Image: Que estallen las risas, no las bombas

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Letras

Que estallen las risas, no las bombas

Arranca en Bilbao la III Semana Internacional de Literatura y Arte con Humor

2 octubre, 2012 02:00

Jorge Martínez Reverte y Lorenzo Silva en una sesión del Festival de la Risa de Bilbao 2012.

El Festival de la Risa de Bilbao celebra su tercera edición reflexionando sobre la capacidad del humor frente a la barbarie | Este año galardona a Ismaíl Kadaré, por su compromiso frente a la dictadura albana de Hoxa | Juan Bas, su creador; y Lorenzo Silva, Rafael Reig y Fernando Savater, todos invitados a la cita, reivindican la guasa en tiempos de plomo


Reír en el País Vasco no ha sido sencillo durante muchos años. La vida es dura de por sí, mucho más si hay una banda de salvajes que mata a sangre fría a todo aquel que no comulga con su vaporoso credo nacionalista. Pero, ni en los momentos más duros, han logrado extinguir el sentido del humor de sus gentes. Menos todavía en Bilbao, donde gastan una guasa ancestral en la que se combina, en equilibrio casi perfecto, la autoparodia y el orgullo (de sobra es conocido el chiste del bilbaíno que entra en una papelería a comprar un mapamundi de Bilbao). En una ciudad donde se aprecia tanto el lado jocoso del alma humana es normal que haya nacido el único festival dedicado en exclusiva a la risa, sobre todo a su plasmación en las artes, con especial hincapié en la literatura.

Este martes arranca su tercera edición, que tiene como hilo conductor una idea concreta: la capacidad del humor para enfrentarse a la barbarie. "Siempre ha sido un arma muy incómoda y molesta para dictaduras, terroristas, fanáticos, dogmáticos..., porque, al carecer de humor, no saben contestar en su mismo registro. Se sienten ridiculizados sin posibilidad de defenderse. Y eso provoca que se reconcoman de rabia", explica a elcultural.es Juan Bas, ideólogo, fundador y director del festival.

El acto que abrirá la cita lo protagonizarán los escritores Lorenzo Silva y Jorge M. Reverte (que sustituye a Paul Preston, baja en el último momento). La charla la han titulado Humor bajo las bombas. "A los dos nos interesan el humor y las bombas, aunque creo que ambos apreciamos más el primero y tratamos de indagar cómo pueden dejar de caer las segundas", comenta a este suplemento Lorenzo Silva. "Ahora bien, visto que el ser humano no pierde el hábito de bombardear a sus semejantes (veánse, ahora mismo, Al Assad y los drones del Pentágono), conviene aprender las lecciones de los que antes fueron bombardeados y en medio de los escombros acertaron a reírse, o cuando menos a sonreír, que es una buena forma de desarmar al enemigo más poderoso que tú y de espantar el miedo a que te arree el obús".

Casi todo el festival, de hecho, está estructurado así, con estas conversaciones a dos. Al día siguiente, miércoles, el testigo lo toman Andrés Trapiello y Fernando Savater. Este último recuerda a elcultural.es la figura de Voltaire como ejemplo de pensador que atacó la superstición y los gobiernos corruptos a golpe de ingenio humorístico: "Él consiguió así que mucho gente se acercara a sus postulados. Fue un gancho que le sirvió para ganar lectores que de otra manera dificílmente hubiera conseguido". Para Savater, la fuerza del humor frente a la barbarie reside en el hecho de que "contra a un argumento te puedes oponer, en cambio, contra a una sátira bien hecha es mucho más difícil".

El autor de Ética para Amador ensalza también algunos hitos humorísticos que los vascos han alzado en los tiempos duros del radicalismo etarra. "El programa Vaya semanita tuvo el valor de mofarse de esos encapuchados que tanto miedo daban cuando leían sus comunicados y que, en realidad, si conseguías abstraerte de la carga dramática que su aparición tenía, eran en el fondo tipos ridículos, como una especie de miembros del Ku Klus Klan con txapela. Hasta entonces se habían hecho muchos chistes con el Rey, con la Guardia Civil, pero no con los terroristas".

Una de las citas con más morbo es la que está prevista para el jueves. "Me costó convencerles pero al final accedieron", señala Juan Bas. Jon Juaristi y Bernardo Atxaga disertarán sobre el compromiso de los intelectuales cuando las cosas se ponen feas. El morbo proviene de los diversos avatares que ha vivido la relación entre ambos. "Son viejos amigos, que coincidieron en el grupo literario Pott, pero luego siguieron caminos muy diferentes en el ámbito político". Buena señal tenerlos juntos de nuevo, aliados de un festival con la risa como motor de partida y puerto de llegada.

De compromiso sabe mucho Ismaíl Kadaré. Y por eso los organizadores han decidido darle este año el Premio BBK-La Risa de Bilbao. "Puede llamar la atención, pero en la obra de Kadaré hay un humor negro muy kafkiano, que en su momento sirvió para denunciar las arbitrariedades del régimen comunista de Hoxa, cuando de repente te convertías en enemigo del Estado y no sabía muy bien por qué. Él lo retrató muy bien en novelas como La hija de Agamenón y El sucesor". El sábado será entrevistado por Carmen Posadas en la Sala BBK.

Otro de los invitados internacionales al festival es el Tibor Fischer, viejo amigo de Rafael Reig, que lo entrevistará para la ocasión. El escritor madrileño describe el humor de su colega británico (de origen húngaro) como "desesperado y sombrío". "Es un hombre con poca confianza en la vida y una visión del mundo lúgubre". De ahí brota la ironía del cínico sin esperanza, que sabe que, entre tanto desatino y absurdo, lo más acertado es al menos tomarse las cosas no tan a pecho.

Reig, buen conocedor de nuestra literatura, afirma que la narrativa nacional ha sido en los últimos años bastante "circunspecta". "Es algo extraño, porque tenemos una riquísima tradición de humor. No hay una sola novela importante española que no lo tenga. Está en Cervantes, en Quevedo, en Galdós. Pero los autores que salieron de la veta de Benet se pusieron demasiado trascendentes". Algo que está cambiando: "Creo que los que hemos venido después estamos retomando aquel espíritu lúdico e irónico, con especial mención para Antonio Orejudo". Él, por su parte, no se reclama heredero de aquellos clásicos: "Sólo soy un ocupa". Su carcajada al otro lado del teléfono es un buen punto y final para un reportaje sobre un festival de la risa.