Image: Oficios estelares

Image: Oficios estelares

Letras

Oficios estelares

Felipe Benítez Reyes

19 junio, 2009 02:00

Felipe Benítez Reyes. Foto: Santi Cogolludo

Destino. Barcelona, 2009. 360 páginas, 20’50 euros

En Oficios estelares Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1960) ha reunido tres libros de cuentos escritos en 25 años. Los dos primeros estaban publicados, Un mundo peligroso (1994) y Maneras de perder (1997); el tercero, Fragilidades y desórdenes, permanecía inédito. Esta reedición de Un mundo peligroso contiene relatos escritos entre 1982 y 1994, con la sustitución de dos publicados en la primera edición. Son 24 cuentos en los que aparecen personajes soñadores, visionarios, artistas, viajeros o magos que alimentan sus deseos de evasión por medio de la imaginación que les permite acometer "la conquista soñadora del mundo" (p. 37), único remedio a su alcance para sobrevivir en la realidad de la vida como "una melancólica huida hacia ninguna parte" (p. 15).

En Maneras de perder se incluyen 16 cuentos escritos entre 1995 y 1997, con el añadido de "Crossroad", microrrelato que en pocas líneas concentra la fantasía de un errante guitarrista negro. En ellos se sigue observando parecida dispersión y variedad temática (con alguna recurrencia como la referida al cine Macario en "Setas" y "Un malentendido"), así como la explotación de una intensa narratividad, que a veces se complace en la invención de aventuras. Así ocurre en "La condición quimérica", donde realidad y ficción se confunden en el proceso evolutivo de un inventor de ficciones en relación con sus criaturas y con la realidad a partir de la cual las imagina. Apurando estos ingredientes, trasladados del proceso creativo a la vida real, llegamos a "El mundo como juego de billar", donde se ponen de relieve la parodia de las ficciones históricas y de género rosa, llenas de aventuras, en relación con la sociedad lectora que necesita colmar sus precarias exigencias estéticas con una literatura lacrimógena. El volumen se cierra con el episodio de la ballena redentora en "Historia universal", fábula infantil trascendida en relato pesimista.

Por último, en Fragilidades y desórdenes se añaden 17 cuentos más escritos entre 1999 y 2008. Su singularidad está en la explotación creativa del sueño y la ensoñación como materia literaria, manteniendo la narratividad y la dispersión temática de los dos libros anteriores. Así lo explica la "Nota final del autor": "Si no fuese por Quevedo, su título debería ser Los sueños, porque de sueños -tanto en su sentido de ficciones oníricas como de ilusiones postergadas- tratan varias de sus piezas". Predominan, en efecto, los cuentos de sueños, quimeras, y misterio. Entre ellos cabe destacar "Un borrador de Borges encontrado entre los papeles neoyorquinos de Abelardo Linares", fantasía borgiana en dos páginas sobre el doble como una variación del platónico mito de la caverna, y "Todos los demás", que cierra el volumen con las figuraciones de un profesor de lenguas clásicas jubilado que revive inventando destinos imaginarios. Pero también hay relatos más apegados a la realidad, si bien distorsionada por un enfoque sarcástico, como "Círculo restringido", que ofrece una grotesca visión, llena de comicidad, del sistema literario.

La edición conjunta de los tres libros de cuentos de Benítez Reyes ofrece una buena ocasión para adentrarse en un universo narrativo de sueños, ma-
gia y realidades más o menos misteriosas. También, leídos ahora juntos, se aprecian mejor los rasgos esenciales de su narrativa breve, caracterizada por la variedad temática y formal de sus historias, la invención de argumentos interesantes, la potenciación de la narratividad en su desarrollo por medio de resúmenes narrativos en las más largas y la concentración, la elipsis y el arte de sugerir en las más cortas, con eficaz empleo de técnicas de la narración oral, despliegue de recursos creadores de comicidad y humor y buenas dosis de imaginación y creatividad verbal.

ALGO PERSONAL

- De sus oficios estelares (novelista, poeta, cuentista), ¿cuál prefiere?

- Estelares, lo que se dice estelares, no creo que sean. Más bien oficios melancólicos. Me gusta la escritura, sin más, y los géneros tal vez no sean otra cosa que actuaciones metodológicas y estilísticas diversas sobre una materia única.

- ¿Entienden los lectores y la crítica sus ironías y parodias de las novelas históricas?

- Los lectores no sé. Algunos críticos he comprobado que no.

- ¿Cuál es, a su juicio, la manera más literaria de perder?

- Quizá la consistente en encogerse de hombros.