Menoscuarto. Palencia, 2012. 128 páginas. 13'50 euros.



Casi desconocida en España, es Mónica Lavín (Ciudad de México, 1955) una afamada narradora en su país, donde ha cultivado el guión, el ensayo, la novela y el relato y el microrrelato. Lavín es una escritora cercana y con los pies en la tierra, que sabe sacar partido a situaciones cotidianas que a muchos les pasarían inadvertidas. Ahí reside la fuerza de esta colección de doce relatos. No es casual que el primero de ellos, El caso estándar nos detalle el grave lío en el que se ve envuelta una becaria de antropología que marca un número de teléfono equivocado. Sacar poesía de esa realidad de a diario, colocarnos ante mundos posibles, anhelados, es lo que hace Mónica Lavín al asomarnos a la estampa de vida apartada y paradisiaca de la comuna vegetariano-nudista de La felicidad. A veces la poesía nos la brinda la nostalgia imposible del que tal vez sea la joya de este libro: Todas las playas, relato en el que se reconstruye las etapas de la vida de Julia a partir de las playas que frecuentó en la niñez, en la adolescencia y en la edad adulta. La convocatoria frustrada de esta solitaria protagonista con hijos ya crecidos, la imposibilidad de dar marcha atrás en el tiempo o repetir la magia de otros días, seduce al lector de principio a fin. El otro gran cuento, equiparable en hermosura (y en nostalgia), es, sin duda, El árbol. Un enorme árbol caído sobre el portón del jardín de la casa en medio de la noche, da lugar a que la mujer que protagoniza esta pieza tenga otra mirada/ lucidez sobre lo cotidiano y haga todo un repaso de lo que fue y de lo ha llegado a ser, ahora que las responsabilidades del mundo doméstico la atenazan y consumen todo su tiempo. El temor a que lo confiable y lo estable pueda quebrarse repentinamente en nuestra existencia es el gran asunto de fondo. Cabe aquí un homenaje a Chejov y Carver, autores que supieron narrar poderosamente acerca de asuntos aparentemente leves. Hay mucho de erotismo y gracia en el contar en"Frotar", retrato de un promiscuo irrefrenable con sorpresa final. Los deseos ocultos, la tentación de dejarse llevar y ser otra persona, alientan a la paseante del parque en El hombre de las gafas oscuras, pero sobre todo a Mayra en esa taberna de "mala reputación" del relato Ladies Bar. La naturalidad con la que Mónica Lavín habla de sexo propicia un relato tan sólido como El desayuno, con esa cita a ciegas de hotel entre una célebre presentadora de noticias y un extraño tipo con el que se cruza en una cafetería. Hermoso y trágico, sin embargo, el relato que aborda la expedición de Scott al Polo Sur.