El canon secreto de Martín de Riquer
Arcadi Espada
4 octubre, 2007 02:00Martín de Riquer. Foto: Domenec Umbert
La reedición de la Historia Universal de la Literatura de los maestros Riquer y Valverde ("Contamos al lector nuestras experiencias, aunque no agoten el total de la literatura existente, en lugar de limitarnos a hacer un extracto de manuales históricos", anunciaban inequívocamente en el prólogo) supondrá para muchos el descubrimiento de lo que realmente significa enseñar a leer. En una cultura donde el comentario sustituye frecuente, pedante y ruidosamente a la obra que lo suscita y donde el aprendizaje suele ser la suma bruta de miles de contraportadas, la lección de los maestros es nítida: leer es un viaje lento a través de los capilares que vinculan una obra literaria con el tiempo (el suyo y el nuestro) y la tradición. Se enuncia con facilidad, pero demostrarlo en el terreno de la verdad crítica, como lo hace esta joya de la alfabetización española, es muy difícil.Hay algo más: de esta Historia se deduce que leer debe ser un placer. He imaginado muchas veces cómo Riquer y Valverde disfrutarían con este trabajo, con sus intercambios, con sus ocultas ironías de lectores avezados, con sus riñas eruditas. Se ve perfectamente al trasluz. Pero la indicación sobre el placer de la lectura tiene, incluso, un punto de aspereza: no se embarque en la aventura quien así no lo sienta. Leer es, desde luego, una condición de la supervivencia: piénsese en un cartel que diga "No tocar: peligro de muerte" o en la literatura de los prospectos medicamentosos. Pero a partir de un cierto despegue de ese grado cero la aprehensión del conocimiento requiere otra cosa. Un inconfundible cosquilleo en el estómago. Una salivación.
Por desgracia, buena parte de las obras eruditas son por completo ajenas a estas condiciones: son fruto de las obligaciones académicas, del ansia de poder, de la inmediata necesidad del dinero y hasta del matonismo intelectual. Motivaciones comprensibles y hasta respetables, desde luego; pero desagradablemente perceptibles en el interlineado. Por el contrario esta Historia parte del placer y sólo el placer convoca. Y trata de que se cumpla el presagio del emérito doctor Johnson: "El saber siempre aspira a su incremento; es como el fuego, que primero ha de ser atizado por un agente externo, pero que luego se propaga por si solo con voracidad".
Valverde ya murió, y lo notamos. Pero aún nos queda Riquer. Riquer ha leído la cultura medieval como muy pocos especialistas lo hayan hecho. Y ha escrito obras excepcionales. Si se elige una sobre la vida, Quince generaciones de una familia catalana; si una sobre los libros, Para leer a Cervantes, summa y discreta apología de todo lo que ha escrito sobre el enjuto manchego. Riquer sigue. Viejo, lúcido y capaz de seguir combinando en el trato, comme d'habitude, sus refinados modales intelectuales con una perturbadora ironía, antiguamente muy catalana.
Aprovechando la ceremonia de la reedición El Cultural le pidió un canon espontáneo, casi familiar, como un fragmento más de la inteligente conversación que desde hace décadas mantiene con los lectores.
1. Mejor libro de caballerías
El Tirant lo Blanc. Y lo mismo opinaba Cervantes, que no tan sólo lo elogió como el mejor libro del mundo sino que lo salvó de la hoguera. En el Tirant no hay la fantasía y la falta de verosimilitud del Amadís sino una naturalidad y un realismo que no eran corrientes en la novela de la época.
2. Mejor poema de amor
En general el cancionero de Ausias March, que se puede parangonar con el de Petrarca y el de Garcilaso. Tiene tal fuerza que él mismo dice que sus versos han surgido de hombre que ha perdido el juicio ("eixits d'hom fora seny").
3. Mejor poema épico
La Chanson de Roland. Abre un género de cantares de gesta que tendrá gran difusión por toda Europa. Aunque se la ha comparado mil veces con el Cantar del Cid son dos poemas épicos completamente distintos. La Chanson se remonta a tiempos de Carlomagno mientras que el Cantar tiene por protagonista a un personaje que aún vivía cuando se escribió. De hecho, el Cantar es una espléndida crónica rimada.
