Retrato de Foster Wallace. Foto: E.C.



Un economista desconocido en el mundillo de la letra impresa monta Pálido fuego, editorial de novela hard, alta literatura, tan divertida como ardua. Por placer. Y por responsabilidad. Ni de Barcelona ni siquiera de Madrid, es, ustedes disculpen, "de provincias". ¿Su nombre? José Luis Amores (Málaga, 1968). ¿El género? Nada menos que dos Foster Wallace para empezar: las Conversaciones con el malogrado escritor, que este jueves se presentan en Madrid, y La escoba del sistema, primera novela inédita en español, que estará lista en febrero. ¿De dónde sale Amores?



"Comprendo que en un país como el nuestro, colonia de becarios eternos y pasantías sine die, resulte extraño que alguien ajeno a un sector decida introducirse en él sin más bagaje profesional que el oído y meramente intuido. El truco, si lo hay, es tener un interés verdadero en hacer y decidirse a aprender haciendo". Amores amenaza además con próximas delicatessen literarias como Spurious, de Lars Lyer, Mi primo, mi gastroenterólogo, de Mark Leyner o la joya de la vanguardia literaria estadounidense, House of Leaves, de Mark Z. Danielewski, un collage compositivo del que Bret Easton Ellis afirmó: "deja sin sentido a la mayor parte del resto de narrativa. Cabe imaginarse a Pynchon, Ballard, Stephen King y Foster Wallace a los pies de Danielewski, atragantándose de asombro, sorpresa y risas, sobrecogidos".



No es una empresa editorial que apele a lectores acomodaticios. La literatura que le gusta al neonato editor pasa de puntillas en un mercado editorial tan trémulo y facilón como el nuestro. "Supongo que si nadie se decidía a traducir esas obras es porque las cuentas no salen si editas a la manera tradicional, con bastante carga de costes indirectos. La literatura que me gusta no disfruta de muchos lectores, esa es la impresión; y producir libros de estas características es caro, básicamente porque las traducciones son más difíciles conforme aumenta el nivel intelectual de la obra, y en el caso de los libros que vamos a editar ese nivel es de los más altos que cabe imaginar".



Pero a José Luis Amores, que aterriza desde el mundo del marketing no le asusta la dudosa rentabilidad de su apuesta: "Lo dijo, bien dicho, Schumacher, el economista, 'lo pequeño es hermoso'. A lo que habría que añadir que socialmente rentable. El mundo, y especialmente España, necesita un tejido productivo conformado por pequeñas iniciativas que vengan a paliar el destrozo -económico, social, cultural- que han causado las grandes corporaciones".



David Foster Wallace. El autor de La broma infinita se ahorcó el 12 de septiembre de 2008 dejando una novela inacabada (El rey pálido, Mondadori, 2012). Su literatura es extraña, gargantuesca, desnortada, tremendamente divertida. Su pecado coincide con el de otros grandes como el ignoto Pynchon o DeLillo, una aparente ininteligibilidad. ¿Por qué rinde entonces a sus pies a quién se topa con él? "¿Por crear una poética como pocos escritores han sabido y pueden hacer? ¿Por hacernos pensar al mismo tiempo que nos entretiene? ¿Por no bajar nunca el listón de las expectativas del lector, ni tratarlo de manera condescendiente ni, por supuesto, insultar su inteligencia? ¿Por no aburrirnos jamás?". Amores, al quite.



El primer libro de Pálido Fuego, Conversaciones con David Foster Wallace en edición de Michael J. Burn, agrupa las 20 mejores entrevistas concedidas por el escritor. Allí se colman las expectativas de sus más fieles lectores, que podrán rellenar los huecos vitales y literarios que se abren tras la lectura de sus obras. Pero también lo disfrutará "todo aquel interesado en saber qué se ha cocido de verdad en el país con mayor producción literaria del mundo, tanto en lo que respecta a alta literatura como entretenimiento comercial". Y es además, apuntilla Amores "un libro fundamental para quien escriba o sienta el deseo de escribir".



El periodista que busca primicias de La escoba del sistema, el siguiente lanzamiento y presumible estrella del pequeño sello malagueño, no consigue gran cosa. Y es que esta tarde, a las ocho, en la librería Tipos Infames de Madrid se leerán en primicia algunas páginas de la traducción. El editor sólo adelanta, con evidente sentido del marketing, que se trata de "un Wallace terriblemente divertido, con una forma de narrar arrolladora y una historia francamente genial. No extraña que el libro haya tenido siete ediciones en USA en los últimos años, sin contar las que ha tenido desde 1987, año de su primera publicación, y que se haya traducido al francés, italiano, alemán, japonés... Podría decirse que La escoba es el reverso de La broma infinita, o esta última el reverso tenebroso de aquélla. Lo que en una resulta triste y terrible en la otra es alegría, exultación y optimismo".



Foster Wallace, Pynchon, Danielewski, pero también DeLillo, Cormac McCarthy o William Gaddis se han visto de un tiempo a esta parte editados y reeditados en español en un mano a mano entre grandes y pequeñas editoriales esperanzador. Obras difíciles, tumultuosas, desbordantes, de culto, que no se sabe si por azar o necesidad, emergen del misterio y parecen al fin tocar el cielo del mainstream. "Ojalá tuvieras razón y el número de adeptos a este tipo de libros aumentara de verdad", suspira Amores, "sería una señal clara y medible del inconformismo de nuestra sociedad. Y te aseguro que entonces las cosas podrían empezar a cambiar".