El presidente Obama se dirige a los afectados del Sandy en el Estado de Nueva Jersey. Foto: Jewel Samad/ AFP PHOTO



El Sandy ha golpeado duro la costa Este de Estados Unidos. El huracán ha llegado justo cuando la campaña electoral se aproximaba a su recta final. Obama y Romney van como dos purasangres corriendo en la pista de un hipódromo, cuerpo a cuerpo, cabeza con cabeza. El presidente tiene una ligera ventaja, pero todo puede pasar el martes, día en que los americanos están llamados a votar. Los participantes en esta disputada galopada hacia la Casa Blanca han sido radiografiados por los corresponsales de El Mundo en Nueva York, Eduardo Suárez y María Ramírez. No sólo a los dos aspirantes con más papeletas para alcanzar esa meta, los dos líderes en la actualidad de los partidos Demócrata y Republicano. También figuran en su libro La carrera, publicado exclusivamente en formato digital por La Esfera de los Libros, otros ocho políticos con posibilidades en el futuro de subir a los altares del poder del que, todavía hoy, sigue siendo el país más poderoso del mundo.



Pero para la cita de la semana próxima ya sólo quedan dos con opciones. Cualquiera de ellos, en el caso de triunfar en los comicios, deberá afrontar graves problemas y conflictos. Suárez y Ramírez resumen a El Cultural los principales:

- Estados Unidos es una potencia en declive. Al menos eso dicen algunos expertos, que subrayan sus problemas para mantener el crecimiento y crear empleo después del petardazo financiero de 2008. La economía está sufriendo por la polarización entre los dos grandes partidos, que impide al presidente sacar adelante su programa e iniciar una reducción del déficit público necesaria a medio plazo. Las restricciones migratorias son un problema muy grave porque limitan la llegada de personas brillantes que podrían enriquecer a las empresas estadounidenses y favorecer la inmigración. El despertar de China se ha llevado muchos empleos industriales al Lejano Oriente y está socavando aún más si cabe el nivel de vida de la clase media en estados como Ohio, Michigan o Wisconsin, donde las grandes empresas ejercían como una especie de Estado del Bienestar ofreciendo seguro médico a sus empleados y cierta seguridad.



Sin embargo, aunque el porvenir se perfila al fondo con mucha nubes negras, La carrera no se regodea en esas oscuridades. Al contrario, también enuncia la tremenda capacidad del joven país para salir del paso en las dificultades: "En el libro ofrecemos una visión optimista del país y de sus políticos. Mucho más creativos y talentosos que los europeos. Aquí nadie medra haciendo méritos en la burocracia de los partidos sino guiado por su propio talento. Esa es una lección maravillosa que deberían aplicarse los políticos españoles. Aunque sería necesario un cambio estructural".



La lectura de La carrera resulta especialmente interesante para ir más allá de las fachadas acuñadas en el inconsciente colectivo con cuatro trazos gruesos sobre la personalidad de los dos contendientes. Por ejemplo, Romney no es sólo ese mormón moralista y empresario multimillonario que muchos europeos ven en él: "Ambas características son ciertas. Pero hay un lado muy interesante de Romney que nosotros abordamos en el libro. Su trabajo solidario como obispo de la iglesia mormona, que le llevó a ayudar a muchas personas con problemas de su comunidad. Sus detalles con personas que pasaban por problemas económicos. La amistad que trabó con un adolescente que se estaba muriendo de cáncer. Esas son cosas que no se ven en la campaña y que La Carrera cuenta en profundidad".



El libro también contiene mucho trabajo de campo a pie de calle. Los votantes toman la palabra para manifestar, entre otras muchas sensaciones, el desencanto con Obama, que ha ido, a juicio de los corresponsales de El Mundo, en aumento durante su mandato. "Recogemos muchos testimonios en Chicago, Pensilvania, Nueva York o Carolina del Norte de personas que creyeron en él hace cuatro años y ahora no saben si volver a votar por él. A menos de una semana de la cita con las urnas, los sondeos favorecen a Obama por margen muy pequeño y su popularidad sigue por debajo del 50%. Esto no ocurría desde que Bush padre perdió las elecciones de 1992".



Este martes saldremos de dudas. Es posible que se tenga que recurrir a la foto finish para determinar al ganador. Hay estados en los que las fuerzas están muy, muy parejas. En ellos estará la clave. El factor Sandy, inesperado, también puede jugar su papel en el resultado. "En principio, una crisis nacional beneficia al presidente mientras no se perciban lagunas en su gestión. A Barack Obama le puede beneficiar particularmente su aparición en Nueva Jersey con el gobernador Chris Christie, republicano y hasta hace unos días uno de sus principales críticos. La imagen de unidad tras una campaña tan agresiva puede mejorar la imagen del demócrata". Veremos.