Image: Fernando Aramburu: Mi capacidad de confiar en individuos que han matado a más de 800 semejantes es limitada

Image: Fernando Aramburu: "Mi capacidad de confiar en individuos que han matado a más de 800 semejantes es limitada"

Letras

Fernando Aramburu: "Mi capacidad de confiar en individuos que han matado a más de 800 semejantes es limitada"

El escritor donostiarra gana el Tusquets de Novela con Años lentos, una inmersión en el convulso País Vasco de finales de los 70

30 noviembre, 2011 01:00

Fernando Aramburu. Foto: Fernando Ruso.

En Los peces de la amargura Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) intentó reflejar en diez relatos la dimensión trágica de las víctimas del terrorismo etarra. Ahora ha retomado aquel hilo en Años lentos, novela que ha sido galardonada con el Premio Tusquets, cuyo jurado ha estado presidido por Juan Marsé y compuesto por Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez, Rafael Reig y Beatriz de Moura. Esta vez su trabajo es un acercamiento "más lateral" al fenómeno de la violencia en su tierra, ya que el libro también abarca "otras cuestiones". La renuncia de los pistoleros a seguir matando ciudadanos inocentes no termina de despertar un optimismo incondicional en el escritor guipuzcoano: "Mi capacidad de confiar en estos individuos es limitada". Y de volver al País Vasco, nada de nada.

- ¿Vuelve a abordar la cuestión del terrorismo? En Los peces de la amargura se centraba en las víctimas. ¿Desde qué óptica la ha enfocado esta vez?
- Esta vez he abordado la cuestión del terrorismo de una manera algo más lateral, puesto que el cúmulo de episodios que conforman el argumento del libro se refieren también a otras cuestiones. Me he centrado en los orígenes, en el comienzo del movimiento que daría lugar al torbellino posterior.

- ¿Con qué ojos mira la situación actual, tras la renuncia a la lucha armada de la banda terrorista?
- Mi capacidad (y mis ganas) de confiar en individuos que han matado a más de ochocientos semejantes y que todavía poseen arsenales es limitada.

Sobre este asunto siempre se ha pronunciado sin ambages ni medias tintas: "El llamado problema vasco radica en que unos individuos matan, agreden, extorsionan y atemorizan a otros a fin de introducir en la historia su idea particular de la nación. Otros comparten barca y rumbo con ellos, aunque no empuñen el remo de la violencia". Ese es su diagnóstico, que no se ha modificado en esencia tras el pronunciamiento etarra. Tampoco ha cambiado su intención de permacer en Alemania.

- ¿Circunstancias así no le invitan a rumiar el retorno a su tierra, más allá de las estadías ocasionales?
- Para nada. Vivo estupendamente donde vivo, rodeado de amigos, en buenas condiciones para el ejercicio de la creación literaria. Borges escribió: "Mi destino es la lengua castellana". Yo digo con métrica similar: Mi destino es vivir en Alemania. A mi edad resulta poco estimulante cambiar para empeorar.

Ha vivido la mitad de su vida en el País Vasco y la otra en Alemania. Él resume así el efecto en su obra de esa identidad bipolar: "El primero me inspiró un libro doloroso y triste de cuentos [Los peces de la amargura], la segunda una novela [Viaje con Carla por Alemania] salpicada de episodios jocosos. La respuesta está en lo que he visto y experimentado en ambos sitios, de cuyas diferentes realidades históricas no soy responsable".

- ¿Por qué califica aquellos años (los 70 en el País Vasco) como lentos?
- Me quedó de aquella época franquista de mi infancia una sensación de marasmo histórico, de falta de novedades, de incentivos colectivos, de acontecimientos verdaderamente notables. Recuerdo los ademanes lentos del cura, los días de interminable dictadura, la resignación y el apoliticismo de la gente. Todo eso justifica, espero que adecuadamente, el título de mi novela.

- ¿Qué valoración hace de un premio así? ¿Qué peso específico tiene en el marco de los múltiples galardones literarios?
- Este es un premio que ha quedado desierto en dos ocasiones. Según mis datos, el nivel de exigencia del jurado es muy alto. Esto me honra aún más. Me siento, no lo voy a ocultar, muy halagado, mis finanzas mejorarán ostensiblemente en los próximos meses y el libro recibirá un empujoncito publicitario mayor que de costumbre. También es verdad que trabajé fuerte y duro. O sea, que no me he encontrado un billete de cinco euros en el suelo.

Colabora habitualmente con El Cultural, y está considerado ya como uno de los narradores más destacados de su generación. Es autor de tres libros de relatos: No ser no duele, Los peces de la amargura y El vigilante del fiordo, y de cinco novelas: Fuegos con limón (1996), Los ojos vacíos (2000), El trompetista del Utopía (2003), Bami sin sombra (2005) y Viaje con Clara por Alemania (2010), títulos que han sido distinguidos con el Premio Ramón Gómez de la Serna 1997, el Premio Euskadi 2001, el XI Premio Mario Vargas Llosa NH, el Dulce Chacón y el Premio Real Academia Española en 2008. Ha escrito también libros para niños como Vida de un piojo llamado Matías (2004).

Aramburu también se ha desenvuelto en el terreno de la poesía. En su currículum lucen diversos poemarios: Bruma y conciencia, Ave sombra... En 2010 preparó una antología de su obra poética. Titulada Yo quisiera llover y editada por Demipage, el volumen agrupa los versos escritos entre 1977 y 2005.

Toda la vida de Aramburu, según propia confesión, gira en torno a la creación literaria, una especie de obsesión que absorbe casi todas sus energías: "Mi vida es literatura incluso cuando duermo. Me impongo tal disciplina de trabajo que a veces me pregunto si seré mi enemigo".