El honor perdido de Katharina Blum
Heinrich Büll
22 marzo, 2007 01:00Heinrich Büll
EpílogoDiez años después
Persiste el rumor de que ésta es una novela sobre terroristas; recientemente un distinguido profesor de informática ha relanzado ese rumor; por lo visto, temía también informarse; aquí habría que preguntarse: ?cómo se informa un informático? ?De oídas? ¿De segunda, tercera o incluso sexta mano? Naturalmente no exigiré a nadie que lea este relato, pero si un contemporáneo con la lata responsabilidad de un informático, que enseña informática, opina sobre un tema, debería poder informarse al respecto. En esta historia no hay un solo terrorista, tampoco una sola terrorista; lo que hay en todo caso son sospechosos de terrorismo, y yo soy de la modesta opinión de que un informático podría comprender la diferencia entre un sospechoso y un convicto. Por otro lado, quien pueda retroceder sólo una década en el tiempo recordará los años en que un DIARIO difundía calumnias y sospechas; el mismo DIARIO que tildó de asesinas a docenas de personas a las que no se les había imputado ningún crimen.
Hace poco nuestro actual ministro de Familia tuvo que desmentir una noticia publicada por un periódico que tiene una diabólica semejanza con dicho DIARIO. Los políticos sólo se dan cuenta de con qué diarios se involucran una y otra vez) cuando tienen problemas con la prensa. Realmente es una pérdida de tiempo gastar una sola palabra más sobre determinados periódicos.
¿Y gastar más palabras sobre este relato? Lo intentaré. Diez años es mucho tiempo. Ya habría olvidado hace mucho este panfleto disfrazado de narración si no fuera porque me lo recuerdan de vez en cuando informáticos completamente desinformados; de hecho se trataba de un panfleto, de un escrito polémico, fue concebido, planeado y ejecutado como tal, y precisamente los occidentales, con la formación humanística que tienen, deberían saber que los panfletos pertenecen a la mejor tradición de Occidente; y yo también soy un occidental e incluso cuento con cierta formación humanista, dicho sea de paso. Así que posiblemente hubiera olvidado este panfleto disfrazado de relato que va contra el DIARIO, si no se me hubiera reprochado de vez en cuando- y no sólo desde la "derecha", sino también por parte de algunos que se consideran de "izquierdas"- que escribí esta novela de terroristas (que no es tal: no se trata de una novela, y tampoco aparece terrorista alguno en ella). Los "derechistas" se sienten molestos sea como sea, y los izquierdistas se molestan porque la novela transcurre en un momento en el que teníamos un gobierno de centroizquierda (¿o debería decir pseudocentroizquierda?). Yo me hago un solo reproche: que este libro es demasiado inofensivo, puesto que no es más que una historia de amor con una trama central (dicho sea en inglés y más claramente, un plot) de folletín. Una "chica sencilla" (oh, si hubiera conocido a alguna persona sencilla, pero ¡todavía no he conocido a ninguna!), una doncella, se enamora de un hombre del que después se comprueba que es buscado por la policía. Por su carácter, se hubiera enamorado de él incluso si hubiera sabido antes que lo buscaban. Estas cosas pasan. Ya se sabe que el amor es un asunto de lo más curioso. Hay mujeres que aman a criminales, no porque lo sean, sino a pesar de ello. Y ése es un maldito hecho que al DIARIO, al que sólo le gustan sus propios crímenes y que falsea cualquier cosa, le desagrada y no lo refleja. Dicho DIARIO está tan empapado de mentira que incluso un hecho no falseado, viniendo de él, parecería falso. En pocas palabras: embrut5ece hasta la verdad cuando la recoge de forma "verídica". Si escribiera "Las rosas vuelven a florecer", me asaltarían dudas aunque me hallara frente a una rosaleda en flor. El refrán alemán "A quien miente una vez ya no se le cree aunque diga la verdad. En el caso de las rosas verdaderamente en flor, éstas deberían inspirarnos lástima porque sirven de coartada de la mentira.
Katharina Blum, que todavía no tiene demasiada experiencia en el amor, una persona aplicada, eficiente, totalmente apolítica, que, desde el punto de vista económico- y por su propio esfuerzo y planificación-, se halla en progresión, personifica el milagro económico: con coche, vivienda de su propiedad y algunos ahorros...Pone los ojos en ese tal Ludwig Gütten, y le gusta. Las mujeres que le echan el ojo a alguien no siempre llevan las órdenes de búsqueda y captura vigentes en el bolso, ni el Código Penal, ni siquiera suelen tener consigo el Código Civil.¡El asunto se complica porque su amor es correspondido!
