400 páginas, 19’85 euros.

Un debutante en la novela, Eduardo Lago (Madrid, 1954), conquistó la noche de Reyes de 2006 el premio Nadal con esta novela, que es, a juicio de los críticos de El Cultural, la mejor del año. En su momento, el propio Lago señalaba que el libro era "un homenaje al poder de la palabra escrita", y Ricardo Senabre, en su reseña, explicaba que se "trata de una construcción compleja y madura, de un despliegue de recursos narrativos de tal riqueza y variedad que al lector acostumbrado al consumo de novelas rectilíneas y de estructura simple se le antojará un laberinto inextricable, a pesar de que es una composición diáfana, una estructura impecable y sin cabos sueltos".

La historia, como señalaba Senabre, resulta en apariencia muy simple: en Nueva York, un periodista norteamericano de origen español, Néstor Oliver-Chapman, intenta completar y reconstruir la novela Brooklyn que su amigo Gal Ackerman, recién fallecido, una suerte de mentor veinticinco años mayor que él, ha dejado inacabada. Cuenta para su tarea con materiales de distinta naturaleza: partes ya redactadas de la obra, fragmentos, notas, bosquejos, cartas, artículos, recuerdos personales o testimonios de ciertos amigos de Gal, sobre todo de Frank Otero. "La simplicidad de la historia va dando origen a una novela muy compleja, donde las perspectivas se multiplican, abundan las lagunas y los puntos de vista de un mismo hecho no siempre son coincidentes". Un magnífico debú del actual director del Cervantes de Nueva York.

2. Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa
Alfaguara. Madrid, 2006. 376 páginas, 19’50 euros.

Sin ser una de las obras maestras de Vargas Llosa, estas Travesuras de la niña mala demuestran el dominio del idioma y del género del narrador peruano. La novela narra el amor desesperado que Ricardo siente desde la adolescencia por Lily. Es la "niña mala", capaz de todo por dinero, que irrumpe de manera cíclica en la vida del "niño bueno" arrasandolo todo, disfrazada de joven revolucionaria, mujer honesta o amante de un degenerado mafioso. Y así, entre traiciones y fracasos van pasando tres décadas de una relación atormentada y tormentosa. Quizá lo más curioso sea que, como señalaba en su momento Sanz Villanueva, "esta densa exploración la aborda Vargas Llosa en un relato de diseño tradicional, sin ninguno de esos vanguardismos formales que domina".

3. Los peces de la amargura, de Fernando Aramburu
Tusquets. Barcelona, 2006. 242 páginas, 16 euros.

Pocas veces se ha abordado el tema del terrorismo etarra con el valor (y el talento) que Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) derrocha en este libro de relatos. Lo importante aquí no es la crónica de atentados, sino "el modo en que afectan a seres humanos, la situación de infortunio y desvalimiento que una muerte, acaso fortuita, provoca en un grupo humano[...]. Las víctimas -explicaba Senabre, al reseñar el libro- no son tan sólo quienes sufren directamente un atentado y quizá mueren, sino los que permanecen, como familiares, amigos o vecinos que integran, se quiera o no, la lista de damnificados". Inocentes a los que la metralla hiere incluso menos que la cobardía o la complicidad de los demás, y que no necesitan del sentimentalismo ni lo truculento para impresionar, porque la realidad y sus miserias son peores.

4. La piedra en el corazón, de Luis Mateo Díez
Galaxia Gutemberg- Círculo de Lectores. 216 páginas, 16,50 euros.

Luis Mateo Díez se aleja de su territorio más querido, Celama, para narrar, a través de los diez capítulos del libro, compuestos por reflexiones y monólogos, el impacto que en una familia destrozada (y muy especialmente en la hija, Numa, gravemente enferma) tiene el 11-M. El propio autor ha asegurado que se trata de su libro más personal, una obra sobre el dolor y la fragilidad y un canto a la esperanza, aunque sea inevitable la referencia al extravío, a "esa conciencia de que andamos perdidos, sin valores a los que agarrarnos". "Es loable -resaltaba en su crítica Ricardo Senabre- el empeño del escritor en aventurarse por terrenos que, comparados con los que ha frecuentado antes, podrían recibir el calificativo de experimentales".

