Detalle de una de las páginas de La vida sublime, la primera biografía de Thoreau en cómic, que en España publica la editorial Impedimenta.
No es casual este regreso a los bosques de Thoreau, a su trascendentalismo, a su pasmo ante el espectáculo de la naturaleza, a su visión del individuo como valor máximo, a su lirismo, a su rebeldía contra la injusticia política, a su aspiración de vivir una vida frugal, de espaldas al dinero, ajena al consumismo. En el contexto de la crisis económica y de la amenaza ecológica, tenía sentido que el filósofo, un indignado al fin y al cabo, emergiera de su cabaña para contarnos algunas verdades.
Después de tres ediciones de Cartas a un buscador de sí mismo, los responsables de Errata Naturae quisieron recuperar para los lectores españoles Walden, piedra angular del pensamiento ecologista y un clásico fundamental de la literatura norteamericana. En ella, Thoreau narraba su vida durante dos años en los bosques, con el único objetivo de "vivir deliberadamente" y de ver si con esta experiencia podía descubrir aquello que la vida tuviera que enseñarle ("no fuera que cuando tuviera que morir descubriera que no había vivido", se autoadvertía). Con esta nueva edición, el sello ha querido corregir algunas carencias de las anteriores, ampliando las notas al pie y recuperando una cierta belleza del lenguaje que se había ido perdiendo en la traducción. Además, el libro ofrece por primera vez un formato de lectura cómodo, pues las ediciones supervivientes eran de bolsillo. Hernández considera que Thoreau es un pensador referencial "por su defensa de la insubordinación civil frente a los excesos del Estado y las injusticias de la justicia", dos cuestiones que a su juicio casan bien con esta temporada de Congresos blindados.
¿Qué habría pensado el autor, por ejemplo, sobre los escraches?, se pregunta el editor, que recuerda que Thoreau fue el primer norteamericano que defendió públicamente al Capitán Brown, líder de un grupo de rebeldes que rescataba con acciones violentas a esclavos para liberarlos en Canadá. "Hoy existen otras formas de esclavitud, uno puede ser esclavo de un banco, por ejemplo. Desarrollar acciones más allá del marco legal es importante para entender el contexto de ciudadanía. Por tanto, esta es una reflexión que está presente, como lo está el ecologismo, pues Thoreau ya se percató en su tiempo de los riesgos que amenazaban al planeta y defendió la tierra como un bien común", amplía.
El interior de la cabaña de Thoreau junto al lago Walden.
Según Redel, la vuelta de Thoreau al presente tiene motivos similares a los que se dieron cuando la contracultura de los setenta lo sumó a sus referentes. "Hoy, como entonces, asistimos a un cambio de paradigma, a una explosión de la sociedad de consumo, a la pérdida de unos valores que habían imperado y, con ello, a la búsqueda de nuevas maneras de actuar. Ahora nos estamos dando cuenta de que el estado de bienestar no volverá a ser lo que era y de que las estructuras sociales ya no sirven. El inspirador Thoreau nos anima a buscar la respuesta en uno mismo y nos exige una visión más ética de las cosas".
Daniel Moreno, de Capitán Swing, reconoce que ya le tomó cierto cariño al escritor en los años de universidad, cuando lo estudió junto a Whitman y Emerson en una asignatura sobre Trascendentalismo. "Tenía muchas ganas de sacarlo desde que descubrí que una editorial norteamericana había hecho una magnífica edición "resumida" de El diario. Este libro siempre me pareció la pieza perfecta de Thoreau; lo fue escribiendo durante toda su vida y en él se resume todo de la manera más bella, ágil y sencilla". Moreno cita a Casado de Rocha para aludir también a los paralelismos de su producción literaria con nuestro tiempo: "Sin ir más lejos, convulsiones bancarias y sociales con consecuencias desastrosas, así como ciertos 'progresos tecnológicos' que parece que nos alejan como personas y que fracturan ciertas relaciones que las redes comunitarias nos han estado proporcionando durante milenios. Esto último se ve muy bien en Thoreau, en el desasosiego de una sociedad en la que se ha fracturado la parte de nuestra alma que nos conecta con los demás y con la naturaleza. Estamos, por así decirlo, en un momento trascendente. El trascendentalismo tiene algo de contracultura que nos atrae... de contracultura con mayúsculas. Thoreau no sólo se oponía a la cultura dominante de la época sino que tenía la capacidad de proponernos nuevas formas alternativas de vivir una buena vida, y en momentos como este me parecen reflexiones muy importantes".
A la vuelta del verano, Acuarela Libros reeditará la biografía del filósofo que lanzó hace unos años cuando, como explica Javier Lucini, ya se hablaba del origen de la resistencia pasiva y de la desobediencia civil, hoy dos conceptos de completa actualidad. Sin embargo, el diálogo que ahora Thoreau mantiene con el presente es mayor porque, explica el editor, incorpora el desencanto pero a la vez es muy vitalista y brinda al lector un punto de vista esperanzador que, con toda esta debacle, se hace necesario. Lucini no se olvida de reseñar, además, sus cualidades como prosista, que han sabido apreciar escritores como Paul Auster y Joyce Carol Oates. Por último, celebra la coincidencia en el mercado de varios títulos: "El de Impedimenta, por ejemplo, está muy bien, porque más allá del Walden tiene una biografía muy desconocida, está bien saber qué hizo, qué dijo... y también era necesario que una editorial como Errata Naturae relanzase esta obra, porque no había una edición decente y es un libro que apetece tener".