El escritor Gore Vidal. Foto: El Mundo

No hay ni habrá estos días un obituario sobre Gore Vidal que no se refiera al escritor como uno de los intelectuales más críticos con el sistema norteamericano y su gobierno. Libre a su manera y siempre punzante, la frase no dejar títere con cabeza define a la perfección sus artículos y reflexiones. De su libro de ensayos El último imperio extraemos algunos ejemplos. Gore Vidal contra el mundo:



Clinton y Gore:

"A primera vista, son Huckleberry Finn y Tom Sawyer, y al verlos en pantalones cortos, como un par de patos vadeando riachuelos en el campo, nos damos cuenta de que no son atletas natos. Mientras el atractivo Huck parece tener el carácter tramposo de Tom, éste no parece tener carácter".



El Gobierno:

"Hemos dejado de tener un gobierno representativo. En 1966, el 51% de quienes tenían derecho a votar prefirieron no hacerlo en las elecciones presidenciales".



G. Washington y Barbara Bush:

"Un amigo cogió un billete y dijo: ¿cuándo ha puesto G. Bush la efigie de Barbara en los billetes?. Barbara y George son como dos gotas de agua. Al fin y al cabo, como siempre, todo tiene que ver con el dinero".



Johnson:

"Johnson tal vez sea el único gran humorista que ha ocupado la Casa Blanca. Dominaba la ambigüedad al estilo de Lincoln y la comicidad chabacana, y era un imitador de primera. Grabó unas setecientas horas de reuniones y llamadas en la Casa Blanca: la cosa daría para un CD propio".



Frank Sinatra:

"Era delgado, con el rostro chupado, una pajarita medio caída y el perfil izquierdo de una estatua de bronce de Donatello. Las adolescentes aullaban como bacantes al verle y oírle, y se desmayaban como viudas con el corsé ajustado".