Planeta. Barcelona. 2011. 520 páginas, 22 euros

Nunca, en toda la historia de Argentina, un Presidente tuvo más poder político y económico que Néstor Carlos Kirchner. Ni siquiera Juan Domingo Perón. Ni, mucho menos, Carlos Menem". Con esta afirmación, que trata de probar en las 518 páginas siguientes, abre el periodista argentino Luis Majul el prólogo de su último trabajo de investigación: El Dueño. La historia secreta de Néstor Kirchner, el hombre que manejó los negocios públicos y privados de Argentina. Lo consigue sólo a medias, pero son tal cantidad de datos, opiniones, nombres y detalles que, incluso sin la pistola humeante, resulta creíble. Poco importa que, en la última lista de los mil más ricos del mundo de Forbes, no estén los Kirchner. De hecho, los únicos argentinos incluidos en ese ranking -Carlos y Alejandro Bulgheroni, propietarios del Grupo Bridas, en el número 200, con 5.100 millones de dólares, y Greogorio Pérez Companc & Family, en el número 879, con 1.400 millones- figuran entre los diez multimillonarios que más dinero han ganado a la sombra de los Kirchner (los primeros) o a pesar de los Kirchner (los segundos) desde que Néstor se hace con la presidencia de la Caja de Previsión Social en Río Gallegos, en 1983, hasta que ocupa la Casa Rosada en 2003. En cada una de las nueve partes del libro se analiza un sector estratégico (banca, juegos, petróleo, infraestructuras, transportes…) y la familia o familias argentinas que hoy los controlan gracias, en gran medida, a las tarifas, los subsidios, las regalías, las concesiones apañadas, las coimas, las amenazas y toda clase de presiones de los Kirchner y sus allegados desde que se hicieron con el gobierno de Santa Cruz en 1991. Con 200 páginas menos y una buena limpieza de nombres y anécdotas que añaden poco o nada al contenido el libro se leería mejor, pero, a pesar de su prolijidad, es un texto imprescindible para entender lo mejor y lo peor de la Argentina de hoy, quién es quién es el proceloso mundo de sus negocios y finanzas, cómo funcionan sus instituciones y por qué, a pesar de la bonanza vivida en los últimos siete años, sigue siendo un país espasmódico, inseguro y poco fiable. "Ellos (los Kirchner, Eskenazi, De Vido, C. López, L. Báez, Zannini, Jaime, R. Ulloa, G. Ferreira, O. Acosta, Uberti, Cirigliano…) le dicen argentinización, pero lo que hay es un capitalismo de amigos", confiesa Sergio Acevedo, uno de los muchos cadáveres políticos (también los hay físicos) perdidos por el camino y una de las 138 personas entrevistadas en la investigación, un trabajo de equipo. "Ellos justifican la construcción de un poder económico propio para no depender de otros empresarios nacionales o extranjeros". (p. 40) El testimonio que mejor resume la tesis del libro quizás sea el de "un alto ejecutivo del grupo industrial más importante de la Argentina" que ha negociado con todos los presidentes, desde Raúl Alfonsín hasta Cristina Fernández, y con sus ministros de Economía. Los empresarios nacionales más poderosos, señala, acudieron a Kirchner, tras su victoria en 2003, con "un riguroso esquema de nacionalización de los recursos del país". (p. 420-421).En ese grupo estaban los dueños de Techint, Arcor, Pérez Companc, Ledesma, Roggio y Clarín. "-Incluso le pusimos un título (al plan): La oportunidad Putin -añadió el ejecutivo. -¿Y por qué no la compraron (los Kirchner)? -le pregunté. -¡Sí, la compraron! Pero con una pequeña modificación en la idea original: en vez de permitir el ingreso de grandes grupos nacionales, facilitaron la entrada de sus amigos. Para ser más precisos, de los amigos de Néstor. Algunos, como Clarín, que empezaron siendo amigos, acabaron siendo sus principales enemigos. Iberia, Repsol y Telefónica pagaron caro el putinismo argentino y ninguno de los principales implicados en lo que, para cualquier observador medianamente imparcial, suena a atraco con impunidad, ha acabado en la cárcel. Ni el escandalazo de recalificación de terrenos en Calafate, donde los Kirchner se quedaron con 423.228 metros cuadrados y han construido su residencia de lujo, ha podido con la impunidad de la familia que dirige Argentina. Concluido en 2009, la edición española del libro vio la luz en Argentina pocos días después de la muerte de Kirchner, con 60 años, de un infarto en su finca calafeteña. El autor daba por hecho que Néstor habría vuelto este año a la presidencia con planes de reformar la constitución y quedarse o dejar de nuevo el sillón a su esposa en cuatro años. Muerto, nada será igual.