Martín Casariego presenta La jauría y la niebla, II premio Ciudad de Logroño
La novela aborda el acoso escolar, un tema que el escritor siempre ha querido contar para que el lector "saque sus conclusiones"
17 febrero, 2009 01:00Martín Casariego recibe de manos de Ana María Matute el Premio Nacional de Literatura. Foto: EFE
ELCULTURAL.esEntre amigos y en libertad, Martín Casariego (Madrid, 1962) acaba de presentar La jauría y la niebla (Algaida), novela galardonada con el II premio Ciudad de Logroño. Es, explica, el autor "una historia de acoso escolar que también narra los efectos que tiene y que tendrá en los demás personajes" A pesar de las similitudes con algunos casos célebres, Martín Casariego defiende que su novela no se basa en ninguna víctima concreta, y que se trata de un tema que "me preocupaba desde hace tiempo. Todos hemos tenido experiencias relacionadas con el acoso escolar. En realidad, en las aulas siempre se ha marginado al otro, al distinto, al que era más listo, más gordo... aunque quizá sin el ensañamiento, la violencia o la crueldad actuales. Hace poco supe que un ser muy querido había sufrido parte del acoso que describo en la novela, ya que, cuando entraba en clase, todos les saludaban insultándole, como a mi protagonista. Sí, siempre he querido contarlo, pero dejando que sea el lector quien saque sus propias conclusiones".
Para eso, el autor planta una historia que transcurre en 24 horas. Un día completo en la vida de un escritor de 68 años; de Ander, un muchacho brutalmente acosado por sus compañeros de instituto, y de su hermano pequeño, Leandro, al que acaban de contarle que no existen los Reyes Magos, mientras siente que algo, una amenaza que no comprende pero que está ahí, se cierne sobre él. 24 horas de encuentros, amenazas, juegos, violencia y dolor, mucho dolor.
El escenario tampoco es casual: un pequeño pueblo del País Vasco. Allí, como de pasada, Martín Casariego describe a una madre que abofetea a su hijo porque se despide de ella, a las puertas del colegio, en castellano. A un profesor que interroga a los alumnos sobre en qué idioma hablan en casa, y les insiste en que sólo lo hagan en euskera. A un barrendero que tiene que llevar escolta porque está amenazado, y casi nadie en el pueblo.
Ahora, Casariego insiste en lo mucho que le preocupa el tema vasco, que no es lo esencial de la novela, pero que acentúa la sensación de asfixia, porque "parece que al hablar de estas realidades te significas y que eres de derechas. Y no, pero todos sabemos que son temas de los que allí no se puede hablar con libertad. No he querido cargar las tintas, sólo describir lo que pasa. De vez en cuando es inevitable que saque la patita, pero pretendo que el lector piense y saque sus propias conclusiones".