Charles Benoit.

Tú es una de esas novelas en las que el protagonista, un adolescente de 15 años, empieza a darse cuenta de que la vida va en serio (como decía Jaime Gil de Biedma en su célebre poema). Perteneciente al género que en el ámbito anglosajón denominan young adult (con El guardián entre el centeno de Salinger como ejemplo más sobresaliente), el libro de Charles Benoit entra de lleno en la psique de Kyle Chase, un joven desmotivado por la rutina de sus días iguales, que poco a poco va cayendo en una indolencia de la que sólo saldrá tras un acontecimiento traumático.

Un accidente le obligará a replantearse sus pasos, a analizar por qué poco a poco todo se ha ido torciendo en su vida. Benoit arma el relato a partir de una narración trabada en segunda persona: Kyle se interpela a sí mismo todo el tiempo. Es un recurso que permite mostrar al autor de par en par cómo funciona su conciencia.

Ahí, en ese territorio convulso, era exactamente donde se quería sumergir este escritor conocido sobre todo por sus contribuciones a la novela negra: "Kyle empieza a sentir la necesidad de tomar decisiones, pero le cuesta mucho ver con claridad qué es lo que quiere hacer. Necesita primero saber quién es para ir asumiendo responsabilidades".

La novela, con 142 páginas y publicada por Noguer, ha tenido un enorme éxito en los Estados Unidos. El boca a oído ha soplado a su favor. La crítica le ha deparado elogios por su capacidad para atrapar la atención del lector, desde el principio al final. Pero donde más repercusión ha tenido ha sido en el ámbito docente. Los profesores han visto en la obra de Benoit una útil herramienta para sus clases, para conocer más a fondo la realidad en la que germina la abulia juvenil y el desinterés por asentar la personalidad.

Aunque no hay que pensar que bajo la oscura trama de Tú se encuentra un mensaje claro y unívoco. No lo hay y es algo deliberado: "Lo que me gusta es que los lectores, cuando terminan el libro, se encuentren llenos de preguntas. Que se asomen a la vida de Kyle y la comparen con la suya o la de sus hijos". Para que ninguno espere a tomar el control de sus actos cuando ya es demasiado tarde y que la prolongada inacción no sea del todo irreparable.