Los mejores del Salón
Llega el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, la más importante cita sobre este medio en nuestro país, ya en su trigésimo primera edición, y parece que todos nos sentimos invitados a hacer balance del momento que atraviesan sus editoriales, sus autores, sus contenidos, sus lectores y sus ventas. Estas son las estrellas del Salón.
Micharmut, reportero de la angustia
Sólo para moscas (Ediciones del Ponent)
Juan Enrique Bosch Quevedo, Micharmut (Cabañal, Valencia, 1953), es, para los grandes especialistas del noveno arte, "el genio" del cómic español, aunque al Salón del Cómic irá, sobre todo, a firmar.
La idea original de su último libro, Sólo para moscas (Ediciones del Ponent) nace en 2008, cuando el historietista "andaba dibujando el extrarradio de la ciudad. El impacto de la crisis del sistema me pillo haciendo apuntes de gatos al sol y desconchados de fachada. Fue tal la negrura que se avecinaba que decidí dibujarla. El hacerlo mediante un blog le daría inmediatez. Sentirme como un reportero de la angustia". A su juicio, existen hoy pocas razones para el optimismo porque "la historieta en España está perdiendo su sentido lúdico bajo una avalancha didáctica y de episodio ejemplar. En realidad, en estos últimos tiempos se tiende a ilustrar textos y se va dejando a un lado el propio lenguaje de la historieta. Puede que nos aguarde el analfabetismo visual. Esperemos que no sea así". Quizá por eso, admira a todos los jóvenes que se dedican "a una profesión inexistente como ésta, por debajo de la fontanería: es digno de reconocimiento, toda una proeza".
Miguelantxo Prado y la memoria
Arladén (Norma)
Después de unos años alejado del medio, Miguelanxo Prado (La Coruña, 1958) regresó en 2012 con fuerza gracias a Ardalén (Norma), un álbum que opta al premio al mejor de 2012, y que narra la historia de Sabela, una mujer de mediana edad que, investigando su pasado para escapar de sus propios fantasmas personales, llega a una aislada aldea gallega. "Es una historia en torno a la memoria personal -asegura al autor en su web-. La memoria como esencia de nuestra existencia, de la percepción de nuestra propia vida. Puede sonar filosófico pero, al final, se trata de un puñado de seres humanos que se ayudan y se hacen daño unos a otros, algunos llegan a quererse y todos se aferran a sus recuerdos para intentar evitar el naufragio".
David Rubín, otro héroe es posible
El héroe 2 (Astiberri)
¿Se puede recuperar un mito como Hércules en pleno siglo XXI, para "a través de él, hablar de la diferencia de clases, la corrupción de los poderosos o la búsqueda del sentido de la vida". David Rubín (Orense, 1977) cree que sí: también los responsables del Salón del Cómic, que han seleccionado El héroe 2 (Astiberri) como candidato a Mejor obra de autor español publicada en 2012. "Este cómic nació -comenta su autor- porque un género que es primordial en el cómic, como es el superheroico está, en su mayor parte, echado a perder, se ha vuelto aburrido, sin ideas, sin emoción. Y con El Héroe pretendo brindarle un homenaje y, por otro, demostrar que se puede hacer otro tipo de cómic de superhéroes, más complejo y adulto, y al tiempo lleno de emoción y furia". Y como buen héroe, destaca que a pesar de todo, "a nivel de calidad el cómic español actual está viviendo su mejor época, igual que a nivel de propuestas editoriales, de estilos y de modos de enfocar y entender este Arte. Además, hay más títulos que nunca de autores españoles en el mercado"
Max, cómic "de autor"
Vapor (La Cúpula)
Hablar de Max, es decir, de Francesc Capdevila (Barcelona, 1956), es hacerlo de un artista que se ha dedicado a la ilustración, el diseño y la historieta. Candidato al premio del Salón a la mejor obra de autor español publicada en España en 2012 por Vapor (La Cúpula), ahora recuerda en el origen del libro está una relectura de La tentación de San Antonio, de Flaubert, "y es una reflexión sobre la posibilidad -o la imposibilidad- de huir de la actual sociedad del espectáculo y su abrumador -y vacuo- ruido de fondo". A juicio del creador, "desde el punto de vista creativo es un momento dulce, qué duda cabe, pero la industria del cómic en España siempre ha sido demasiado frágil y en las actuales circunstancias económicas no veo demasiadas razones para el optimismo". Un mundo en el que nii mercado ni ideología parecen jugar un papel determinante ahora mismo, pero sí la asunción por parte de una gran mayoría de autores de los postulados de la creación personal e independiente, es decir, el cómic "de autor".
