Borís Pasternak, crucificado en ruso y resucitado en español
La novela El doctor Zhivago, censurada durante décadas en Rusia, llega a España traducida por primera vez directamente del ruso
12 noviembre, 2010 01:00Eugueni Pasternak, hoy en el Centro Cultural del Círculo de Lectores. Foto: Antonio Heredia.
"A mi padre le rompieron el espíritu". Con esta frase lapidaria cierra el hijo de Borís Pasternak el relato de los tensos acontecimientos que se sucedieron tras la concesión del Nobel a su padre. Los habrá contado cientos de veces, pero todavía su voz cobra una profunda gravedad cuando los refiere. Esta mañana lo ha hecho de nuevo en la sede de El Círculo de Lectores de Madrid, con motivo de la publicación por parte de este sello de la primera traducción directa del ruso al español de El doctor Zhivago, su novela más célebre."El comité del Nobel consideró en siete reuniones la posibilidad de conceder el galardón a Pasternak. Fue a la octava, después de que el libro se publicara en Italia, cuando se decidió finalmente", ha explicado Eugueni, que así se llama el primogénito del autor ruso. Uno de sus grandes valedores en la Academia sueca fue Albert Camus, encargado de postularle en el comité. El fallo supuso un cataclismo en la vida de Pasternak. En la Unión Soviética la concesión del premio se concibió como una crítica velada hacia régimen comunista y esto fue su perdición. Antes del fallo, sus editores rusos ya se habían negado a publicarle la novela, una negativa que argumentaron en diversas revistas periódicos. El Pravda llegó incluso a decir en uno de sus editoriales que su comportamiento era incompatible con el título de escritor ruso.
"El máximo ideólogo del régimen repudió públicamente a mi padre y provocó una ola de ira pupular contra él". Pasternak se vio cercado por todos los flancos: por la calle y la gente llana, por los cenáculos intelectuales, por los medios de comunicación, por la KGB, por los jerifes del Partido Comunista... La presión contra el escritor fue tan angustiosa que éste se vio obligado a tomar la dramática decisión de no aceptar el premio.
"Ese día me acerqué a su casa y lo encontré paseando, con el rostro desfigurado, pálido, muy inseguro en su comportamiento...", recuerda Eugueni. Desde ese momento, Pasternak dejó correr los días que le restaban hasta la muerte, en 1960, sumido en un mutismo resignado. Era consciente de que jamás podría escribir lo que quería en su país, así que se dedicó a la labor tapada de las traducciones. Entre los autores que desencriptó para los lectores rusos destaca Calderón de la Barca.
Por su parte, Marta Rebón ha sido quién ha desencriptado para los lectores españoles El doctor Zhivago. Hasta ahora aquí leíamos una traducción hecha desde el italiano. Rebón confiesa que es una obra "dificilísima de traducir". "No lo digo como una queja, sino como un cumplido, porque en las 800 páginas de libro hay una autenticidad desbordante".
Una autenticidad que, como ha reconocido el hijo del escritor y su biznieta Anastasia, también presente hoy en El Círculo de Lectores, arraiga en una concepción humanista cristiana. "Él defendía los valores cristianos e intentaba difundirlos en sus libros", dice Eugueni, que remata sus razonamientos sobre la religiosidad con una afirmación que da que pensar, la verdad: "En la literatura rusa los personajes principales siempre están dispuestos a sacrificar su vida para dar ejemplo a todos los demás". Les suena la historia, ¿no?