Tatuaje, la novela inédita de Eduardo Mendicutti.

El Pequeño Museo del Escritor abre de nuevo sus puertas este jueves 13 de septiembre a las 20 horas, con un tercio más de espacio de exhibición y con la integración de nuevos objetos de autores hispanoamericanos. Rafael Azcona, Eduardo Mendicutti, María Elena Walsh, Eliseo Diego y Caballero Bonald son algunas de las nuevas incorporaciones.



El Centro de Arte Moderno, al que pertenece el museo, nació en Argentina hace 17 años, en 1995, y en 2003 se estableció en Madrid, cuenta su director, Raúl Manrique, a elcultural.es. Había ido acumulando objetos con un significado afectivo especial de "escritores a los que admiraba o a los que había conocido, algunos comprados y otros regalados, y ese material estaba guardado". Era una pena que nadie pudiera disfrutarlo, así que decidió exponerlo. Ahora son los propios autores o sus familias quienes le ofrecen piezas con un valor sentimental. La hija de Max Aub donó al museo la corbata con la que se casó su padre, encantada de encontrar por fin a alguien a quien interesara algo tan cotidiano pero cargado de significado. "Normalmente, a los coleccionistas les atraen los libros, las obras de los escritores, no elementos tan cotidianos", explica Manrique.



Marioneta de Rafael Azcona

Los nuevos objetos que se exhibirán abarcan desde piezas tradicionales, como una pluma de Eliseo Diego, hasta pertenencias más bizarras, como una marioneta de un guardia civil perteneciente a Rafael Azcona, donada por su viuda. El guionista no tenía ningún talismán, no escribía con un bolígrafo particular ni prestaba atención a alguna prenda de ropa determinada. Pero guardaba una fotografía de cuando tenía veintipico años en la que aparece toreando. El Pequeño Museo del Escritor la expone ahora, junto con un despertador de viajes del poeta Octavio Smith, integrante del Grupo Orígenes, a una pequeña escultura de una tortuga de María Elena Walsh, creadora del entrañable personaje infantil Manuelita o la copia original de Tatuaje, de Eduardo Mendicutti, su primera novela, por la que recibió el Premio Sésamo en 1973. Este libro es un tesoro particularmente preciado para la galería, pues la censura impidió que se publicara y hasta ahora permanece inédita, en parte por voluntad del propio Mendicutti, que como la mayoría de los autores no se reconoce en un escrito de sus primeros años.



Además, a la ampliación de la muestra se suma un ejemplar de la primera edición de Laberinto de fortuna, de Caballero Bonald, corregido por él mismo, y una pipa de cuando aún fumaba. Otro elemento curioso es un disquete que contiene la copia de seguridad de una novela del nicaragüense Sergio Ramírez, quien "quería marcar el salto tecnológico que han sufrido los escritores", cuenta Raúl Manrique.



El Centro de Arte Moderno consta del Pequeño Museo del Escritor, una sala de exposiciones, una librería especializada en literatura hispanoamericana y un sello editorial. "Nos financiamos con la venta de los libros y las obras de arte. No tenemos ni hemos tenido ayudas oficiales, pero eso es también porque nunca las hemos pedido. Eso nos hace independientes, para bien y para mal", declara Manrique, consciente de que se está viviendo un momento muy difícil. Sin embargo, quiere recalcar que la visita al museo es totalmente gratuita, y que ofrecen visitas guiadas, también gratis, a quien lo desee, pues las pequeñas riquezas de la galería "se disfrutan más si alguien cuenta la historia que hay detrás de cada una de ellas".