Manifestantes tunecinos, durante la primavera árabe
Algunos comentaristas tienen una reacción bastante curiosa respecto a los cambios más sorprendentes, la de afirmar que eran previsibles. Sin embargo hay fenómenos que, fueran previsibles o no, nadie había previsto y ese es el caso de la transformación del mundo árabe iniciada la pasada primavera, que ahora atraviesa una etapa compleja con el enroque sangriento del régimen sirio, la resistencia al cambio de la cúpula militar egipcia y, sobre todo, los triunfos electorales islamistas en el propio Egipto, en Túnez y en Marruecos.Para comprender lo que está ocurriendo y hacerse una idea de lo que puede ocurrir, es necesario prestar atención a las noticias del día, pero también profundizar en factores estructurales que no se modifican de un año para otro, como son, en el caso del mundo árabe, la influencia de la familia extensa y de las redes de clientela, el concepto patrimonial del poder, el peso de la tradición islámica, las múltiples formas de discriminación sexual, étnica o religiosa, que surgen de convicciones arraigadas en la sociedad y también el lento avance de la sociedad civil, de los medios de comunicación independientes y de las redes sociales en Internet. Unos factores que Brian Whitaker explica con inteligencia en un libro bien documentado y de ágil lectura: ¿Qué sucede en Oriente Próximo? Whitaker es un buen conocedor del mundo árabe, sobre el que ha escrito durante años en The Guardian, pero no previó lo que iba a pasar. En ¿Qué sucede en Oriente Próximo?, cuya edición original inglesa es de 2009, ni siquiera se discute la posibilidad de que los países árabes estuvieran a punto de verse sacudidos por una contagiosa oleada de revueltas democráticas similares a las que veinte años antes habían conducido a la caída del comunismo en Europa centro-oriental. En mi opinión, ello le da una mayor credibilidad, pues no se trata de un libro escrito después de los hechos para demostrar que las revueltas eran inevitables, sino de un diagnóstico de los problemas del mundo árabe en vísperas de que se produjeran, que permite comprenderlas y también entender los problemas a los que se enfrentan las nacientes democracias árabes.
Whitaker no se muestra complaciente con los regímenes árabes, despóticos y corruptos, más eficaces en perseguir a la oposición y en acallar las críticas que en resolver los problemas y promover el desarrollo, pero no oculta que parte de esos problemas proceden de actitudes arraigadas en la ciudadanía. La convicción de que hay que favorecer siempre a los parientes, de que es necesario recurrir a lo que ellos llaman wasta, es decir el amiguismo, el clientelismo y el soborno, para resolver los asuntos, la discriminación hacia las mujeres, las gentes de piel oscura o las minorías religiosas, el apego excesivo a la tradición y la tendencia a culpar al exterior, sobre todo a Occidente, de los problemas propios, son obstáculos para la creación de un Estado de derecho democrático y eficiente que no van a desaparecer tan sólo porque hayan caído Ben Alí, Mubarak y Gadafi.
Sin embargo, ¿Qué sucede en Oriente Próximo? ofrece también motivos de esperanza, porque los problemas descritos no son específicos del mundo árabe, y porque en los últimos años muchos ciudadanos árabes han impulsado el cambio a través de organizaciones no gubernamentales, de partidos de la oposición, de medios de comunicación como Al Jazeera y de Internet, al que tienen acceso porcentajes significativos de las poblaciones árabes, que en el caso de Egipto llega a un diez por ciento.
Respecto a los últimos acontecimientos, disponemos ya de algunos libros que comienzan a ordenar la dramática información del día a día para darnos un primer diagnóstico. Entre ellos cabe destacar Crónica del nuevo Oriente Próximo, de Javier Valenzuela, uno de los periodistas españoles que mejor conocen los países árabes y que más escriben sobre ellos, como lo muestran los numerosos artículos que reproduce como apéndice. >Entre otros temas, Valenzuela plantea un tema crucial, el de la sinceridad democrática de los partidos islamistas moderados que han triunfado en las elecciones tunecinas, egipcias y marroquíes y que aseguran seguir el ejemplo del AKP, el partido que gobierna Turquía. Junto a represión del régimen de Assad en Siria, cuya ferocidad Valenzuela denuncia con firmeza, ese es quizá el gran tema de hoy.