Chaves Nogales
¿Quién fue Manuel Chaves Nogales? Hace apenas diez años esta pregunta habría provocado muchos silencios. Periodista sevillano, escritor, reportero de los de antes, hombre de altos vuelos y fascinado por el vuelo: el de los aviones empezaban a cruzar océanos y el vuelo de la primera mitad del siglo XX, de la que fue testigo y vocero en el mejor sentido. Pero Chaves Nogales es hoy más que eso. Desde hace algún tiempo, su figura no hace más que crecer y precisarse en el imaginario de los intelectuales, los historiadores y los lectores. El periodista nacido en 1897, que murió en el olvido en Londres en 1944, se situó en el bando de los no sectarios, junto a nombres como el de Francisco Ayala, Gregorio Marañón, en el de Luis Cernuda, quien escribió para sus periódicos cuando Chaves era director, en el de Valle Inclán, quien comió muchos días porque el periodista lo cuidaba... Pero Chaves Nogales pertenece, además, a esa parte de la erudición española borrada del mapa porque no militó en las letras de un bando ni en las del otro. Las suyas, sus letras, directas, lapidarias, y su paso por el mundo, que también casa con estos adjetivos, se recuperan ahora gracias a su biógrafa, María Isabel Cintas, que, tras más de 30 años estudiando su figura, presenta hoy el libro Chaves Nogales: el oficio de contar, profusa investigación sobre su biografía editada por la Fundación José Manuel Lara.En 1988 Cintas era una antigua estudiante en busca de tesis doctoral. Rogelio Reyes Cano pronunció un nombre: "Chaves Nogales" y le pidió absoluto compromiso si lo elegía como materia de estudio. Era la primera vez que su futura biógrafa oía hablar de él, pero aceptó y comenzó su búsqueda, que dura hasta hoy. Empezó leyendo sus libros. Entonces, los únicos conocidos y reeditados eran Juan Belmonte, matador de toros: su vida y sus hazañas y La ciudad. Suficiente para que la doctorando quedara prendada de su figura: "Me llamó la atención la sencillez y el brillo simultáneo de su prosa. Su agilidad descriptiva. Su capacidad para encantar al lector. Su verdad. Después, sus otros muchos trabajos nunca me defraudaron", recuerda.
Lo cierto es que hasta la llegada de este libro, ganador del Premio de Biografías Antonio Domínguez Ortiz, y de otros títulos anteriores de Cintas, el personaje había sido relegado, en muchos ámbitos, al ostracismo. Sus obras acumulaban polvo en las librerías de viejo. Su biógrafa señala que se debe a que no fue tomado por bandera de ningún bando: "Para las izquierdas era contemporizador y para las derechas demasiado rojo. Por tanto, no había interés en él. Ahora somos menos viscerales, o estamos más lejos de aquellos acontecimientos, y la distancia de esos hechos nos da más sabiduría y capacidad de análisis", comenta Cintas desde Sevilla. Ella le ha puesto remedio a este fenómeno de ocultación mediante una búsqueda doble plasmada en las casi 400 páginas del libro. De un lado, entrevistó a personas, "muy escasas", que lo conocieron. De otro, rastreó su huella en los periódicos en los que colaboró, que fueron muchos: "Quizá esa universalidad de su trazo vital sea uno de los rasgos más destacados. Tengamos en cuenta que publicó artículos en periódicos de toda Sudamérica, de Norteamérica (Canadá, EEUU, México), de Nueva Zelanda. No hay muchos en su tiempo con una voz tan amplia y tan clara", defiende.
Sin embargo, para ella, el dato de la biografía de Chaves Nogales que mejor habla de él es el hecho de que fuese atrevido a la hora de ir al foco de la noticia, sin reparar en fronteras ni obstáculos. "Que utilizase el avión para sus desplazamientos cuando muy pocos lo usaban. Que se perdiera en una aldea del Caúcaso y enviara una postal a sus compañeros de redacción retándoles a que encontraran el lugar en el mapa. Que enviara a sus hijas a Inglaterra a estudiar cuando eran muy pequeñas... Eso ocurría hace casi un siglo", se asombra Cintas.
No obstante, como en cualquier biografía, no todo en el periodista y escritor era impecable. Indagando en su vida halló algún juicio sobre colectivos que, argumenta, "hoy consideramos llenos de heroísmo". Así, las Brigadas Internacionales, con algunos de cuyos miembros, según se destaca en el libro, tuvo alguna actitud crítica, aunque opone: "Pero tal vez conoció personalmente casos que le hicieron tener de ellos una opinión negativa". Y otra pega: como incondicional de Azaña, se puso de parte del Gobierno en los sucesos de Casas Viejas.
Cintas confirma una correspondencia absoluta entre el escritor, el periodista y el hombre ("son la misma cosa") y recuerda que sus hijos hablan de "su paciencia, de su rectitud que imponía confianza y daba seguridad..." Pero visto de lejos, continúa, "lo asombroso es que la faceta de escritor no oculte, sino deje ver a la persona, en su sensibilidad y capacidad de comprensión del ser humano".
Y, con todo, ¿quién es hoy Chaves Nogales? ¿Qué imagen se tiene de él? La biógrafa es optimista al respecto: "Sólo puedo decir que cuando empecé a escribir sobre él lo conocían muy pocas personas. Hoy ha cambiado el panorama, ahora casi todas las personas con las que hablo han oído hablar de él y los que lo leen se muestran entusiasmados. Nadie me ha comentado que no le interese, incluso se sienten identificados con su visión de los problemas de España. Por ello creo que su actualidad es quizá hoy la nota más destacada de su personalidad".
El lector de Chaves Nogales: el oficio de contar, asistirá además a una vida que se corresponde en plenitud con la historia de la primera mitad del siglo XX. Aunque hubo otros muchos intelectuales en su tiempo, quizá fue el sevillano el más comprometido con la tarea informativa, con la observación de aquello que acontecía en el mundo y con el análisis: "Fue consecuente con su pensamiento, como otros muchos honrados en sus planteamientos, y clarividente en sus apreciaciones de la realidad", apostilla Cintas sobre este personaje al que hoy podrían asemejarse voces como las de Muñoz Molina, Juan José Millás, Javier Marías... "aunque esto es muy personal y, por ello, susceptible de equivocación", matiza. Esto sí, no se olvida de recordar lo que el periodismo de hoy podría aprender de él: "A pesar de las máquinas y las agencias, patear el terreno es fundamental. Hablar con gente de toda condición y postura. Reflexionar. En definitiva, que como a él, la vocación te domine". Y una cosa más: "Que los jóvenes sigan indagando en él. Aún hay cosas por decir sobre él y sobre su pensamiento, que es muy actual".