Camilo José Cela Conde.

A Marina Castaño los tribunales le están poniendo las cosas muy difíciles. Si no lo remedia el Tribunal Supremo, tendrá que afrontar el pago de una compensación muy cuantiosa en favor del hijo de Camilo José Cela. La Audiencia Provincial de Madrid establece que la creación de las sociedades Palabras y Papeles y Letra y Tinta, dotadas económicamente con el patrimonio del escritor gallego, perjudicó los derechos legitimarios de Camilo José Cela Conde. Esta instancia judicial, que viene a ratificar lo que ya determinó en 2010 un juez de lo civil en Mallorca, fija que los bienes y derechos traspasados a ambas entidades indebidamente ascienden a 3,9 millones. Además, según el fallo publicado ayer, la donación de 3'7 millones de euros, realizada por el autor de La colmena a la Fundación Camilo José Cela de Galicia, es "inoficiosa" porque su cuantía tan elevada también menoscaba los derechos hereditarios de Cela Conde (el tribunal señala que se excede en 1'1 millones de euros).



La suma de ambas cantidades drenadas en favor de las dos sociedades y la fundación, en total 5 millones de euros, deben ser reintegradas ahora al caudal hereditario. Miguel Capellá, abogado de Cela Conde, explica a elcultural.es que ese reintegro es ya ejecutable, independientemente de que Marina Castaño recurra ante el Tribunal Supremo, algo que previsiblemente hará. "Sólo las costas judiciales no son ejecutables. Ahora tenemos que estudiar a fondo el patrimonio de las tres entidades y ver sus movimientos en los últimos año para esclarecer con precisión el montante total ejecutable". Miquel Capellá confía en que este proceso les llevará entre 4 u 8 meses y también tiene bastante seguridad en que el Tribunal Supremo, en el caso de que se llegara hasta él, validaría las dos sentencias previas: "Estadísticamente es poco común que el Supremo eché por tierra sentencias doblemente confirmadas".



Capellá recuerda cómo cuando murió Cela y fueron a identificar su patrimonio, para proceder al cálculo de la legítima que le correspondía a su hijo, catedrático en la Universidad de las Islas Baleares y también escritor, se toparon con "una serie de maniobras de ocultación que tenían como objetivo eludir el cumplimiento de los derechos sucesorios de Cela Conde". "Ni siquiera encontramos los derechos de autor", remacha. Por supuesto, esa insolvencia de Cela, un escritor de una trayectoria tan popular y laureada (ganó el Nobel en 1989), era un espejismo que inducía a las sospechas. Ahí empezó una larga carrera judicial, con muchos desencuentros en el camino (incluido el uso de un miró falso para pagar la legítima del hijo), que poco a poco se va aclarando. Aunque quedan muchos flecos todavía por cortar. Por ejemplo, si ese patrimonio que ahora toca devolver no se ha visto diezmado en este tiempo. "No tenemos ninguna garantía de que no haya sido así, pero habrá que verlo".



Entretanto, Cela Conde celebra lo que para él es una "victoria moral, que va más allá de lo económico". Así define Capellá el carácter de esta causa, originada tras lo que a su juicio fueron unos "movimientos que poco o nada tenían que ver con la voluntad íntima de Cela". Y el abogado justifica esta afirmación con una imagen: "Había que ver el día del bautizo de su nieta Camila, la hija de José Cela Conde, los abrazos y los besos que le daba su abuelo. Es muy difícil creer que la quisiera perjudicar luego". "Pero nunca hubo forma de acercarse a él y explicarle que esas decisiones podían ser muy gravosos para los suyos. Siempre hubo una barrera que nos impidió acercarnos hasta él".