5. Todas las familias felices, de Carlos Fuentes
Alfaguara. 360 páginas, 19’50 euros.

Joaquín Marco fue concluyente al reseñarlo: "Todas las familias felices es un libro de excelentes relatos enlazados mediante una fórmula seudopoética, próxima al rap, entre el rock hispánico, la descripción narrativa social y la elaboración verbal". Los cuentos, algunos de carácter experimental en la construcción o en el lenguaje, describen diversos modelos familiares o de convivencia, tras los que aparece su visión de un México caótico, urbano o rural, donde prevalece la violencia. Mujeres maltratadas, hombres convertidos en juguetes rotos por sus jefes, jóvenes destruidos por la droga... Un friso desolador en el que se intercalan, a modo de coros griegos, desgarradores poemas a ritmo de rap.

6. Los libros arden mal, de Manuel Rivas
Alfaguara. 615 páginas, 22 euros.

Tras un lustro de silencio, Manuel Rivas regresa a la novela con esta historia coral que arranca de un episodio histórico: la quema de libros que en agosto de 1936 hubo en la dársena de La Coruña y que duró dos días. Aquel suceso cambió las vidas de sus protagonistas y de sus descendientes, del bando de los vencedores y del de los vencidos. "De este modo -destacaba Santos Sanz-, la historia en su totalidad se convierte en una alegoría del pasado siglo articulada en torno al peso del pensamiento o las actitudes fascistas empeñadas en sojuzgar la libertad y aniquilar la cultura".

7. Mauricio o las elecciones primarias, de Eduardo Mendoza
Seix Barral. 386 páginas, 21 euros.

Como Vargas Llosa con su niña mala, también Mendoza ha huido en 2006 del experimentalismo y la vanguardia en esta historia de un triángulo amoroso, político y sentimental trufado de desengaños.Lo de menos viene a ser la anécdota de Mauricio, el dentista que tras regresar de Nueva York a su Barcelona natal, decide apoyar al PSC, y se encuentra entre dos amores, Clotilde y la "Porritos". Un retrato de la Barcelona preolímpica (y de la actual) inmejorable, rebosante del sarcasmo más ácido de su autor.

8. El disparatado círculo de los pájaros borrachos , de Juan Aparicio-Belmonte
Premio Lengua de Trapo. Lengua de Trapo. 256 pág., 18’50 e.

¿Qué ocurre si un escritor enloquecido (con curiosas coincidencias con el autor) aparece junto al cadáver de su portero y se acusa del asesinato, y su antigua novia despechada es responsable de la investigación? ¿Y si se suceden los crímenes, y siempre aparece en medio, como por accidente, el protagonista, que además prepara una novela delirante, con Mesías incluido? ¿Y si hay incluso una banda de asistentas asesinas? El resultado, según Santos Sanz Villanueva es "una novela divertida, con magníficos aciertos concretos tanto verbales como, sobre todo, de situaciones" de un autor que apura los límites del género.

9. Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo
Candaya. Barcelona, 20076. 216 págs, 16 euros.

La gran sorpresa de esta lista es la primera ¿novela? de Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967), un poeta y físico empeñado en demostrar las relaciones entre el arte y la ciencia. Cada página inventa un mundo desolado de putas e internautas, de fracasados y artistas. Una muestra: "Todo el mundo sabe que escribir es haber muerto. Sólo la muerte pasa la vida a limpio y a esa distancia es capaz de reescribirla". Sí, cada página es un disparo lleno de poesía y desolación, un relato que podría dar origen a otro libro, un destello de intuiciones desconcertantes a veces, aterradoras otras, y emocionantes .

10. Fuente de médicis, de Guillermo Carnero
Premio Loewe. Visor. 46 páginas, 8 euros.

Un único poema extenso, todo él consistente en un diálogo sin una voz narrativa. Una pura dramatización con apenas dos personajes. Eso es Fuente de Médicis, premio Loewe, y el mejor libro de poesía del año, según nuestros críticos. Este poemario culturalista, que supuso el regreso, después de tres años de silencio poétes, a juicio de Túa Blesa, "un diálogo de muertos. Más que la de un fracasado, la voz del personaje es la de un muerto, quizá porque sabe que jamás ha vivido la vida, quizá porque en negarse a vivirla encuentra su único refugio, su único aliento paradójicamente de vida".

Especial Los mejores de 2006