Álvaro Ortiz, entre cenizas
Cenizas (Astiberri)
El zaragozano Alvaro Ortiz (1983) es uno de los favoritos a conquistar el premio al mejor álbum del año del Salón gracias a Cenizas (Astiberri), "una historia loca sobre tres amigos que se juntan después de años sin verse para llevar las cenizas de un cuarto amigo muerto a un punto misterioso marcado en un mapa. También salen un mono y unos cowboys", destaca el autor. Su juventud explica quizá su confianza: cree que aunque "todo podría ir siempre un poco mejor, es un buen momento para el cómic español, con grandes obras que no hubiesen tenido cabida hace unos años. Hay gente haciendo cosas MUY buenas ahora." Y dice más. Que aunque los tebeos hoy "no tengan tanta visibilidad, poco a poco la cosa va mejorando." Y que el auge del libro ilustrado demuestra cómo "en un momento en el que las cosas tiran a lo digital la gente querrá que lo que quede en papel sean cosas interesantes y bonitas de ver, y ahí el libro ilustrado tiene bastantes puntos".
Oriol Hernández, venganza y amor
La piel del oso (Norma)
Candidato a autor revelación español del año y al mejor album publicado en 2012 por La piel del oso (Norma), Oriol Hernández (Tarrasa, 1983) ha comentado que él "gráficamente quería hablar del paso del tiempo en las personas, del peso del pasado. Todo lo demás es fruto de Zidrou, [el autor del guión], y nos habla de amor, de venganza, de esperanzas que no mueren y de sueños rotos". "Dentro de lo que es el modo en como me salen las cosas, eso que llaman estilo, yo he procurado hacer fondos más realistas, para transportar al lector y personajes "raros"que me parecen los más atractivos de dibujar. Según el guión ese estilo se adapta para dejar lugar a cosas diferentes y que el dibujo siempre esté al servicio de la historia". Por otra parte, reconoce que el cómic español vive un momento complicado y que, aunque "cada vez va mejor, parece que cada paso es muy complicado, cuesta mucho abrir mercado, pero pienso que hay mucha gente con ganas de hacer las cosas bien".
Laura Pérez Vernetti, o el desasosiego
Pessoa & Cia (Luces de Gálibo)
De Laura Pérez Vernetti (Barcelona, 1958), "Laura", se sabe que es una de las grandes de la historieta gráfica española, y que ha hecho de la fusión entre dibujo y literatura su seña de identidad. Valga como muestra Pessoa y Cia (Luces de Galibo), una novela gráfica sobre la vida y la obra del poeta portugés, basado sobre todo en fragmentos del Libro del desasosiego y de poemas de sus cuatro heterónimos (Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro De Campos y Bernardo Soares). Su diagnóstico, en cambio, es sosegado: aunque "por parte de ciertos sectores académicos de la cultura hay un menosprecio hacia el joven arte de la Historieta, el cómic español, en la situación general de crisis que vive toda la cultura y la sociedad española, goza de mejores expectativas que otros sectores de la cultura, y cada día tiene una mayor resonancia en otros mercados internacionales." Y apunta una salida para el sector, cada vez más pujante, el libro ilustrado, "una nueva vía de lectura visual y literaria que ha conseguido acercar al mundo de la historieta a un gran número de lectores de Literatura que anteriormente ni se acercaban a las estanterías de una librería de cómics".
Carlos Giménez, de homenaje
Pepe (Norma)
En este país enfermo de desmemoria, sorprendió que Carlos Giménez (Madrid, 1941) dedicase su último libro, Pepe (Norma) a rendir "el tributo que se merecía a uno de los artistas más grandes que ha dado este oficio de hacer tebeos. Cuando José (Pepe) González murió, fuera de la profesión prácticamente nadie se enteró de que habíamos perdido a uno de los artistas más grandes y más polifacético de este país. Pepe González fue conocido más que nada por sus comics de Vampirella pero en palabras de su buen amigo el gran portadista Enric Torres: 'La gente que creyó conocerle no tiene ni idea de lo que fue Pepe. Conoce lo que dibujó y alguna que otra cosa, pero lo que nadie sabe es que, como artista, Pepe tenía facetas mejores que las de dibujante'. Cuando a Giménez, mítico autor de Paracuellos o Barrio, se le pide un diagbnóstico del mundo del cómic es contundente: "en estos momentos -dice- a no ser que seas banquero, político o cura, pocas razones tenemos nadie para mostrarnos optimistas. Y en el ranking de los optimistas, desde luego, los dibujantes de tebeos están en el último puesto. Un solo dato: Hace ya muchos años que no existe en España ninguna revista de comic en los quioscos".