4. El mejor verso
Cualquier verso de Garcilaso de la Vega: el ausiasmarquino "Escrito está en mi alma vuestro gesto" o "Oh dulces prendas, por mi mal halladas". También cualquier verso de Gabriel Bocángel, por ejemplo, el que cierra el soneto Ya falta el sol…: "y, porque alivia, aún se me niega el llanto". Asimismo, algunos de los muchos versos lapidarios de Ausias March: "Qui no és trist, de mos dictats no cur" ("Quien no esté triste, que no se preocupe de mis escritos").
5. La mejor traducción
Son traducciones de una misma obra, una obra llena de dificultades idiomáticas y de juegos de palabras: el Pickwick de Dickens. La traducción catalana de Josep Carner y la castellana de José María Valverde son magníficas. El Pickwick es un libro que me ha gustado siempre. Me parece lo mejor de Dickens, aunque mucha gente prefiere sus novelas sobre niños desvalidos…
6. La mejor novela policíaca
Las de Agatha Christie, por ejemplo, El asesinato de Roger Ackroyd por el desenlace tan inesperado y sorprendente. Con Agatha Christie siempre hay un desafío entre escritor y lector: a ver quién gana, si el lector al descubrir al asesino antes de acabar la novela, o, en caso contrario, el autor.
7. La mejor biografía
Cualquiera de las Vidas paralelas de Plutarco, una obra cuya lectura no ha sufrido nunca eclipses. Son biografías dramatizadas; no en vano algunas de ellas son la base de tragedias de Shakespeare.
8. La mejor novela de aventuras
La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Fue una de las primeras novelas que leí en mi infancia, pero es una obra que gusta a todas las edades.
9. Las mejores memorias
No pueden considerarse propiamente unas memorias, sino la memoria de un acontecimiento muy importante en el que el autor participó. Es la Anábasis de Jenofonte, también llamada La retirada de los diez mil. Es apasionante la narración que hace Jenofonte, un cronista que se incorporó a la expedición militar por curiosidad histórica y que acabó al mando de un ejército derrotado en retirada.
10. El mejor himno
El Gaudeamus, un himno universitario europeo que, por estar en latín, une a los estudiosos.
11. La mejor crónica o reportaje
La Crónica de Ramón Muntaner. Es el caso de un gran escritor que se vio casualmente involucrado en una acción guerrera muy intensa. Es una crónica, relata hechos rigurosamente históricos, muchos de ellos vividos por el autor, y a menudo la narración es tan dramática que parece que estés leyendo una novela.
12. La mejor obra sobre Barcelona
La Oda a Barcelona de Verdaguer. No sólo por su gran valor poético sino porque además va haciendo un acertadísimo y bien seleccionado resumen histórico de la ciudad.
13. El libro más útil
Un diccionario cualquiera, que sea bueno. Que sirva no sólo para comprender la lengua sino también para escribir bien.
14. La mejor novela psicológica
La Regenta de Clarín, aunque no sé si se puede calificar de novela psicológica. Desarrolla un tema, un adulterio, mil veces repetido y lo hace con una originalidad extraordinaria. Además, es un retrato perfecto de la sociedad de una ciudad española media, es decir, ni muy grande ni muy pequeña, en la segunda mitad del siglo XIX.
15. La mejor fantasía
Los relatos de Poe. Iniciaron todo un género literario que yo llamaría enigmático.
16. El mejor drama
Sin duda una tragedia de Shakespeare. Quizá la que me gusta más es el Hamlet. Desde que se estrenó hasta ahora, siempre que se pone en escena apasiona al espectador.
17. El mejor libro científico
Toda la obra de Ramón Menéndez Pidal, porque supo desarrollar la más estricta erudición de un modo asequible y pedagógico. Muchas de sus hipótesis se han convertido en certezas.
18. El mejor tratado político
El Príncipe de Maquiavelo. De hecho, interesa a gente muy diversa, no sólo a políticos o a sociólogos.
19. La mejor frase de Cervantes
El elogio de Barcelona: "Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única"
20. La mejor obra cómica
Los diálogos de Luciano de Samósata, una excelente burla de la mitología.