Cuando hace justo un año la actualidad cultural se levantó con la noticia de la desaparición del Códice Calixtino, todo apuntaba a que la cosa quedaría en casa y a que la recuperación se produciría casi en cuestión de días. Sólo tres personas - el deán y dos colaboradores- tenían acceso al preciado libro medieval, un símbolo de la catedral y del Camino de valor incalculable, y el que lo hizo no tuvo que forzar cerraduras. De manera que las primeras hipótesis policiales señalaban que alguien de ese entorno lo habría robado mientras que los expertos en arte y en hurtos descansaban pensando que, por ser su valor tan alto, la posible venta haría saltar la liebre y se encontraría al ladrón rápidamente. Pero nada. El calendario empezó a correr y no ha sido hasta ahora, justo en el aniversario del suceso, cuando la policía ha hecho pública la detención de cuatro sospechosos.



De ellos, el principal es un electricista que trabajó durante 25 años en la Catedral. Le acompañan su mujer, su hijo y la compañera de este. Según la Policía, en la casa del detenido se ha encontrado más de un millón de euros junto a otros objetos pertenecientes al templo. El electricista, que continuaba acudiendo a misa en la catedral cada domingo, podría haber actuado como venganza tras su despido, según se aventuran a decir las agencias. Una verdadera historia.



La detención de los sospechosos se produjo el martes por la mañana, después de que la Policía intentara negociar con el electricista durante semanas, exponen fuentes de la investigación, que en cambio nada han avanzado sobre el paradero del documento, aunque mantienen que no habría salido de la ciudad y sus alrededores. El deán de la catedral, que hace un año no podía explicarse lo sucedido y que definía el robo como un atentado para el cabildo, no ha querido hoy hablar con elcultural.es. "La policía me ha aconsejado no dar declaraciones", ha pronunciado el deán en una escueta conversación telefónica.



Sí ha hablado José Manuel Díaz de Bustamante, catedrático de Latín de la Universidad de Santiago y uno de los mayores expertos en esta obra que durante años explicó a sus alumnos in situ. En su opinión, la detención es "una buena noticia, dado que los presuntos culpables tienen una cantidad de dinero casi injustificable en su casa, lo que quiere decir que cabe la posibilidad de que se haya vendido", sostiene. Sin embargo, aboga por la discreción estos días, puesto que, expone, "un ladrón asustado es más peligroso que uno confiado".



Como la Policía, Díaz de Bustamante está convencido de que el Códice sigue en la ciudad y de que la maniobra por la que fue sustraído fue de tipo interno. "No hay comprador sensato que planee este robo, aunque sí puede haber un inversor que sepa que puede comprar un artículo que quizá le interese tener en el futuro como chantaje. Pienso, por ejemplo, en algún capo de la droga. Esa gente sí puede pagar esa cantidad, que es ridícula para su valor real, por un artículo como el Códice".



Como él, Noah Charney, autor de El robo en el arte, comentaba a elcultural.es que la obra sería recuperada por ser demasiado famosa para ser vendida: "Ha habido muy pocos coleccionistas criminales a lo largo de la historia, coleccionistas que han encargado robos para sumar la obra a su fondo privado, por lo que cabe suponer que el móvil del hurto ha sido su posterior puesta en venta. En algún momento los ladrones decidirán abandonarlo, cuando se percaten de que el asunto se les va de las manos", dijo entonces. Díaz de Bustamante amplía hoy que los coleccionistas que podría haber en Europa elegirían comprar ejemplares más vistosos y no un libro cuyo valor está en el contenido.



Preguntado por la posibilidad de que el Códice haya sufrido en estos meses fuera de la Catedral, el catedrático explica que si estuvo allí durante muchos cientos de años y nunca sufrió daños, no tendría por qué haberlos sufrido ahora. "Si no se toca demasiado, no habría ningún problema. Lo que sí es grave es que esté sometido a una elevada temperatura, a una fuente de luz intensa". ¿Y si hubiera sido desmenuzado o vendido por partes? "Es muy difícil, porque no es un códice que luzca, no cabe el venderlo en cuadernillos o en pliegos porque más bien parece un ejemplo de láminas de paleografías. Tiene pocas ilustraciones y algunas alteradas en el siglo XVII. La gran defensa de estas cosas es la discreción, este códice lleva muchos siglos entre nosotros y se ha conservado gracias a que muy poca gente sabía lo que era, lo que significaba y lo que podía valer. Pero desapareció de una catedral que ha sufrido expolios y que siempre ha sido muy mala cuidadora. Si lo encuentran, deben cuidarlo como se merecía".



Finalmente, el profesor de la USC concluye que no ha debido ser casualidad el hecho de que la investigación dé un giro justo cuando se cumple el año del robo, y añade: "Hay cuatro personas implicadas que pueden cantar, es evidente que quien pueda tenerlo ahora tendrá miedo de que eso suceda".