Image: Madrid más allá de su postal

Image: Madrid más allá de su postal

Letras

Madrid más allá de su postal

Una antología de textos de 15 autores titulada Madrid, con perdón traza la cartografía literaria de la ciudad de hoy, lejos de los tópicos y muy cerca de sus barrios

15 noviembre, 2012 01:00

Boca de Metro en el barrio de Tetúan, uno de los retratados en el libro Madrid, con perdón.


Es cierto que en Madrid han sido ubicadas innumerables tramas de novelas (incluso algunas veces la propia ciudad ha sido la máxima protagonista) y diversos ensayos han escrutado su evolución y su poliédrica apariencia. Galdós (Miau, Misericordia...), Baroja (sus tres títulos de La lucha por la vida, Cela (La colmena)... Son algunos autores que vienen rápido a la cabeza cuando se piensa en la capital asociada a la letra impresa. Umbral también, por supuesto, con su famosa Trilogía de Madrid. Y Juan Eduardo Zúñiga, con sus lienzos escritos sobre la guerra civil (Capital del dolor, Largo noviembre de Madrid). Y Longares, Almudena Grades, Muñoz Molina, Luis Antonio de Villena, Juan Cueto... Estos han retratado un Madrid más reciente. Muy ilustrativa ha sido también la recreación de la villa y corte elaborada por Arturo Pérez-Reverte para enmarcar las andanzas del capitán Alatriste.

La enumeración, quede claro, es consciente de su carácter extremadamente limitado. Pero sí deja entrever que no estaba para nada de más una iniciativa como la que urdieron hace un año el editor Constantino Bértolo y la escritora Mercedes Cebrián, y que ahora cristaliza en forma de libro, de título curioso: Madrid, con perdón (Caballo de Troya). "La idea era trazar una cartografía del Madrid literario de hoy. Creíamos que ya era el momento. Y que algo así no tenía por qué ser institucional, del ayuntamiento, que luego se repartiera a los turistas. Ni tampoco algo que fomentara las postales clásicas de la ciudad ni su cara más castiza", explica Cebrián a El Cultural.

El resultado parece haberlo conseguido. En total, 15 autores, entre una franja de edad que va de los veintitantos a los cuarenta y pocos, han puesto negro sobre blanco sus impresiones sobre la ciudad, abarcando los barrios y las zonas más dispares, y, por lo general, poco transitadas por la literatura. La lista de la antología, que recuerda en sus mimbres la titulada Odio Barcelona y que tanta repercusión tuvo, es larga pero conviene citarla desde el primero hasta el último de sus nombres: Mercedes Cebrián (coordinadora volumen, al que también incorpora su propio texto), Elvira Navarro, Fernando San Basilio, Esther García Llovet, Carlos Pardo, Juan Sebastián Cárdenas, Jimima Sabadú, Antonio J. Rodríguez, Óscar Esquivias, Natalia Carrero, Grace Morales, Álvaro Colomer, Roberto Enríquez, Jordi Costa y Iosi Havilio.

El retrato de conjunto, surgido tras revelar cada uno de sus retratos y unirlos todos, ofrece un Madrid "un poco feúcho", explica Cebrián. ¿Y eso? "Bueno, es que Madrid no es una ciudad preciosa que digamos, más si te sales de determinados lugares, como en este caso hemos hecho". Pero ahí está la gracia del libro en opinión de una sus coautoras, Elvira Navarro. "Es un proyecto valiente y muy original. Queda muy bien ambientar historias en Nueva York. En Madrid ya no tanto, pero si al menos lo haces en los sitios de moda y moderna, como Lavapiés o Malasaña, pues queda muy chulo. Lo bueno de Madrid, con perdón es que entra en territorios como el Paseo de Extremadura, que, digamos, no están asumidos por el lado del buen gusto o de lo cult".

En ese ensanche que corre paralelo a la Casa de Campo sitúa La extraña libertad. "Allí me instalé, después de vivir en el centro, cuando éste iba siendo cada vez más caro y terminó por expulsarme". A pesar de tener a mano el pulmón de la capital, el barrio es más bien duro. Aun así, como dijo Lawrence Durrell, "una ciudad se hace un mundo si amas a uno solo de sus habitantes". En este caso sería un barrio. Y por ahí van los tiros de la narración de Elvira Navarro.

A lo largo de las casi 300 páginas de la antología se recorre también Vallecas, el Barrio del Pilar (en concreto La Vaguada), Carabanchel, el anillo de la M-30... Jordi Costa nos mete dentro del célebre pirulí, en el que trabajaba cuando hacía Día de cine. El contrapeso a tanto entorno proletario lo ponen Carlos Pardo, que recuerdas su niñez y primera adolescencia en el Colegio Base (situado primero en el Viso y luego en la Moraleja), y Natalia Carrero, que glosa el área de Justicia. Óscar Esquivias, por su parte, lleva al lector a dar una vuelta por Tetuán, donde vive desde hace 15 años. Su relato, uno de los pocos que se mueve entre las coordenadas de la ficción pura (los demás son más ensayísticos y autobiográficos), aborda un fenómeno crucial experimentado por esta macrourbe en los últimos años: el mestizaje de sus habitantes.

"En El chino de cuatroca refleja la realidad del barrio, sin hacer costumbrismo", comenta a este suplemento. "Es la historia de un muchacho cuyos padres son ecuatorianos pero ha nacido ya en Madrid. Aun así, en sus referencias culturales sigue teniendo mucho más peso Ecuador que España". Esquivias, que ya tiene leído el libro, afirma que reconoce la ciudad atrapada en esos textos: "Está su carácter contradictorio: su modernidad y su conservadurismo; su talante zarzuelero y el vanguardista...". Y remacha: "Aunque se conozca muy bien Madrid seguro que cualquier persona que la lea verá enriquecida su mirada hacia la ciudad".

[El libro se presenta esta tarde a la 20.00 horas en La Central de Callao, en un acto en el que Manuela Villa, responsable de programación de Matadero Madrid, conversará con Natalia Carrero, Mercedes Cebrián, Álvaro Colomer, Jordi Costa y Elvira Navarro]