Todo el mundo sabe la altura que alcanzan las llamas cuando "dos se aman". ¡Y Gütten, el auténtico delincuente-es un defraudador y un desertor-, está realmente "capacitado para el amor"! Los conflictos (véase el curso de la narración) son inevitables, sobre todo porque esta "chica sencilla" )¿dónde hay alguna, dónde?) tiene otras dos malditas cualidades, que se exaltan en todos los cuentos y leyendas: ORGULLO y LEALTAD. La situación ya no está sólo cargada de conflicto: se vuelve explosiva. Ahí aparece dinamita, y el DIARIO, ese bocazas mentiroso y destructivo, que tan pronto pasa información a la policía como la recibe de ella (esto sucede, y en esta clase de intercambio los detalles más ridículos se convierten en indicios) azota con titulares de impacto, sospechas, calumnias e infamias; ahí no florecen rosas, la "chica sencilla", que entretanto ha incurrido verdaderamente en un delito, dado que ayuda a su amado en la huída, pierde su honor, su rango. >No sólo ayuda a su amado a huir, sino que también le proporciona la llave de una escondite que le había entregado un tipo que en algún momento fue detrás de ella (y que, para colmo, incluso le había regalado un anillo funesto) con la esperanza de tener una cita (¡vana esperanza, la de este cobarde!). Cómo ella consigue la llave constituye una pequeña novela de misterio dentro de otra. Katharina "delinque por amor" ( y ahí reaparece el folletín). Estas cosas pasan. Es un motivo antiquísimo de la novela negra. Y ella explota, dado que el DIARIO no se arredra ante nada, ella tiene que atribuirle también la muerte de su madre, y el reportero no entiende en absoluto por qué está tan enfadada con él. Al fin y al cabo éste la hizo famosa, asíq ue todos juntos podrían "hacer su agosto" a cosat de su historia, es decir, una vez estuviera lista, podría hacerse pública la historia "verdadera", que naturalmente resultaría tan falaz como todo lo "verdadero" que aparece en el DIARIO.
Podría ser que esta tremenda "inocencia" del reportero-, fuera decisiva para que Katharina coger el revólver. Ella se había dado cuenta de que el DIARIO era pérfido, y esta perfidia "inocente" acabaría con ella. Una chcia "sencilla" se desespera y comente un acto de desesperación, un ase4sinato, que en un folletín se denominaría "delito de sangre". Pero ¿tenía la intención de matar al reportero? En todo caso, ella se hizo con la pistola. Que se aplique el Código Penal. No solo hay conflictos que desembocan en muerte; hay conflictos que, si se le exige demasiado a una persona, conducen inexorablemente a un desenlace mortal. esto se sabe en Occidente e incluso los informáticos podrían saberlo.
Es importante señalar que la narración no sólo tiene un título (El honor perdido de Katharina Blum), también incluye un subtítulo: Cómo surge la violencia y adónde puede conducir. Sobre la violencia de los TITULARES todavía se sabe demasiado poco, y apenas sabemos adónde puede conducir. la criminología debería estudiarlo de una vez por todas: lo que pueden ocasionar los DIARIOS, con su bestial "inocencia". Sin embargo, el relato no sólo tiene un título y un subtítulo, también tiene un lema: "Las personas que se citan y los hechos que se relatan son producto de la fantasía del autor. Si ciertos procedimientos periodísticos recuerdan los del Bild-Zeitung, el paralelismo no es intencionado, sino inevitable". Título, subtítulo y lema, aparentemente tres pequeñeces, son importantes componentes de la narración. Pertenecen a ella. Sin ellos, no se entiende la tesis panfletística...¡ y ésta es realmente una novela de tesis! Quien se ocupe de este relato debería ocuparse en primer lugar de estos tres elementos, pues conforman prácticamente una interpretación por sí solos.
Hace poco una clase de Hamburgo me preguntó a través de su profesora "cómo seguiría la historia" si Katharina y Ludwig "realmente" tuvieran que salir de la cárcel en 1982. Una buena pregunta que nunca me he formulado. Pues bien, dado que ninguno de los dos fue nunca un terrorista, tampoco lo serán ahora. Seguramente Katharina debería pasar más tiempo a la sombra su Ludwig. Tal vez colaborara primero en la cocina, después igual trabajaría en la planificación doméstica de la prisión, y autorizaría a Ludwig a que, junto con el abogado Blorna, vendiera su fortuna para luego buscarse un hotelito que regentarían juntos. Les confesaría a Ludwig y un par de amigos que no era su intención asesinar a Tütges, que de pronto "sucedió" cuando él - en su terrible inocencia - le hizo proposiciones comerciales y sexuales. A él no lo conocía de nada, y tampoco se reconocía a sí misma. Naturalmente sabe que es una asesina, y por esa razón no desea tener hijos. No quiere que algún día les pregunten o les griten a sus hijos que su madre es una asesina. Yo le aconsejaría tomar otro nombre y que se tiñera el pelo, si fuera rubia, de negro, y si fuera morena, de rubio. Cuanto mayor se haga, más difícilmente se aceptará a sí misma; es una mujer extraordinariamente escrupulosa, a pesar de haber cometido un asesinato. Estas cosas pasan, y espero que Ludwig sea un buen compañero para ella.
A propósito, la reacción de la prensa, que se podría dar tranquilamente por aludida por este libro, no sólo fue de enfado, sino en parte realmente pueril. Se renunciaba a publicar la lista de los libros más vendidos porque se tendría que nombrar éste. Los imperios poderosos no siempre son tan soberanos como quieren aparentar. El papa del imperio no se rebajó a una acusación directa. Envió a sus monaguillos, a sus cardenales, pues éstos también ayudan de vez en cuando a las misas papales. He expiado, pero no me arrepiento de nada.
P.D.: Entretanto, el diario Bild ya es prácticamente periódico oficial del gobierno. Los domingos o los lunes aparecen comunicados ministeriales sobre importantes cuestiones políticas en una de las publicaciones del Bild. No es casualidad.