Clásicos y definitivos
Francisco Rico, Pérez Reverte y Darío Villanueva nos descubren la nueva Biblioteca Clásica de la RAE | Entre las novedades, la Gramática de Nebrija y títulos de Hispanoamérica
2 junio, 2011 02:00El director de la RAE, José Manuel Blecua, presenta junto a Víctor García de la Concha, Darío Villanueva y otros académicos la Biblioteca Clásica de la RAE.
Es la primavera tiempo de publicaciones, y es esta primavera tiempo de publicaciones sobre todo académicas. La Academia de la Historia acaba de presentar su polémico Diccionario Biográfico y ahora la Real Academia Española vuelve a elegir la Feria del Libro para lanzar títulos, en esta ocasión su Biblioteca de Clásicos de la RAE, una obligación que ya estaba en los estatutos fundacionales de la institución y que se ha hecho esperar casi 300 años. No es la primera vez que se intenta sintetizar el canon español en una colección. Francisco Rico, promotor de la nueva iniciativa, ya lo intentó en los 90 con la que publicó Crítica, pero del proyecto, que entonces era muy ambicioso y que pretendía abarcar del Cantar de Mio Cid a los Los Pazos de Ulloa en 111 títulos, no llegó a publicarse ni siquiera el 50 por ciento. Según Darío Villanueva, secretario de la Academia, aquella era "una empresa bien concebida y dirigida pero que desbordó la capacidad editorial del momento".Galaxia Gutemberg Círculo de Lectores y La Caixa, junto a la RAE, se han propuesto llevar a buen puerto esta obligación primigenia de la institución, publicar las obras clásicas en ediciones "esmeradas y accesibles" y que, iluminadas desde todas las perspectivas por el especialista para hacerlas más comprensibles, aporten "el máximo rigor filológico y analítico", define Villanueva, que describe el lanzamiento de esta colección que durará 10 años como un "encuentro feliz" entre el antiguo propósito de Crítica y el todavía más antiguo propósito de la Academia. Y añade: "Es evidente que el germen está en el proyecto de Rico pero ahora refundado y proyectado con todas las garantías de llegar al resultado final".
El también académico Arturo Pérez Reverte prefiere definir la iniciativa como un "remordimiento" que tenía la Academia: "Una de nuestras obligaciones es justamente poner al alcance de los hablantes del español obras importantes de la lengua. Esta es una tarea que la Academia ha cumplido a veces en el pasado y a veces no la ha cumplido, en algunas ocasiones con dejación de esa obligación. El entusiasmo con el que hemos apoyado la colección Francisco Rico es una forma de atenuar esos remordimientos. Esperamos que se prolongue y no se pare como anteriores colecciones".
La novedad absoluta de la nueva biblioteca es la inclusión de la Gramática de Nebrija, que según el propio Rico se ha añadido por "su importancia histórica, como primera gramática en lengua romance, y porque en cierto sentido la RAE la reconoce como su antecesora obligada". Pero, además, la colección contempla la publicación de nuevos textos y la revisión de los ya publicados, como ocurre en el estudio del Cantar de Mio Cid, que incorpora unas 200 páginas más que en volúmenes anteriores, y con otros títulos como El Buscón y Los milagros de nuestra señora.
En el apartado de novedades, y en consonancia con la política panhispánica de la Academia, brillan también obras de la literatura española escritas fuera de España, en países como Cuba, Colombia, México... como, por ejemplo, La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo o Facundo, de Sarmiento, aunque, insisten los académicos, no estamos ante un nuevo canon, sino ante uno adicional: "Es que no siempre se valora bien: los clásicos peninsulares son también los clásicos de Latinoamérica hasta el período colonial, y allí los reconocen como suyos, mientras de este lado del Atlántico no siempre sabemos hacer nuestros a los autores coloniales", resuelve Rico.
La Academia no se ha planteado, en cambio, incorporar los clásicos del siglo XX por diversas razones. Villanueva esgrime la falta de distancia temporal requerida para el análisis y el hecho de que estas obras más recientes gocen de una vida propia, además de que a día de hoy son "estudiadas intensamente". Por su parte, Rico señala que esas incorporaciones convertirían la iniciativa en una colección necesariamente incompleta, empezando porque no están disponibles los derechos de autor. Ahora bien, la propuesta de la Academia sí ha incluido todas las obras incuestionables pero también otras tristemente olvidadas, dejadas en segundo plano y fuera de los currículos de las asignaturas, como, por ejemplo, todo el teatro del Siglo de Oro más allá de Lope y Calderón, pues, como expone Rico, "por importantes que sean estos autores la tradición literaria en castellano es de una riqueza inmensa pero por desgracia no siempre conocida".
El filólogo destaca otras obras, como "la oscenísima y espléndida La lozana andaluza, con una imagen vivacísima de la Roma en vísperas del Saqueo; o, de nuevo, La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, que es la obra maestra de la prosa española del Siglo de Oro y de un interés apasionante". Títulos todos, insiste Villanueva, "de extraordinario valor pero que se quedan en terreno de nadie por la limitación de los planes de estudio".
Hasta el momento están disponibles los títulos Cantar de Mío Cid; Milagros de Nuestra señora, de Gonzalo de Berceo; Gramática sobre la lengua castellana, de Antonio de Nebrija, y La vida del Buscón, de Francisco de Quevedo. Biblioteca Clásica de la Real Academia Española.
De retrasos y ediciones digitales que no llegan
La Biblioteca Clásica de la RAE se anunció en febrero para su prácticamente inmediata publicación, pero no ha sido hasta junio que han visto la luz los primeros títulos de la colección. Según Rico, "lo que importa es hacer las cosas bien, con el tiempo necesario, sin prisas". Villanueva en cambio confiesa que la demora no se debe a que los libros no estuvieran listos sino a la necesidad de buscar "el mejor momento" para publicarlos, y que ha cuajado con la Feria del Libro. Lo que sí se retrasa, y a lo grande, es la anunciada publicación de la colección en la página de la Academia, que según se dijo a comienzos de año pondría estos clásicos a disposición de los internautas de forma gratuita, por no mencionar la prometida difusión de la Nueva Gramática a través de la red y que tampoco se ha materializado. "La página de la RAE está siendo totalmente renovada, se está terminando una de nueva planta mucho más completa. La Academia quiere jugar las dos cartas, al libro y a los nuevos soportes. Lo que no tendría sentido es que teniendo la posibilidad no sacásemos la publicación en papel presumiendo que el libro esta agonizando. Lo normal es que convivan los dos soportes. La fuerza del libro como monumento de una cultura justifica plenamente que sigamos articulando una colección para que se pueda plasmar en ella una síntesis de la literatura", concluye Villanueva.