Diego Doncel. Foto: Siruela

Premio Café Gijón. Siruela. Madrid, 2013. 244 p., 16,95 e. Ebook: 7'99 e.



Doble historia, de amor y de crímenes, enlaza Diego Doncel (Malpartida, Cáceres, 1964) en Amantes en el tiempo de la infamia. Una famosa bailarina y un científico entablan una vehemente relación en los años del auge del nazismo poco antes de la gran guerra. Ella tiene raíces judías y sus padres han sido cruelmente asesinados por motivos ideológicos. Él trabaja al servicio del Reich en investigaciones médico químicas de terroríficas consecuencias. Ambos se ven enredados en una intrincada trama de espionaje y de persecución de los servicios secretos. Sus vidas, que corren riesgo mortal, encuentran un bálsamo en su abnegado idilio. Tras la contienda, y superadas nuevas graves adversidades, podrán al fin cumplir su proyecto vital en común. Corona, pues, la peripecia un tiempo de plenitud que premia la lealtad y la determinación e implica un mensaje positivo.



El leitmotiv de la novela, la fidelidad como principio rector de las personas, se inserta en un relato de acción repleto de intrigas, expuestas a ritmo trepidante, y con numerosos cambios de escenario. La maldad nazi agrega un componente de denuncia con la peculiaridad de abordar los motivos de quienes participaron en el horror antisemita por equivocado patriotismo y supieron rectificar. Otra vertiente del libro lo acerca a la narrativa psicologista y aborda la venganza como motor del comportamiento humano. Con estos variados elementos,Doncel monta una narración amena, de lectura fácil y que plantea interesantes problemas individuales, colectivos e históricos. Pero son demasiados los recursos que la hacen tributaria de la literatura de consumo (golpes de efecto, cierto grado de maniqueísmo, exotismo cosmopolita...). Su estructura es típica de un convencional relato de género, a pesar de que su autor imaginario presuma de aportar una novedosa "instalación narrativa conceptual", modalidad narrativa para mí enigmática y que se reduce a la ingenuidad de incorporar al libro algunas ilustraciones. La sencillez del lenguaje, aquejado de algunos tópicos, está en el límite de la pobreza funcional. En fin, una buena y absorbente historia, aunque esté montada y resuelta con pericia, no basta para hacer una buena novela.